Después tomó mi cabeza entre sus manos y embistió contra mi boca dejando todo su pene dentro, me hizo tragarlo completo, no supe cómo fue que sus 17 centímetros me cupieron en la boca, porque en ocasiones anteriores que lo había intentado, solo llegaba pasando la mitad.
Hizo lo mismo un par de veces más robando con ello el poco oxígeno que me quedaba, sentí una sensación de asfixia pero aún así no dije nada y me dediqué a seguir.Después de varios minutos bajó de mi pecho y hasta entonces pude recuperar el aire; me dolían las manos y tenía incomodidad en el cuello, además tenía una erección en el pantalón que suplicaba por atención, pero él parecía solo centrarse en su placer.
Fernando había sido gran amigo mío desde la secundaria, era de las pocas amistades que había preservado hasta ahora, casi 8 años después, había sido más que mi amigo mi confidente, y había estado conmigo en los momentos más difíciles de mi vida como cuando me declaré gay... Desgraciadamente me di cuenta de mis preferencias porque me enamoré de él, pero claro que eso él nunca lo supo.- Entonces que, Diego, ¿Irás a la reunión?Hacia casi dos años que habíamos terminado la carrera y como todos los universitarios comunes ahora mi anterior grupo se había puesto de acuerdo para celebrar una reunión de reencuentro. Fernando había venido a verme a mi departamento cuando le dije que no pensaba
- Deberíamos irnos ya, se me ha hecho un poco tarde. - señalóLlegamos en cuestión de minutos a la casa de Carlos, en donde ya había un par de carros mas aparcados dentro y fuera del jardín, habría ya entonces unas veintitantas personas, que eran más de las que habría esperado.Bajamos del auto y Fernando trataba de convercerme que la pasaríamos bien y que no me portara como un aguafiestas, y aún estaba hablando cuando Carlos apareció- Hey, hombre ¡Qué tal! - lo saludo. Carlos era un hombre de la misma estatura de Fernando, de cabello muy rizado y pelirrojo, de ojos cafés, de estilo y personalidad peculiarmente elegante.Vi darle un abrazo a Fernando, como quien no ve a alguien en mucho tiempo, y después me miró mientras aún lo abrazaba.- ¡Cuánto tiempo! - respondió Fernando - ¡Pero si no has cambiado
Tiró de mi hacia arriba y me besó con impaciencia mientras me hacía sentarme en su regazo, una de sus manos me sostenía por la espalda baja para no caer (pues estábamos al borde del colchón) y la otra se deshacía con prisa de mi camisa.- Sé que siempre te he gustado - dijo ahora con voz firme, como si no hubiera estado borracho - Y se que deseas que lo que dijo Carlos sea verdad, lo deseas tanto como deseas hacer el amor conmigoSentí mis mejillas arder con semejante confesión, él lo sabía todo desde hace quién sabe cuánto tiempo y aún así había fingido no darle importancia, él no estaba ebrio y aún así me había dejado estar hasta aquí, me sentí apenado, Confundido, y mas que nada, excitado. Porque si, si quería hacer el amor con él, y ahora que sabía que él estaba consciente era m&
(Secuela del capítilo anterior)Habían pasado un par de meses desde la noche en qué Fernando y yo nos acostamos tan caliente y románticamente en mi departamento.Los siguientes acontecimientos fueron curiosos, incómodos y románticos por igual: comenzamos a salir en plan "menos amigos y más pareja", para ver si podía salir algo fructífero de aquello.Fernando me trataba lindo, me invitaba a comer, salíamos a tomar, a jugar billar, por él me comenzó a gustar más el ambiente de fiesta y me hice más sociable de alguna manera.Lo único que no me gustaba de todo aquello es que sentía que se apenaba de que nos vieran juntos, como si se avergonzara de gustar de mi o de ser bisexual. Ese era un tema que habíamos disc
- Si dudas de cuánto me encantas, solo mira como me pones con un beso. - tomó mi mano y la llevó a su miembro que de nuevo comenzaba a despertar. - Está vez no dejaremos esto a medias. - me empujó sobre la banca y se subió en mi, volvió a besarme de nuevo, sus manos me estimulaban por encima de la ropa y con su cadera se estimulaba el solo frotándose contra mi abdomen.- Quiero cogerte, no, quiero, quiero hacerte el amor, aquí y ahora - susurró comenzando a perder la compostura. - ¿Me dejarás? - mi respuesta fue llevar mi mano a su pene y apretarlo suavemente.- Ah~Era muy extraño escuchar gemir a Fernando, y sin embargo cuando lo hacía sonaba delicioso.
Evan era un chico de mi aula de los más populares.Era tan malditamente guapo y perfecto que cuando lo conocí creí que era irreal, y desde aquel primer instante me enamoré perdidamente de él.Evan era capitán del equipo de fútbol americano, y por tal cosa tenía un cuerpo que me parecía lo más semejante a las esculturas a la mitología griega. Tenía una espalda ancha, pero sin exagerar, cintura más estrecha, unos brazos que seguramente eran el doble de los míos, piernas atléticas, manos varoniles y para rematar un rostro cautivador.Dos orbes verdes esmeralda resaltaban en su rostro de facciones marcadas, encima había un par de cejas pobladas y gruesas, la piel era lechosa y salpicada de pequeños puntitos cafés... El cabello pelirrojo natural contorneaba h
Los siguientes días no fueron distintos, era bastante incómodo porque no mediábamos palabra además de lo esencial sobre el trabajo; incluso le ofrecía hacer el trabajo yo solo para que él no perdiera su práctica, pero se negó. Ésta era mi oportunidad para acercarme al hombre de mis sueños, al amor de mi vida, y lo había arruinado en un instante con mi estúpido comentario.- Tus ojos también son bonitos - dije espontaneamente el miércoles, el último día que nos reuníamos en su casa y posiblemente también la última vez que le hablaría. Era un comentario igual de fuera de lugar que el otro día pero con una intención completamente diferente. Evan me miró extrañado. - Y tú cabello, y tú rostro, creo que eres muy g
- Yo... Nunca he tenido sexo con nadie - confesé apenado y tratando de no mirar su rostro. Me sentí ridículo pero sentí necesario decirlo para que él lo supiera y no saliera algo mal entre nosotros.Evan me miró con ternura y me acomodó el cabello detrás de las orejas sin quitarse de mi. Luego, me dedico una sonrisa.- Yo tampoco, Dean - musitó con ternura y acariciando mi mejilla - pero si quieres que paremos podemos dejarlo aquí.Su confesión era casi imposible para mí.Siempre pensé que Evan había dejado de ser virgen hace mucho tiempo por lo guapo que era y la popularidad que tenía, y sin embargo era tan casto como yo.Claro que no lo iba a dejar ir.Volv&ia