Fane estaba apretando los dientes, sin querer rendirse. Al mismo tiempo, Wesley había entrado en la Sala de las Siete Estrellas y saludaba a los demás discípulos. Se estaba convirtiendo en toda una celebridad allí. Aunque había provocado a un discípulo informal recién reclutado, y no era bueno hablar de ello, Wesley no se sintió avergonzado por hacer eso, porque lo hizo bajo la pretensión de una supuesta rectitud. Le dijo a cualquiera que estuviera al alcance de su oído que un incompetente como Fane no merecía tener su propia habitación, y lo hizo en nombre de la justicia.

“Hermano Chaz, ¿también estás aquí para recibir una asignación? ¿Encontraste alguna misión nueva e interesante? Acabo de gastar los últimos trescientos puntos de mi asignación. Pienso ir a la Sala de Técnicas y Habilidades Marciales para canjear una técnica de arte marcial de nivel rojo elemental cuando tenga suficientes puntos”, dijo Wesley.

Chaz se dio la vuelta, miró a Wesley y dijo: “No, no vine para eso. No cr