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Capítulo 3

Arabella

Actualidad.

Bajo del escenario para saludar a todos los aportadores de esta gran gala; cuando estoy hablando con la esposa de un político francés una voz masculina llama mi atención.

— Mi diosa. — me giro y me encuentro con un hombre alto, tez blanca, cabello negro, sonrisa de infarto y unos ojos que me hacen recordar a mi hija.

¡Buenas noches! — saludo cordialmente — Disculpa pero ¿Quién es usted? — noto como su mirada se entristece pero lo disimula con una sonrisa.

— Akem Ivanov. — me estrecha la mano — Un placer. — al darle mi mano él la voltea y me da un beso en el dorso.

Una corriente pasa por mi cuerpo al sentir su tacto, quito la mano rápidamente. Una mujer muy linda por cierto pero jamás como yo claro, se sujeta del brazo de él, me mira con una sonrisa muy alegre.

— Jane Ortega. — se presenta — De verdad quiero felicitarte por el gran trabajo que has hecho. — me elogia — Crear una fundación en meses y que sea todo un éxito da mucho de que hablar de ti.

— Arabella de Laurent. — Hago un asiento de cabeza — Muchas gracias por su comentario, todo esto lo hago con mucho cariño. — sonrío.

— ¡Buona serata! — dice un hombre en italiano a mi lado — Fabrizio D'agostino. — me mira como hipnotizado — Me acerqué a usted para felicitarla por tan perfecto proyecto, todo éste tiempo ocultó su cara pero al ser revelada… — solo me mira a mí — he quedado embelesado con su belleza.

Noto como el señor Ivanov hace un puño en sus manos colocándose los nudillos blancos. Lo ignoro y me centro en Fabrizio.

— Muchas gracias por su halago. — Paso mi melena negra hacia atrás quedando mis hombros al descubierto — Arabella  Duar... de Laurent, encantada. — estrecho mi mano con una sonrisa plasmada en mi rostro.

Este hombre está para comérselo, su voz se escucha tan sexy en cualquier idioma que hemos estado hablando (Español e Italiano). Esos ojos marrones chocolate tienen un brillo único, su manera de vestir es pura elegancia, se ve que tiene buen cuerpo, sonrisa perfecta y es alto como a mi me gusta. Pero por algún motivo me siento atraída por el señor Ivanov; no me importa si la tal Jane es su mujer pero si tengo la oportunidad de acostarme con él será una locura.

Me encanta quemar y ser quemada. Me podrán tachar como infiel pero lo que realmente me importa es disfrutarlo en puro placer.

— Espero que pasen una linda velada. — sonrío — Iré a saludar a los demás invitados.

Jane me planta dos besos en la mejilla, me acerco a ese hombre de ojos grises para hacer lo mismo pero él voltea la cara y sus labios besan la comisura de los míos. Mi corazón parece una locomotora, no entiendo porque estoy nerviosa; me separo y noto como su acompañante está seria. Voy hacia Fabrizio pero él me interrumpe.

— Por el discurso que hizo, comentó que su marido no pudo venir esta noche, por lo que me ofrezco a ser su acompañante durante la gala. — me regala su brazo y lo acepto gustosa, cuando pasamos al lado del señor Ivanov siento un leve azote en mi nalga derecha.

¿Y este idiota qué? Bueno no voy a negar que me gustó.

Me muerdo el labio y continuo. Fabrizio tiene un sentido del humor muy alegre, su manera de expresarse es muy fina; el presentador incita a los invitados a bailar y él me lleva a la pista de baile. Colocan una bachata de Romeo Santos "El malo". Nos situamos en todo el centro de la pista, me coge con una de sus manos en la cintura y la otra agarra mi mano; dicen que hombre que sabe bailar folla de maravilla en la cama y si él baila así no me quiero ni imaginar cómo serían esos encuentros.

Nos sincronizamos a la hora de bailar a la perfección, éste baile no es para nada básico si no uno muy sensual. En varias oportunidades tuvimos a punto de besarnos pero le hacía la cobra a cada momento, me apasiona bailar es lo único que puedo hacer sin que alguien me diga una mentira o no. Él me carga y así finalizamos el baile, al bajar nuestras respiraciones se mezclan.

— Lindo baile — dice Akem con hipocresía — pero ahora me toca a mí.

Sin esperar alguna respuesta de mi parte me coge por el brazo. Comienza a sonar “Imitadora”. Su mano me toma con firmeza como si ya conociera cada parte de él, ninguno de los dos dice nada pero con él me siento más conectada a la hora de bailar. Me acerca más y comienza a cantar muy cerca de mi oreja.

Quítame esta duda

¿Quién es esa extraña que se ha apoderado de tu ser?

¿Dónde está la amante loca que me erizaba la piel?

porque ya tu no me tocas como lo hacía esa mujer,

algo no anda bien.

Mi piel se estremece al oírlo cantar, pareciera que lo cantara con un significado más allá de una metáfora.

Confírmame

¿qué me enciende en el sexo?

¿Qué me encanta de tu cuerpo?

¿Nuestra primera aventura?

Quiero detalles

¿será el cuello o el ombliguito?

tu punto favorito

porque yo si sé cual es...

Si en verdad eres la original

Demuéstramelo ahora.

En ningún momento hemos dejado de bailar, es más éste baile es erótico como que si la ropa nos estorbara pero también es muy significativo, cada giro, cada toque, cada caricia; hay una conexión inexplicable para mi. Culmina la canción y me susurra al oído.

— Nunca fue un adiós mi diosa, sino un hasta luego. — pasa la lengua por el lóbulo de mi oreja — Eres mía Arabella Duarte, malditamente mía. — esas palabras hacen ecos en mi cabeza.

Y delante de todos me besa apasionadamente.

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