LYNETTEHan pasado dos días desde el suceso con Brentt, no hemos cruzado una sola palabra, mucho mejor para mí, me hace regresar a la realidad y romper la burbuja rosa en la que me había metido yo sola, para concentrarme en la única cosa que me importa ahora; mis hijos. Es increíble cómo es que crecen tan rápido. Por otra parte, apenas y nos vemos o miramos, cuando se le ocurre la grandiosa idea de que comamos en la misma mesa, evita mirarme a toda costa como yo, de seguir así, no sé cuánto tiempo podrá aguantar todo esto antes de que explote y me mande lejos. Es solo por eso que no le he provocado y si pide que comamos juntos, que sonría ante algún invitado de su organización o que incluso me meta en el papel de esposa amorosa, lo hago. Solo por ellos, por nadie más. La organizadora no me ha llamado, me limito solo a pasar tiempo con mis hijos, a hablarle por teléfono a mi madre para que no sospeche de nada y siga creyendo en la mentira que le dije sobre deberle dinero a un jefe que
BRENTTNo me puedo controlar, lo he intentado, desde que nos besamos en aquella fiesta, desde que la vi desnuda, he intentado sacarla de mi jodida cabeza, incluso acepté la proposición de que Yara entrara en el juego del poker, uno en el que se supone que tienes que compartir a tu pareja con uno de los miembros, por eso, aquella noche no le pedí a Lynette que me acompañara, no le permití que estuviera sobre mis piernas, porque no la pensaba compartir con nadie, cuando regresé por ella, ya no estaba. De ahí mi decisión de mantenerme distante, y estaba funcionando, hasta que la encontré en la habitación que le pertenecía a Ariella, enloquecí, la lastimé, herí a la madre de mis hijos. Algo que me quema la piel y hace que la sangre me hierva como lava. Jamás había deseado en la vida a alguien con tanto fervor, ni siquiera a la mujer que más amé en la vida. Y ahora, tengo a Lynette acorralada contra la pared, con una mano rodeando su cuello pero sin hacer ajuste en mi agarre, sin lastima
LYNETTELas piernas me tiemblan y mi cuerpo en general, no reacciona de la manera en la que me gustaría, camino de un lado a otro, me siento como si estuviera a punto de ir a la guillotina, que no es muy alejado de la realidad, por fin llegó el día en el que me voy a casar con el padre de mis hijos; Brentt White. Desde ese día tan extraño en el que se presentó en mi habitación, no hemos cruzado una palabra más, hay veces en las que escucho por parte de las personas del servicio, que su amo, como ellos le llaman, se encuentra encerrado en su despacho o que se está encargando de muchas cosas con respecto a sus libros. Algo que me parece bien, ya que no me sentía con la valentía de hablarle, no después de lo que pasó entre los dos, si antes éramos desconocidos, ahora la brecha que se ha abierto entre los dos, se ensancha cada vez más. Estoy por quitarme la ropa para meterme en el vestido, cuando la puerta se abre de golpe y entra el padre de mis hijos como si nada, sin llamar antes, s
LYNETTEJamás en mi vida había hecho algo tan loco, demente, tan fuera de este mundo, como lo que estoy haciendo ahora, y eso es follar frente a muchas personas que yo no puedo ver, con un líder de una mafia, chillo de dolor cuando Brentt me folla, en serio duele, ni siquiera cuando perdí la virginidad me dolió, esto es distinto, siento como si su pene se estuviera abriendo paso entre las paredes de mi interior, expandiendo todo a su paso. Brentt no se detiene, empuja un poco más, abro los ojos y mi valentía se esfuma al ver que sus ojos son como dos llamaradas ardientes, noto que mis uñas están clavadas en sus hombros y aflojo el agarre. —Lo siento —susurro quedándome sin aire. No dice nada, solo comienza a bombear en mi interior, me protege con su cuerpo para que nadie pueda verme, al menos eso es lo que quiero creer, intento mantener mi mente en otro sitio, no puedo, al final, poco a poco deja de doler tanto, es decir, todavía me avasallan esas chispas de dolor que recorren mi v
LYNETTEBrentt me mira como si me hubiesen salido dos cabezas, ajusta mi equipo de salto, y es que él puede ser frío, pero en estos momentos me parece la persona más amable de la vida. El cuerpo me tiembla, es como si de pronto, fuera una enorme masa pesada cayendo sobre mi. La azafata sigue llorando y me enfoco en ella, todo está pasando en segundos. —¿Por qué llora? —pregunto sabiendo que no obtendré respuesta. —Vamos —dice Brentt. De pronto, me doy cuenta de que el padre de mis hijos no me estaba colocando un equipo con paracaídas como esperaba, tira de mi mano, observo como Ares y Yara son los primeros en saltar, Boris ayuda a Brentt a que mi equipo quede con el de él, me colocan delante de mi marido y antes de que pueda protestar, nos aventamos, Brentt dice algo que no comprendo, cierro los ojos y me aseguro de repetirme que todo estará bien. La fría brisa golpea mi rostro, las manos se aferran a las tiras de mi equipo y el corazón está a nada de salirse de mi pecho. —Abre l
BRENTTNo puedo retener por más tiempo esto que me aguijonea el pecho, Lynette es como una puta droga que una vez que pruebas, te vuelves adicto, he intentado por todos los medios sacarla de mi sistema, es demasiado tarde, no puedo y ahora no quiero, me conozco, cuando deseo algo no me detengo hasta conseguirlo, el problema con ella, es que ahora que ya la tuve, debió hacerse salido de mi cabeza, no pasó, fue todo lo contrario. Y ahora estoy aquí, besando a la mujer que me ha dado a dos hijos maravillosos que amo, lo que siento por Lynette, no es amor, odio, solo es mera pasión ferviente, y es que despierta en mí, un deseo incontrolable, jamás me había pasado esto con ninguna mujer, hasta que llegó. —Brentt, hay algo que… No la dejo hablar, no quiero escuchar sus palabras, solo sus gemidos, quiero que grite, que arañe mi espalda y clave sus uñas en mi piel, quiero dejarla tan marcada, que ningún hijo de perra se atrevería a verla, ni siquiera a respirar en su dirección. —Shhh. —P
NARRADOR OMNISCIENTESiente que la adrenalina se dispara en grandes cantidades por todo el cuerpo, sabiendo que esta noche por fin iba a encontrar a esa persona que tanto sigue, y que por fin iba a poder ser el protagonista de la escena, se prepara para la emboscada, esto no solo se trataba de una misión suicida. Sino, de salvar a un alma inocente que no tenía nada que ver con los asuntos de la mafia. —Código rojo, Halcón seis, estamos a cinco kilómetros. Le dice una voz femenina al otro lado de la línea. —Halcón seis, esperemos un poco más, cambio —habla.Mira la hora en su reloj de mano, cuenta los segundos. La tensión se respira en el aire, el infiltrado les dio bien las coordenadas y ahora solo quedaba un golpe de suerte, porque agarrarlos a un par de metros de una de sus estaciones, no era cosa sencilla. Aunque su equipo le dijera que no es probable, y que son solo imaginaciones suyas, la cuestión es que él piensa en todo, así sea la cosa más insignificante. Siempre se ha dej
LYNETTETodo el mundo me da vueltas, no puedo creer que sea Zair a quien estoy viendo vestido de policía, le sostengo la mirada únicamente porque necesito saber que esto es real y no un producto de mi imaginación. No lo es, Brentt chasquea los dedos y enseguida vienen varios hombres que lo ayudan a levantar. —¿Acaso no eres el maldito doctor que atendió a mi mujer? —le pregunta Brentt. El que me llame como su mujer frente a todos, incluso frente a su propio padre, hace que nazca en mi pecho una chispa de esperanza. Dejo de respirar, Zair sigue con los ojos fijos en mí. —Lo siento, Lynette —dice.Enseguida Brentt le da un puñetazo en la boca que lo hace sangrar, coloco la palma de mi mano sobre mi boca para de ese modo, amortiguar el chillido por el susto. —A mi mujer no te le diriges así, como si la conocieras —Brentt le da un nuevo golpe.Zair no hace nada por defenderse, solo deja que las cosas tomen su curso. Estoy tan adentrada en lo que sucede delante de mí, que ni siquiera m