7. Solicitud de amistad

En otro país, Nicole recibió una solicitud de amistad de Agustín . Había esperado 27 días para buscarla. Ella, por su parte, ya había visto su perfil desde la cuenta de su madre, pero decidió esperar pacientemente. Nicole sabía que si él buscaba la manera de contactarla después de conocerse a través de una videollamada, sería porque sentía lo mismo que ella.

Sin pensarlo, ese día llegó. Era 28 de enero. Ella sabía que era su cumpleaños; ya lo había escuchado de su madre.

Así que, con antelación, ella preparó un hermoso letrero de "Feliz Cumpleaños". Se tomó una foto vestida de manera casual, con un vestido de mezclilla corto y de mangas largas. Llevaba el cabello suelto, dejando de lado su flequillo. Y, por supuesto, no podía faltar su hermosa sonrisa.

Cuando una adolescente recibe una solicitud de amistad, especialmente de alguien que le interesa o admira, una cascada de emociones se desata en su interior. Inicialmente, puede experimentar una mezcla de sorpresa y curiosidad; sus ojos se abren un poco más y su corazón late con un ritmo acelerado. La mente de la joven comienza a divagar, imaginando todas las posibles razones detrás de esa solicitud.

A medida que procesa el momento, un sentimiento de alegría y excitación toma el control. Sus labios se curvan en una sonrisa amplia e involuntaria, mientras el brillo en sus ojos revela su entusiasmo. Esta aceptación de amistad es más que un simple clic; representa una puerta abierta a nuevas oportunidades, conversaciones y quizás, una conexión más profunda.

Incluso puede sentir una ligera ansiedad, preguntándose cómo se desarrollará esta nueva relación y esperando que sea positiva. Sin embargo, la emoción de la novedad y la esperanza de lo que está por venir predominan. Al final, aceptar la solicitud de amistad se convierte en un momento de pura felicidad y anticipación, un pequeño pero significativo hito en su vida, y en la historia que escribirá junto a Agustín.

Nicole conversa fluidamente con Agustín hasta que él le pregunta si el azul sigue siendo su color favorito. En ese momento, ella se queda en silencio por un instante, su mirada se desvía hacia el horizonte y una expresión pensativa aparece en su rostro. Después de unos segundos, responde con una sonrisa leve:

—Sabes, Agustín, el azul siempre ha tenido un lugar especial en mi corazón. Me recuerda al cielo despejado y al mar tranquilo, pero en especial me recuerda a tus lindos ojos.—

Nicole y Agustín se conocieron gracias a la amistad que sus madres desarrollaron y se vieron por primera vez en una de esas videollamadas que como amigas hacían, esto fue el primer día del mes de Enero.

Ambos eran estudiantes de preparatoria, Agustín 3 años mayor para Nicole y aunque vivían en países diferentes, rápidamente encontraron muchos intereses en común.

Durante casi un mes, su relación virtual floreció a través de mensajes y videollamadas diarias, sin importar cuán largo pudo ser su día se daban el tiempo necesario, sea en la mañana muy temprano o a altas horas de la noche, no importaba si esta era de 3 minutos o de una hora, lo realmente importante era estar en contacto.

Nicole era una estudiante dedicada y pasaba la mayoría de su tiempo libre estudiando o trabajando en proyectos escolares. Le encantaba la literatura y solía compartir con Agustín fragmentos de los libros que leía. A su vez, él le contaba sobre su pasión por el fútbol. Agustín era ahora el capitán del equipo de fútbol en el que jugaba pues dedicaba muchas horas a entrenar y jugar partidos los fines de semana.

Una de sus primeras conversaciones fue sobre una tarea de biología que Nicole tenía que entregar. Agustín, aunque no era su materia favorita, trató de ayudarla buscando información en internet. Nicole le agradeció su esfuerzo y le prometió que le contaría cómo le había ido en cuanto recibiera la calificación.

Una noche, después de uno de sus partidos, Agustín le envió un mensaje emocionado a Nicole: "¡Ganamos el partido! Metí dos goles y uno de mis compañeros me dijo que fui el jugador del partido". Nicole, que estaba estudiando para un examen, dejó de lado sus libros para felicitarlo y escuchar todos los detalles del juego. Agustín le describió cada jugada con pasión, y Nicole, aunque no sabía mucho de fútbol, disfrutó escuchándolo.

A medida que pasaban los días, sus conversaciones se volvieron más profundas. Hablaban de sus sueños y aspiraciones. Nicole quería estudiar Medicina en la universidad y Agustín soñaba con convertirse en futbolista profesional. También compartían sus preocupaciones y miedos. Nicole estaba nerviosa por sus exámenes finales, y Agustín se preocupaba por una lesión en su tobillo que podría afectarlo en los próximos partidos.

Un día, Nicole le envió un mensaje que decía: "Hoy recibí mi calificación de biología, ¡saqué un 9! Gracias por tu ayuda". Agustín respondió con emojis de celebración y le contó que su equipo avanzó a las semifinales del torneo en el que estaban participando además que esto servía para poder subir de categoría. Ambos se alegraron por los logros del otro y sintieron que, aunque estuvieran lejos, se apoyaban mutuamente en todo momento.

A inicios de febrero , Nicole y Agustín se dieron cuenta de cuánto significaba su amistad. Decidieron seguir en contacto y prometieron que algún día se conocerían en persona. Mientras tanto, continuarían compartiendo sus actividades escolares y deportivas, fortaleciendo un lazo que, aunque virtual, se había vuelto muy real para ambos.

Con San Valentín acercándose, ambos sabían que querían hacer algo significativo para sorprender a su amigo virtual, pero la distancia les planteaba un desafío que estaban dispuestos a superar.

Nicole, no podía contener su emoción. Cada vez que pensaba en Agustín, su corazón latía con fuerza. Sentada en su habitación, rodeada de libros y papeles, se preguntaba qué podría hacer para transmitirle a Agustín cuánto significaba para ella. Finalmente, decidió crear un álbum digital, lleno de fotos, citas de sus libros favoritos y pequeños mensajes personales además de frases de sus canciones favoritas.Pasó horas seleccionando cada detalle, asegurándose de que reflejara la profundidad de sus sentimientos. Al terminar, se sintió satisfecha y emocionada, ansiosa por ver la reacción de Agustín.

Por su parte, Agustín, desde Uruguay, también estaba lleno de entusiasmo. Quería sorprender a Nicole con algo que demostrara cuánto la apreciaba. Se le ocurrió la idea de escribirle un poema personalizado. Pasó noches enteras eligiendo las palabras adecuadas, tratando de captar la esencia de su conexión y la magia de su amistad.

El día de San Valentín, ambos se despertaron con una mezcla de nervios y emoción. A la misma hora, se conectaron a la videollamada que habían programado. Nicole, con una sonrisa radiante, le mostró a Agustín el álbum digital. Sus ojos se iluminaron al ver cada imagen y leer cada mensaje; no podía creer el esfuerzo y el cariño que Nicole había puesto en ese regalo, eran sus capturas de pantalla de cada video llamada, fotografías que él le envía, y fotografías de ella. A su vez, Agustín recitó su poema con voz suave en el expresaba todo cuanto lo hacía sentir, Nicole estaba conmovida hasta las lágrimas, sintiendo que la distancia se desvanecía en ese instante.

A pesar de la distancia que los separaba, Nicole y Agustín lograron convertir ese San Valentín en un día memorable. Ambos eran conscientes de que su amistad era singular y que, con creatividad y amor, podían superar cualquier desafío, siendo la distancia el primero de ellos.

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