El verano estaba cada vez más cerca y también el final del nivel académico; cursaba el penúltimo año de mi carrera y hasta septiembre volvería a la universidad, tenía algunos exámenes finales por presentar, y favorablemente recibía una buena ayuda por parte de Auguste, me colaboraba en ocasiones con algunas materias cuando presentaba dificultad, aunque él cursara esas mismas clases. Casi siempre estábamos juntos, aunque no lo podía llamar un amigo, no aún. Solo teníamos cosas en común por ejemplo era alguien distante a los demás y tímido. Decía que no tenía muchos amigos y le costaba hacerlos, pero conmigo se sentía seguro y cómodo, yo también debería sentirme así.
Al salir de mi clase de Fisiología vegetal, sentí una figura masculina frente a mí, nuevamente se trataba de Auguste.
— Podemos caminar juntos hasta tu casa— Acepté, no hubo mucha charla por parte de ambos, el camino se hizo corto, al llegar cerca a mi casa, Auguste hace un par de llamadas y se va, busco en mi bolso las llaves y siento alguien acercarse, giro mi cuerpo por instinto y veo a aquel chico, el mismo que hice bajar sus pantalones en la ocasión pasada, aquel que creía que era mi sospechoso. Me miró fríamente y con desprecio, ese tipo me odia.
Ahora sí me asusté.
— Oye... no he tenido oportunidad para disculparme, sé que lo que hice estuvo mal, de verdad...— me tapo la boca bruscamente, su acción hizo que mi pulso se aceleraba, quería golpearlo, pero mi cuerpo no cedía mis órdenes.
— Tenías todo tu derecho. Si Mircella, yo soy Raphael. Si, se ocultar bien mi tatuaje.
Cuando escuché aquella frase sentí que todo a mí al rededor se detuvo, sentía miedo, aún más cuando no podía hacerle nada. Me miraba penetrante con esos oscuros y desafiantes ojos, aun sostenía mi boca con sus manos, tenerlo así de cerca nuevamente me hizo dar cuenta que no era el mismo quien me salvó de ser atropellada, me mostró su tatuaje, ahora sabía que yo lo reconocía por dicha característica.
Él me miró, retiró sus manos lentamente con la condición de que no gritaría, me acarició el cabello y yo solo lloraba.
— No me hagas daño...— dije suplicándole al borde de desplomarme.
— Te lo dije antes, jamás le haría daño a quien amo. —en otras circunstancias y quizás con otras personas, estaría muerta de amor por esa declaración, pero ahora no sentía nada más que desagrado y miedo.
— ¿Quién eres tú realmente? —susurré, no había nadie cerca.
— No soy nadie y no puedes hablar de mí con nadie, ni pronunciar mi nombre, menos con Charlotte. Sé que le dirás mi nombre a la policía, si lo haces puede que mueras. Yo solo busco protegerte.
— El único que puede hacerme daño eres tú, me espías, robas mi ropa interior, quién sabe qué más cosas has hecho, ¿Por qué? —Lloré suplicándole una respuesta, mi piel estaba helada. No reconozco el hecho de poder hablar en una situación así.
— Algún día te darás cuenta. Por ahora no confíes en nadie, he visto tus amistades, no son buenas, sobre todo Auguste, ¿Aún no conoces su pasado? —dijo con amargura.
— No me interesa conocerlo, es lo que es, su pasado.
— Cuando lo sepas me creerás, algún día me gustaría hablar tranquilo y libremente contigo, pero ahora debo permanecer en las sombras.
Se marchó corriendo, la forma en que lo hacía era diferente de aquella vez, y al instante descubrí algo, pero no podía decirlo aun en voz alta, y tenía que ver con el motivo que no podía denunciarlo a él a pesar de haber confesado ser Raphael.
~
Entré a la casa, Charlotte estaba en la cocina, descansaba de sus proyectos finales, me miró triste y cansada, acaba de terminar una llamada telefónica, no sé con quién hablaría, pero no era alguien agradable según pude notar. No pregunté nada, se fue silenciosa a su cuarto.
Quería decirle tantas cosas, ella sabe muy poco y cree conocer toda la verdad, sabe de la denuncia, pero no de los otros acontecimientos y quería que lo supiera, pero algo lo impedía.
Y así pasaron varios días, los mensajes de Raphael habían cesado, ninguna señal, tampoco lo veía en la universidad. Me quedé callada ante la policía, no estaba segura que él sea el mismo que ya conocía y tampoco entiendo por qué se culpó.
Seguí el consejo que me da un acosador, empecé a desconfiar de muchas personas a tal punto que dejé de mantener contacto con Auguste, con Luke, incluso Charlotte
~
Este día dormí plácidamente como ningún otro, no tuve ningún sueño extraño de los que suelen aparecer por las noches, fue un sueño tranquilo.
Durante todo el día estuve mareada, sin apetito y con pocas fuerzas de realizar actividades, tenía un examen en la universidad acerca de un libro que había leído muchas veces, "Amalia" de José Mármol, no fue complicado, traté de responder las últimas preguntas, pero el sueño me ganaba, sentía los ojos pesados, aun así, me propuse a terminarlo, entregué mi examen y salí del aula directo a lavarme la cara; ya en el baño me di cuenta que tengo unas ojeras inmensas y los ojos rojos.
¿Qué me sucedió?
Fui a la enfermería, tendría que saber si algo malo me pasaba.
— Debe ser el cansancio, las épocas finales son duras para todos, toma estas pastillas y descansa, mañana estarás mejor — solo agradecí amablemente y salí de allí mismo.
Me gustaría que solamente fuera el cansancio, aunque sabía que no lo era, podría soportarlo, siempre he tenido buena energía. Estaba segura que era algo más.
Cuando salí de la universalidad recordé que tenía que llamar a mi hermano, por mi condición lo había olvidado, a veces se me olvidaban las cosas, pero era normal, no dejaría que pasara de nuevo así que lo llamé.
— "Henri, qué alegría escucharte, lamento no llamarte antes". —Pronuncié al segundo que atendió mi llamada.
— "La alegría es mía, ¿Cómo va la universidad? ¿Cómo está Charlotte?".
— "Todo va de maravilla, algo difícil, pero estaré bien, Charlotte está perfectamente, más bien dime, ¿Qué es esa sorpresa que me tienes?".
— "¿Adivina quién compró un tiquete de tren e irá a visitarte antes del concierto?".
— "¿¡Lo dices en serio!?”.
— "¿Le mentiría a mi hermanita? Te la entregaré cuando nos veamos"
Me gustaba ver de nuevo a mi hermano, no quería que se preocupara con todo lo que está pasando, podría asustarse y obligarme a salir de la universidad, era lo que menos quería, mi futuro estaba acá. Hablamos todo el camino a casa, hizo algunas preguntas extrañas que no supe responder, mi hermano se comportaba extraño conmigo en ocasiones, siempre preguntaba cosas que muchas veces no tenía idea de que hablaba, pero así es él.
~
06 de la tarde.
Finalmente terminé otro año académico, lo celebramos con unos amigos de Charlotte en un pequeño bar, nada fuera de lo común. Sentí haberme librado de una carga, al menos por unos meses, aprovecharía mis vacaciones al máximo desde hoy, por ejemplo, en este momento estoy junto con Charlotte y mi hermano en aquel concierto, solo faltaban unas cuantas horas para empezar.
Será divertido, lo sé.
El concierto abrió con un cover de Helena de My chemical Romance; fue realmente divertido, mi primera experiencia en uno, era pequeño pero cómodo, su música era muy buena, emitían buena vibra. Siento que merecen más reconocimiento en su carrera. Por un segundo mi mirada se encontró con uno de ellos, uno de ojos azules que brillaban hermosamente, me emocioné por un lapso corto de tiempo. Al final de todo fue otro día tranquilo y a la vez divertido, el cual pude compartir con personas que amaba.
— Te dije que no te ibas a arrepentir, el concierto fue simplemente arte — pronunció Charlotte casi llorando de la felicidad y en tono muy alto por el ruido que había en el lugar.
Y así fue como se dio paso al inicio de una gran experiencia, una que puedo recordar con alegría, donde olvidé por un momento todos los acontecimientos que sucedieron tan solo hace unos meses, creo que mi vida iba a empezar a cambiar para bien a partir de aquí, espero que esta alegría no sea temporal.
Cuando el show terminó no podíamos creerlo, el tiempo pasó demasiado rápido, tendríamos que irnos, aunque no quisiéramos, así que hicimos una fila lo más ordenada posible para salir del lugar.
Henri me pidió ir con él a comprar unas bebidas, Charlotte permaneció acompañada de unas chicas que conoció, tardé quince minutos para poder verla de nuevo, visualicé mientras me acercaba que charlaba con un chico, jamás lo había visto antes, debe ser otro fan del grupo y se acercó por empatía a Charlotte. Cuando nos acercamos lo suficiente ese chico se había ido.
Aún era temprano, faltaban veinte minutos para la media noche y el concierto había apartado todo sueño de nuestro sistema, salimos los tres a cenar, moríamos de hambre, algunos restaurantes funcionaban hasta tarde. Encontramos uno cerca y entramos.
Era pequeño e informal, pero su comida era exquisita, había pocas personas dentro, la decoración de las paredes era de un tono rojo oscuro, pero el lugar donde nos situamos no había calefacción.
— Tengo un poco de frío — dijo Charlotte, le advertí que trajera un abrigo.
— Sujeta mi chaqueta, conserva el calor. —Exclamé.
Llegamos a nuestra mesa, poco después me levanté para ir al baño a lavarme las manos. Gracias a mi torpeza choqué sin querer con un joven, no me había fijado.
Creo que lo había visto antes.
Era un poco más alto que yo, la diferencia no era mucha. De cerca se podía notar que no era francés, sin duda era alemán o británico, su cabello lo llevaba tinturado, aún conservaba un poco su tono natural. Sus labios gruesos y muy rojos, ojos verdes que nunca había visto antes, pero que ya creía conocer, al parecer lo detallé bien en pocos segundos. Creo que es el que vi en el concierto hablando con Charlotte. Seguro era él.
— Discúlpame, hoy estoy un poco distraída — Aquello le causó gracia a él.
— Te disculpo si me dices cuál es tu nombre — Hablaba muy bien el francés a pesar de que no era su lengua natal.
— Mircella — dije con una pequeña sonrisa, la cual, fue correspondida — ¿Y tú?
— Me llamo Archibald, aunque prefiero que me digan Archie. Encantado.
SEGUNDA PARTE ContigoEL SIGUIENTE ESCRITO PERTENECE AL BLOG PERSONAL DE RAPHAEL DUVAL "AHOGADO EN TINIEBLAS" QUE FUE CREADO EL 30 DE JULIO DEL 2011.
Mircella Pierce 01 de la tarde. El día del concierto fue un momento agradable, uno en el cual pude llegar a pensar que sería el mejor, donde, en cuestión de segundos se derrumbó aquella torre de felicidad que había cons
Y justo cuando las cosas parecen estar bien, la oscuridad regresa y todo vuelve a estar mal de nuevo. Mircella Pierce&
Mircella Pierce Recuérdame... &
En un mundo de caos, sé mi refugio. En ocasiones, me gustaría tener la capacidad de entender las situaciones que pasan a mi alrededor, saber por qué las personas que amo sufren, y si logro encontrar alguna forma de ayudarlas lo haría sin dudar, sin embargo, pienso que no soy necesaria y opto por esperar a que todo mejore, con paciencia. En este caso es cuando me siento así, y aunque Charlotte actúe normal, hay algo muy inquietante con ella, su rostro expresa una felicidad falsa que hace poco empecé a notar, y por muchos intentos que haga, no puede disimular la tristeza de sus ojos y como poco a poco se empiezan a apagar, como aquel azul brillante se está convirtiendo en un azul vacío como un cielo lleno de nubes grises, así como el día de hoy, que siendo verano, era un día muy apagado, ignorando eso, decidí dar un paseo en bicicleta. Volví a un lugar poco agradable para mí, una cafetería donde frecuentaba verme con Auguste, pensar en
Llegamos a un restaurante donde nos había invitado Archibald, él tenía una pequeña presentación en vivo. Hoy lo vería tocar su música por primera vez, veamos que tan bien lo hace. El lugar era agradable, había una cantidad de personas considerable para la ocasión. Estuvimos un poco cerca al escenario, pedimos un menú ligero y aguardamos el momento. Estaba Luke, había logrado acercarse más a Charlotte de lo que imaginaba, quizás después de todas las insistencias ella había aceptado una cita con él. Espero que para Archibald no sea un problema. Me gustan los dramas de parejas. Él empezó su presentación, verlo tocar el piano con tanta pasión me inspiraba. Hacía lo que amaba. Su voz era hermosa, haría el ridículo si decía que no tenía talento, su voz era más gruesa que cuando hablaba normalmente, todos estábamos encantados y alegres de verlo, la que más lo expresaba era Charlotte, al mismo tiempo ella veía mis reacciones con disimulo, aunque yo no hiciera nada fu
Raphael Duval- "Auguste" 01 de la tarde. "A veces desearía nunca habernos conocido porque estás siempre presente en mi cabeza y no logro olvidarte, pero más que eso me alegro de que siempre vivas en mi mente para evitar pensar en cosas negativas. Mircella, siempre estaré esp
Si tú estás mal, yo estaré peor. Mircella Pierce 10 de la mañana Vestido color negro, sin mangas ni escote, llegaba justo hasta mis rodillas; fue hecho con suma delicadeza en material satén, un poco elegante para una fiesta cualquiera, pero dema