LYNETTENo entiendo qué es lo que quiere decir con elegir, lo dejo pasar porque se ha ido, tampoco hago un cuestionamiento constante debido a que hoy está más raro que oras veces, y eso se debe al aniversario luctuoso de Ariella, a quien considero un fantasma importante del pasado de Brentt. Me muerdo el labio inferior tratando de encontrar una solución a este dilema, no la hay. Luego de una ducha de agua caliente, un cambio de ropa, me siento mucho mejor, sigo conmocionada por la aclaración de qué fui envenenada, casi me pierdo, casi me alejo de lo que realmente me importa, y son mis hijos. Quisiera decir que todo estará bien, pero esto solo ha demostrado que no importa lo lejos que nos encontremos, alguien siempre va a intentar matarme, quitarme de su camino. Camino de un lado a otro, sintiendo la necesidad de siquiera caminar por el jardín, justo cuando me dispongo a salir, solo un momento, llaman a la puerta y enseguida entra uno de los hombres de Brentt, su mirada es más amable
LYNETTEEl miedo me paraliza, siento las ganas de gritar, pero me lo impide la persona que me arrastra hacia un costado donde nos cubren un par de arbustos, a lo lejos, mientras forcejeo sin poderle ver el rostro a mi captor, diviso a Brentt alejarse a toda prisa de la capilla. Se va, no voltea, no mira atrás y se da cuenta de que me llevan, estoy horrorizada, hasta que reconozco este olor a loción. —Tranquila, no hagas un alboroto. La voz de Zair hace que me moleste, cuando me suelta me giro para enfrentarlo. —No hagas eso, casi me das un susto —le reclamo. —Esa no era precisamente la idea —refuta—. Necesitaba hablar contigo, me enteré de tu accidente y vine enseguida. No sé por qué, pero miro por encima de su hombro y volteo a todos lados, como esperando que en cualquier momento salga algún agente del FBI, pero no sucede nada, lo cual, le causa gracia a Zair. —Vine solo, Lynette, si eso es lo que te preocupa. —No me preocupa eso, tampoco tu seguridad, solo la de mis hijos —de
LYNETTEEn cuanto las palabras se deslizan de los labios de Brentt, temo que se dé cuenta de que Zair estuvo aquí, no por lo que le pueda pasar, puesto que él solo se ha expuesto y ese no es mi asunto aunque sus intenciones hayan sido buenas, simplemente no voy a dejar que me afecten. Pero sus ojos asesinos hacen que mi valentía se esfume tan pronto como llega, sin que pueda hacer nada al respecto. —No sé de lo que hablas —trato de mantener la calma. —Lo sabes bien. —No —me suelto de su agarre y me permito tomar distancia entre los dos, sin levantar sospechas—. Escucha, sé que este día es importante para ti, es el aniversario luctuoso de la mujer de tu vida, no imagino lo que debes estar sintiendo, pero el ver cosas que no, acusarme de que estuve con otro, cuando sabes bien que tus hombres te son leales y que no hay nadie que quiera algo conmigo del modo en el que crees, me ofende. Su rostro es inexplicable, me mira a detalle como si quisiera encontrar la mentira detrás de cada un
LYNETTENo puedo creer lo que estoy escuchando, es decir, todo parece tan confuso, tan irreal, de estar dentro de una habitación cálida, ahora me encuentro encerrada en una celda muy parecida en la que se encontraba Zair, todo esto es su culpa, y mía, por supuesto, por no ver lo intentaba hacer, me pregunto si esto es parte de su plan de hacerme la vida miserable, porque de ser así, lo está haciendo muy bien. —No puede estar pasando esto, no puede —susurro con los ojos cerrados. Me he hecho un ovillo en uno de los rincones oscuros de la celda, donde nadie me puede divisar con claridad, pero yo a ellos sí, no es que hayan sido personas horribles los hombres que me trajeron, sin embargo, estaba la duda en sus miradas. Estoy tan adentrada en mis propias cosas, cuando de la nada, escucho un par de pasos, son pisadas duras, sólidas, el miedo me atesora y me abrazo a mis rodillas de manera que nadie me pueda hacer daño. —Lynette. La voz de Brentt no mejora las cosas, lo cierto es que s
NARRADOR OMNISCIENTEBajo el claro de luna, se asomaba el hombre cuyo sueños estaban más rotos y hundidos en el fondo del mar, que los de cualquiera, sentía que con cada día que transcurría, la herida que le habían hecho en el pasado, sangraba más, no estaba muy seguro de lo que iba a pasar de ahora en adelante, sabía que las fichas se movieron a su favor, sin embargo, había aprendido de mala manera a no confiar ni siquiera en su gente, Todo permanecía injusto, sumido en sus pensamientos, no se percató de que casi asfixiaba a la mujer que estaba a su lado. La música había vuelto a sonar a todo volumen, la soltó haciendo que la rubia tomara una larga bocanada de aire, se preguntó por un segundo, si en algún punto pensó que realmente iba a perder la vida. —Vete —gruñó él. No la miró, no sintió ni ápice de sufrimiento, debido a que hace años no tenía corazón, se dejó morir el día en el que ella había dejado de existir. Lo único que lo mantenía con vida, fue la venganza que estaba llev
LYNETTEMis oídos se ensordecen cuando me incorporo, Brentt me revisa rápido para verificar que me encuentro bien y no herida como algunas de sus personas, lo que creía un centro ceremonial, resultó ser solo una bienvenida por parte de todos los enemigos de mi marido, uno de sus hombres le lanza un arma a Brentt, este la toma sin soltarme de la mano y escoltados de otros cinco hombres, nos abrimos paso por todo el interior hasta llegar al castillo, donde claramente corremos por salvar la vida. Dos hombres salen de la nada y se disparan, en todo momento Brentt me protege con su cuerpo, de soslayo me doy cuenta de que está furioso, parece un demonio. O al menos esa es la impresión que me da en cuanto mis ojos conectan con los suyos, por un breve segundo, antes de que comience a disparar a los siguientes hombres que salen de la nada para atacarnos. Pese a que mi cabeza está hecha un nudo de complicaciones y frustraciones en estos instantes, no puedo evitar llenarme de preocupación al p
LYNETTEUna broma del destino, eso es lo primero en lo que pienso cuando las palabras de Brentt toman sentido, y es que al principio me cuesta trabajo procesar todo lo que ha pasado, en especial porque no entiendo qué es lo que pasa, rápidamente me alejo de él, como si su tacto me quemara. —Tienes que estar bromeando —mi voz tiende de un hilo. —No —frunce el ceño, al parecer no es la respuesta que esperaba—. Nos vamos a casar, de ese modo, podré dar con la persona que ha estado infiltrando información equivocada. Las manos me tiemblan, así como el corazón me late frenético, trago grueso, una cosa era haber fantaseado con esto, pero otra muy distinta, es hacerlo realidad. —Yo… —Y también es cierta la parte en la que quiero estar contigo —merma el espacio de nueva cuenta, rodea mi cintura y me atrae hacia él—. No te saco de mi mente. Comienza a besar mi cuello, me tengo que sostener de sus fuertes brazos para no perder el equilibrio, o de lo contrario, caería de bruces. —Hueles d
BRENTTUNAS HORAS ANTESTenso el cuerpo, siento que mis deseos asesinos van en aumento, haber puesto mi vida en peligro, o la de Lynette, hacen que la sangre me hierva. No solo está el hecho de que nada de esto tiene sentido, hay bajas, lo lamentable de la situación, es que todos ellos pertenecían a la gente más leal que podía tener. Y ahora me encuentro caminando en dirección del despacho, donde entro in pedir permiso, nadie me detiene, mi padre está sentado cerca de la chimenea, en cuanto sus ojos me miran, sonríe. No la clase de sonrisa con afecto que los padre suelen darte, sino, la clase que te hace temblar las piernas. —Brentt, hijo, ¿cómo te encuentras? —Cómo si no supieras lo que me espera, lo que ha pasado. Actúa tan bien, que apenas y me doy cuenta de que Lynette y yo somos los dos únicos que desconfiamos de todo, hoy casi la pierdo, eso no volverá a pasar. —No sé de qué hablas. —¿Hasta cuándo vas a seguir con la farsa? —me cruzo de brazos. Él debe de entender que co