La fiesta de Priscilla fue un hito para las mujeres que componían al Aquelarre. Pero, a pesar de las precauciones tomadas por Ana, había ojos atentos a una de ellas.
Hay un dicho que dice que el ladrón juzga por su condición, Héctor Rodríguez empezó a dudar de Julia desde aquella vez en que, por cuenta propia, declinó ir a la fiesta de su familia. Al principio lo achacó a algún tipo de madurez por la edad, pero viendo que seguía derrochando sin parar, decidió que esa ‘indiferencia’ podía ser por otra cosa.
Héctor contrató a un detective privado para que la siguiera, este la persiguió en las sombras durante varios días sin conseguir evidencias concluyentes de que Julia Fisher-Rodríguez estaba siendo infiel, y aunque el magnate aceptó los resultados, no estaba convencido.
Sus hijos habían mencionado que su sobrino
La noticia de lo sucedido a Rock rodó entre la gente del Bon Appétit rápidamente. Joe se quedó en el restaurante mientras Jane estaba con Keith en el hospital, acompañándolo en todo el proceso de hacerse los estudios. Exceptuando las laceraciones de su rostro, no tenía ninguna fractura, lo que hablaba bien de su condición física y muy mal de los matones que lo habían atacado.Los compañeros del restaurante desfilaron por urgencias durante todo el día y la noche, pasaban unos minutos a saludar y luego se marchaban para no hacer bulto. La chef tenía cara de cansancio, pero se negó a apartarse de Keith hasta que Arrow terminara su turno. La enfermera les avisó cerca de las nueve de la noche que, debido a las contusiones, Rock debía quedarse en observación por veinticuatro horas.Cerca de las once se aparecieron todos, Joe le comentó que el dí
Lydia estaba al borde de un colapso nervioso. A medida que pasaban los días la culpa la iba consumiendo lentamente. Cole era un santo, ella lo sabía, y debido a la estupidez de su aburrimiento por tener una vida sin altibajos, la había empujado a cometer una locura.Aunque se repetía una y otra vez que tenía que dejar que el tiempo pasara para que las cosas se calmaran en su interior, sus nervios la traicionaban. Más después de enterarse que Jules estaba por entrar en una encarnizaba batalla legal contra Héctor Rodríguez. Su amiga les aseguró a todas que el detective había sido un inepto, lo cual era bueno para ellas porque no había evidencia de lo sucedido durante la fiesta. Para su futuro ex marido, ella se había aprovechado de la ocasión.Había habido un pequeño escándalo en su reducido grupo de amigas, que no pasaba de una docena en su círcu
Priscilla estaba desayunando tranquilamente en su comedor, leyendo las noticias desde su tableta. En las últimas dos semanas habían pasados varios acontecimientos bastante notorios a su alrededor, como abogada, era inquietante notar cómo las relaciones se cimentaban en las bases frágiles de la confianza; sí, frágiles: confiar en que tu vida siempre sería igual, confiar en que la pasión seguiría allí, confiar en que tú eres suficiente para tu pareja y esta lo sería para ti el resto de sus vidas.Desde que Julia le llamó para avisarle que Héctor y ella se iban a ir a la corte, no le sorprendió; su amiga podía parecer una rubia tonta a simple vista, pero distaba muchísimo de semejante estereotipo. Haber descubierto una pista en las tarjetas de créditos de su esposo fue el comienzo de su plan de retiro, tal como lo había llamado. Como esposa de &eac
Soledad acomodaba su bolso para ir al gimnasio, desde la pelea con las chicas no había ido al mismo tiempo, incluso espació los días en que entrenaba.Esteban le preguntó si había sucedido algo entre ellas, salió del paso diciendo que habían tenido un impase y que ya hablarían, no era la primera vez que sucedía. Su marido lo aceptó sin gran aspaviento, en cierta forma no era mentira. En otras ocasiones el Aquelarre se había dividido tomando partido por una u otra, pero eventualmente sus interacciones volvían a la normalidad a los pocos días o semanas.Cuando sucedió lo de Julia, Esteban fue quien le contó todo, Soledad se mostró genuinamente sorprendida ante la noticia. El infierno se desató en la casa de los Rodríguez, y por lo que su esposo le contó, había fotos de su amiga teniendo sexo con un bailarín exótico que
Carmen entró al Bon Appétit una media hora antes de la hora acordada. Se sentó en la barra donde un simpático Flag la recibió con un guiño y una sonrisa.―¿Qué le sirvo, madame? ―preguntó con cortesía.―Un Cuba Libre, por favor ―pidió de inmediato. Necesitaba algo fuerte y dulce, algo que la relajara.Después de casi tres semanas de la fiesta de Priscilla, habían acordado reunirse en el restaurante. La vida les había cambiado a sus amigas en un abrir y cerrar de ojos. Sonrió al recordar lo sucedido dos o días atrás, cuando en una reunión de maestros y representantes, escuchó a dos mujeres que decían ser cercanas a ellas, hablando del divorcio de Julia y especulando sobre la situación de Ana.―Parece que Julia sacó las garras y le está quitando la mitad de todo al pobre Héctor ―susurró
Esta historia es ficticia, algunos de los lugares mencionados dentro de la historia no son reales, incluso aunque puedan poseer direcciones reales o ubicarse en centro comerciales y hoteles.Los hechos relatados aquí, no se corresponden con la realidad del oficio, en Las Vegas la prostitución no es legal, está supeditada a condados muy específicos y también se hace por medio de burdeles. Lo que sí es real, es que es uno de los trabajos mejores pagados y existen distintos niveles. Por lo tanto, si encuentras alguna incongruencia geográfica, legal, etcétera, recuerda que he ajustado la realidad de la novela para su mejor desarrollo.
Lydia se levantó ese lunes muy temprano y se puso a recoger un poco la sala, sus amigas de siempre habían ido la noche anterior para celebrar su cumpleaños número cuarenta. Su esposo, Cole, le obsequió un hermoso collar de perlas cultivadas, que hacían juego con los pendientes de perlas cultivadas que le compró ese año en febrero por motivo de su aniversario de boda, y también combinaban con la pulsera de perlas cultivadas que le obsequió por navidad.Miró la cajita que contenía el regalo y rebuscó en su interior alguna clase de emoción que no fuese el fastidio. Cualquiera diría que debía sentirse agradecida por tener un esposo devoto que le daba costosos obsequios y la mantenía en una enorme casa en una de las mejores zonas de Las Vegas. El problema no era que le faltase algo físico, o sí le faltaba, pero no tenía que ver con dinero o lu
La chef Jane se había aparecido el martes a la hora acordada, ni un minuto antes ni un minuto después. Emil la recibió con una sonrisita socarrona, una que quiso volarle de un golpe junto con sus dientes demasiado blancos; luego la condujo a la cocina del restaurante, le explicó cómo se movía todo, cuál era su papel y el menú de ese día.―Los platillos se cambian cada cinco días ―señaló la carta que sostenía ella, mientras se sentaron en el comedor.El lugar era exquisito, nada que envidiarles a los otros tres restaurantes del hotel. El Aria era un enorme complejo con 4000 habitaciones, centro de convención, pisos de negocio, casino, centro comercial, tres piscinas al aire libre, spa y demás; así que ese lugar tenía que estar a la altura de todo lo que el hotel ofrecía.La vista era más que espectacular, tenía una extensi&oa