Estaba demasiado entretenida con este libro, me había leído toda la trilogía en menos de un mes, me enfocaba en tener mejores hábitos de lectura, así mismo, planeaba escribir un libro como tema principal en la biología; no me equivoqué al elegir esta carrera, es una vocación que he tenido desde siempre.
Salí de clase después del mediodía, mi estómago estaba vacío; la presión y el estrés de la universidad me impedía tener tiempo para llevar una alimentación adecuada, incluso pasaba todo el día solo con agua y galletas de miel. Cerré mi libro y me dirigí a buscar a Charlotte, caminaba lentamente y sin prisa, al final del pasillo me encontré con una figura masculina que se me hacía muy familiar, al verle el rostro supe que se trataba de Auguste, mi compañero que en pocas ocasiones me encuentro, no quise saludarlo, no tengo mucha comunicación con él, y la última vez fue un poco incómodo, pero esta vez él se atrevió a hacerlo.
— ¿Mircella verdad? — Afirmé con un gesto.
— ¿Tienes equipo de trabajo? me refiero al que te comenté del video que toca hacer para la clase de literatura.
— Aún no, mis compañeros son... difíciles de trabajar — respondí fríamente.
— Si quieres podemos trabajar juntos, tengo algunas ideas que te podría mostrar—Dijo un poco emocionado, tan solo un poco.
El chico callado, aquel que siempre es solitario y parece tener mal carácter, decide tener la voluntad de trabajar conmigo. Qué maravilla.
— ¿Por qué conmigo? Pensé que te gusta trabajar solo.
— A veces no encuentro la persona indicada para trabajar, siento que... no son aplicadas, además eres la primera de la universidad que me habla este año, pensé que sería algo bueno trabajar contigo. —acepté, porque a pesar de todo, él era buen estudiante, el docente nunca se quejaba de él, no participa en clase, pero cumplía con todos los deberes. También acepté por otro motivo.
Fuimos a la biblioteca para empezar lo antes posible aquel proyecto, cuando llegué me sentí mareada, no había comido lo suficiente y adentro hacía mucho frío, más que el clima de hoy.
Saqué unas galletas que guardaba en la mochila, comí sin que nadie se diera cuenta y buscamos un lugar libre donde nadie pudiera molestarnos.
— Y bien, primero que todo quiero que me cuentes de ti. — Fue lo primero que dijo recién llegamos.
— ¿De mí? pensé que vendríamos a trabajar.
— Es parte del trabajo — dijo dedicando una gran sonrisa.
— Bueno yo...— empecé a dudar que debía decirle sobre mi vida y lo que no — Tengo 21 años, nací en esta ciudad, tengo un hermano mayor, lo considero mucho más que eso, ha sido mi tutor, mi padre y madre a la vez, mi amigo, todo.... en fin, él ahora viaja constantemente a diferentes lugares, en ocasiones me visita. Vivo con mi mejor amiga. Acerca de los pasatiempos...— pensé un segundo — amo leer y hacer mucho deporte, me gusta la natación y todo lo relacionado, no suelo salir mucho, soy una persona de pocos amigos, considero que es mejor calidad que cantidad.
Anotaba algo en un cuaderno pequeño, ¿Por qué lo hacía? No es un interrogatorio ¿O sí?
— ¿Qué hay de tus padres? no los mencionas...
— Nunca tuve padres — lo pensé para confesarle esto a alguien que apenas sé su nombre — o bueno, en realidad si llegue a tenerlos algún día, pero no tengo ningún recuerdo donde ellos aparezcan, mi hermano dice que se fueron después de que yo nací, él no los recuerda bien, tenía dos años cuando pasó... ellos se fueron, para siempre; no sé si murieron siguen vivo, solo no están. Crecimos con nuestros abuelos, es lo que él siempre dice, tampoco recuerdo bien ese detalle. — por una vez en la vida me dolía hablar de ese tema, no puedo extrañar algo que nunca tuve, de hecho, nunca lo necesité, Henri, mi hermano, me dio todo lo que pudo a su alcance y para mí, eso es más que suficiente, tener su compañía es lo único que importa.
— Lo lamento, no quise hacerte recordar aquello — dijo avergonzado.
— No te preocupes, no me lastima; ¿Empezamos? — dije hablándole del trabajo.
— Ya está finalizado.
— ¿A qué te refieres? — dije confundida.
— Quise hacer de tarea un proyecto donde se vea lo que sienten las personas según su forma de hablar, no tienen que demostrar cómo se sienten para saberlo, por el tono de voz, cuando evita mirar directamente a los ojos de quien le preguntó, los gestos, etc. Son varios detalles que se pueden ver, leemos a las otras personas de una forma divertida, la analizamos y brevemente concluimos lo que esa persona piensa al hablar de sí misma.
— Y según tú, ¿cómo soy?
— De lo poco que me has contado, sé que, en ocasiones, cuando estás sola, te hace falta una figura paterna, al igual que una materna, es algo que nunca has tenido pero que en el fondo anhelas tener, una madre con quien pelear, un padre que te proteja, un hogar, una familia, eso lo necesitamos todos, tal vez me equivoque, pero hasta cierta parte tengo razón.
Quedé en silencio unos minutos, mirándolo intrigada.
— También — Continuó — que a veces no sueles decirles a las personas cómo te sientes, o simplemente no confías en ti misma para hacerlo o puede que te gustar llevar siempre todo el peso de los problemas, a veces, es necesario confiar en otros para que te sujeten, es sano dejar todo el peso y permitir que otra persona también lo sostenga. — hizo una pausa esperando una respuesta por parte mía a lo que acaba de decir, pero yo permanecí en silencio. —si te parece podríamos intentar otra idea para el video.
De hecho, no tenía ninguna ahora, la suya me pareció tan impresionante, algo que yo jamás habría pensado.
— Esa idea que acabas de mencionar está bien, es perfecta, pero para eso tendríamos que estudiar más personas.
— Ese será tu deber, ¿Podrías entrevistar a unas tres personas por mí? las filmas en lo posible, yo me encargaré del resto, no suelo hablar con otras personas tan hábilmente.
—¿Por qué hablaste tan libremente conmigo si no te gusta hacerlo con ciertas personas?
— Tú misma lo has dicho, "ciertas personas", eres diferente, nos vemos acá el lunes a la misma ahora ¿De acuerdo? — se puso de pie y salió.
Me quedé en la biblioteca unos minutos más, concentrada en otros trabajos y talleres pendientes, de repente escucho el teléfono vibrar en mi mochila, era mi hermano, me dejó un mensaje.
"Mircella, llámame pronto, te tengo una sorpresa"
Luego de salir de la biblioteca, intenté llamarlo, pero no atendió el teléfono, volví a insistir, pero algo lo impidió, y no solo se detuvo el hecho de que iba a llamarlo, también mi corazón, al menos por un microsegundo, al ver alguien, un hombre, quien salía de uno de los pasillos de la biblioteca. Al verme, quedó estático, como si aquel que estaba viendo era un fantasma, llevaba puesta la misma gorra que aquella persona que esperaba fuera de mi vivienda, incluso podría decir que su cuerpo era muy similar al de aquel tipo; enseguida miré directamente hacia su pierna en busca de algún tatuaje, fue inútil, hoy llevaba pantalón largo.
Antes de que se perdiera de vista, traté de ir tras él, no estaba segura de lo que hacía, o si sería peligroso, me acerque poco a poco hasta estar frente a él, sentí su aroma, era diferente, olía a una fragancia masculina muy fuerte y el tallaje de sus zapatos tampoco cuadraba con la descripción que conocía.
— ¿Quién eres? — le pregunté.
— ¿Por qué preguntas eso? — respondió temeroso, por mi parte, no dije nada más al respecto y él se marchó extraño por mi comportamiento.
—Empezó a caminar a paso rápido hasta finalmente llegar a correr lejos de mí, repetí su acción para poder alcanzarlo, cuando estuve muy cerca, tiré de su mochila fuertemente haciéndolo caer, pero pensó rápido y volvió a levantarse.
Desapareció de mi vista nuevamente, solo que esta vez no fue precavido, logré ver bien su rostro, ojos oscuros, tenía una mirada fría, la nariz era larga y gruesa, y lo más importante, tenía otro tatuaje, esta vez en su cuello, una cruz invertida, algo que no había visto antes, pero su altura… no encajaba. Huyó como si ocultara algo dejando pistas tras él.
No he desistido de buscar aquella persona que sospechosamente huyó de mí, sin embargo, por más que he intentado localizarlo no lo he encontrado, tampoco a nadie que lo conociera. Por más que me han sucedido cosas malas, he logrado hacer un nuevo vínculo con Auguste, es buen compañero, es grato tener cerca a alguien que no sea Charlotte y sentirme segura. Compartimos lo que restaba del trabajo, yo hice mi parte correspondiente para nuestro siguiente encuentro que sería en la cafetería. Allí estaba él, solitario en una mesa al fondo del lugar, me senté con la bebida que compré hace un rato, hablamos de varios temas que desconocía. Es divertido y por el momento pasaba un momento de alegría, hasta que a lo lejos divise a alguien. El chico de hace unos días, sentado a unos 10 metros de distancia, aún no se percataba de que lo estaba viendo ¿Qué hace aquí? ¿Por qué actúa como si no hiciera nada? — ¿Estás bien? te pusiste pálida de repente — preguntó Auguste confuso
El verano estaba cada vez más cerca y también el final del nivel académico; cursaba el penúltimo año de mi carrera y hasta septiembre volvería a la universidad, tenía algunos exámenes finales por presentar, y favorablemente recibía una buena ayuda por parte de Auguste, me colaboraba en ocasiones con algunas materias cuando presentaba dificultad, aunque él cursara esas mismas clases. Casi siempre estábamos juntos, aunque no lo podía llamar un amigo, no aún. Solo teníamos cosas en común por ejemplo era alguien distante a los demás y tímido. Decía que no tenía muchos amigos y le costaba hacerlos, pero conmigo se sentía seguro y cómodo, yo también debería sentirme así. Al salir de mi clase de Fisiología vegetal, sentí una figura masculina frente a mí, nuevamente se trataba de Auguste. — Podemos caminar juntos hasta tu casa— Acepté, no hubo mucha charla por parte de ambos, el camino se hizo corto, al llegar cerca a mi casa, Auguste hace un par de llamadas y se va, busco e
SEGUNDA PARTE ContigoEL SIGUIENTE ESCRITO PERTENECE AL BLOG PERSONAL DE RAPHAEL DUVAL "AHOGADO EN TINIEBLAS" QUE FUE CREADO EL 30 DE JULIO DEL 2011.
Mircella Pierce 01 de la tarde. El día del concierto fue un momento agradable, uno en el cual pude llegar a pensar que sería el mejor, donde, en cuestión de segundos se derrumbó aquella torre de felicidad que había cons
Y justo cuando las cosas parecen estar bien, la oscuridad regresa y todo vuelve a estar mal de nuevo. Mircella Pierce&
Mircella Pierce Recuérdame... &
En un mundo de caos, sé mi refugio. En ocasiones, me gustaría tener la capacidad de entender las situaciones que pasan a mi alrededor, saber por qué las personas que amo sufren, y si logro encontrar alguna forma de ayudarlas lo haría sin dudar, sin embargo, pienso que no soy necesaria y opto por esperar a que todo mejore, con paciencia. En este caso es cuando me siento así, y aunque Charlotte actúe normal, hay algo muy inquietante con ella, su rostro expresa una felicidad falsa que hace poco empecé a notar, y por muchos intentos que haga, no puede disimular la tristeza de sus ojos y como poco a poco se empiezan a apagar, como aquel azul brillante se está convirtiendo en un azul vacío como un cielo lleno de nubes grises, así como el día de hoy, que siendo verano, era un día muy apagado, ignorando eso, decidí dar un paseo en bicicleta. Volví a un lugar poco agradable para mí, una cafetería donde frecuentaba verme con Auguste, pensar en
Llegamos a un restaurante donde nos había invitado Archibald, él tenía una pequeña presentación en vivo. Hoy lo vería tocar su música por primera vez, veamos que tan bien lo hace. El lugar era agradable, había una cantidad de personas considerable para la ocasión. Estuvimos un poco cerca al escenario, pedimos un menú ligero y aguardamos el momento. Estaba Luke, había logrado acercarse más a Charlotte de lo que imaginaba, quizás después de todas las insistencias ella había aceptado una cita con él. Espero que para Archibald no sea un problema. Me gustan los dramas de parejas. Él empezó su presentación, verlo tocar el piano con tanta pasión me inspiraba. Hacía lo que amaba. Su voz era hermosa, haría el ridículo si decía que no tenía talento, su voz era más gruesa que cuando hablaba normalmente, todos estábamos encantados y alegres de verlo, la que más lo expresaba era Charlotte, al mismo tiempo ella veía mis reacciones con disimulo, aunque yo no hiciera nada fu