"La leona de León"Esa noche Milka sabía que no podría pegar ojo, mucho menos después de que León las persiguiera hasta la habitación, se asomara, se despidiera con voz neutra y se fuera sin más. No pasaron muchos minutos cuando Carly encendió el televisor y puso una película ignorando por completo el estado de la castaña a su lado. No podía describirse con otra palabra: la pobre estaba alerta, pero en calma para no terminar haciendo un alboroto cuando podría estar equivocada con respecto a sus sospechas hacia León.—Espera, espera —interrumpió la pelirroja pausando la película—. Debo ir al baño, no la pongas hasta que regrese, ¿me oyes? Si la pones se acaba nuestra amistad —dijo con mucha seriedad.—Entendido, capitana —contestó Milka con una sonrisa a medias dando una señal patriótica sin mucha energía. En el fondo no se sentía tan animada y feliz como lo había reflejado en ese instante.Las habitaciones del hotel eran espaciosas y luminosas, con grandes ventanales. La decoración era
“Los Preston”Milka se quedó paralizada en el sitio, pues ella no olvidaba detalles.La actitud extraña extremadamente amigable. La quemadura en el cuello claramente de cigarrillo. El temor de tomar la responsabilidad de su padre. La ropa sobria para no llamar la atención, camisetas repetidas una tras otra. El parafraseo de detalles personales. El extremo interés de cuidarle aunque no pareciera haber peligro aparente. El repentino aviso de su jefa dándole unas vacaciones sin justificación. El uso de dos celulares. El cansancio a pesar de pasar una “buena noche”. El aparente noviazgo sin sentido. El paquete envuelto recibido…“Haré que paguen”, “Yo me encargo”, “Dinero”, “Sí, papá”, “Mi apellido no es relevante”.“La familia Preston una vez más escandaliza a la policía con sobornos”.Preston, Preston, Preston. León Preston. La alfarería de los Preston, cerca de la zona adinerada, próxima al viñedo de los Toledo. Nuria Toledo.—No tienes que alterarte, todo está bien mientras yo lo teng
Capítulo 07"De malas con el jugador de Paintball"De todas las situaciones posibles, la última en la que Milka pensó fue en una de ese estilo; Natan, el raro e incompetente de la aplicación para citas era nada más y nada menos que el competitivo hermano de León.—No entiendo, no entiendo nada —comenzó a decir el pelinegro alzando un brazo a la vez que negaba con la cabeza—. ¿Ustedes se conocían? —cuestionó frunciendo el ceño con molestia.¿Por qué con tanto enojo de pronto?Milka vaciló un poco antes de decir:—Eeeh, algo así —y llevó su vista al piso, donde evitó a toda costa pasar una vergüenza de carácter monumental.—Milka tiene menos de doce puntos en Attemp, pero es más linda que eso, ¿no? —dijo Natan con voz bobalicona; la burla le brotaba desde los ojos lo cual resultaba ridículamente molesto.La castaña sintió como le enrojecía la cara y no sabía si de pena o de rabia; ¡ese estúpido! Le iba a dar un infarto social. Si bien, se contenía para gritar algo en su defensa, Milka n
"El fotógrafo doble cara"Milka siempre fue una chica trabajadora que ha dedicado gran parte de su vida a su carrera como escritora en una revista local. ¡Deprimente! Se le iba el yoyo. De vez en cuando a la pobre le saltaban los tornillos y escupía odio hacia su oficio. ¿Pero a quién le importa si alguien más es infeliz? ¡ja, ja!Inconscientemente, siempre buscando algo de compañía... no podía evitar sentir que le carcomía la soledad.Sí, es una idea tonta, pero seamos honestos, ¿acaso no todos buscamos lo mismo? Ella había tenido varias relaciones (románticas y amistosas) fallidas. Comenzaba a creer que nunca encontraría a alguien con quien compartir su vida, pues en su mayoría sólo se encontraba con tipejos despistados y sin propósito, nada que ella necesite en su ya atareada vida individualista.Va, mejor estar sola que con un imbécil que se saca los mocos.Esa semana Milka estaba cubriendo un evento de ropa hecho por vecinas con delirios de grandeza, esto para la revista en la q
"Tragos con el sin-apellido"Esa mañana Milka estaba sentada en su pequeño cubículo en la oficina de Mary Gary's. Era como una lata de sardinas, pero peor. Estaba concentrada en su tema, pero Carly, insistente, llamó su atención.—¿Hola? ¿estás escuchando?—Sí, claro, lo siento. ¿Qué pasó? —le preguntó la castaña, con la mirada cansada a punto de desplomarse.—Acabo de oír de la jefa que necesitamos más artículos para la próxima edición —contó Carly estresada—, ¡ah! ¡esa mujer! ¡alguien tiene que ponerle corra a bulldog!—Lo sé, ya estoy trabajando en algo —contó Milka—. El problema es que no sé si va a estar satisfecha con eso o si prefiere que monte otra sección sobre consejos para dejar las ventanas impecables.—Bueno, asegúrate de que sea bueno. La jefa está muy estricta con el contenido últimamente —insistió Carly—. Ya me rechazó dos artículo porque, según ella, no son lo suficientemente sustanciosos.Milka asintió mientras continuaba cuando de casualidad su celular comenzó a vib
"Cortina de humo"Después de un par de diálogos más, Milka y León llegaron al pequeño local de batidos orgánicos que el pelinegro había mencionado anteriormente; el lugar estaba lleno de plantas, había música de ambiente —suave y melódica— y la decoración era minimalista. Al pasar, un joven con una larga barba de leñador les recibió en la entrada amablemente.—Hiiipsteeer —susurró León por lo bajo y Milka, riéndose, le metió un codazo buscando que cerrara el hocico.—¿Qué les puedo ofrecer hoy? —preguntó el muchacho con una sonrisa.—¿Tienen batidos de frutas? —preguntó Milka directamente; no, ella no quería experimentar con raros sabores esa tarde. Los sabores espontáneos son para personas menos aburridas que ella en sí. Ademas, ¿no es horrible cuando pruebas una textura desagradable?—Por supuesto —respondió el joven, muy servicial—. Tenemos de todo, pero hey, nada de kiwis. Son difíciles de combinar, eh.Milka pidió un batido de fresa y plátano, mientras que León decidió probar alg