Me sentía muy nerviosa, pensando que todos en casa iban a decirme algo en cuanto vieran mi nuevo aspecto, después de todo, era normal que reaccionaran si me había escondido tras una máscara por muchísimo tiempo, ocultando todas esas quemaduras que me hacían ver como un monstruo y me recordaban el infierno que había vivido.Pero toda preocupación se desvaneció en el mismo instante que llegamos y nos recibieron con abrazos y emoción, como si todos esos meses que estuvimos por fuera hubiésemos estado de vacaciones, como si hacía mucho no nos hubieran visto y al fin estuviéramos de regreso. Como cuando el soldado regresaba a casa luego de una larga misión.No hubo ningún tipo de comentario que me hiciera sentir incómoda; todo lo contrario, en lugar de eso, me abrazaron y preguntaron cómo había sido el viaje.Aún así, pude ver el brillo de felicidad en la mirada de mi madre. Todo junto a una sonrisa y unas lágrimas que no supo esconder. Se veía feliz mientras me apretaba contra su pecho, y
—Tenemos algo importante que decirles —interrumpí, sintiendo que Bruno me apretaba las manos con fuerza.—¿De qué se trata, hija?Miré al hombre que estaba detrás de mí, mirándome con sorpresa, como si dedujera que lo que iba a decirles a todos era nuestra relación. Le sonreí y afirmé el agarre de nuestras manos, segura de compartir con mi familia lo nuestro.No había razón o motivo para dilatar la noticia o mantenernos ocultos del mundo, no era como que nuestra relación fuese prohibida o mal vista. En ese instante quería que todos supieran de lo nuestro, que ese hombre guapo y todo un caballero había logrado traspasar mis barreras y llegar a mi corazón, que había derribado todos los muros que había forjado de acero con su paciencia y amor. Quería compartir con ellos mi felicidad y emoción, una que hasta ahora iniciaba y no sabía si seguiría siendo así, pero que en ese momento me sacaba más sonrisas que nunca.—Bruno y yo estamos juntos, en una relación —solté sin rodeos, dejándolos a
Mi rutina se volvió completamente diferente, tanto, que ni siquiera me detuve a extrañar ni a pensar en la que tenía hacía unos meses. Ya no me quedaba encerrada en mi habitación, observando una ventana y preguntándome por qué había vivido tantas desgracias. Ya no lloraba día y noche y no discutía con mi madre. De hecho, ya no renegaba por estar viva y tener que ver un nuevo día llegar. Ya no me maldecía en el espejo ni deseaba estar muerta.Mis días ahora estaban llenos de diferentes colores, haciéndome ver un mundo diferente, un mundo que siempre estuvo ante mis ojos, pero que me negaba a ver. Estaba viviendo, disfrutando, riendo, siendo feliz con las personas que me acompañaban; lo que se suponía siempre debí hacer, pero que no hice porque me enfrasqué en un dolor que me consumió el alma en su totalidad.Retomé las terapias con la Dra. Collins y empecé a asistir a los encuentros grupales con Amanda, Nick y mi madre. También le tomé la palabra a mi hermano y acepté el trabajo que me
—¿Cuándo se está preparado para dar el siguiente paso en una relación? —solté de repente, silenciando a Sheyla y Amanda ipso facto—. Ya saben a lo que me refiero...—Bueno, creo que no hay tal preparación para seguir al pie de la letra. Cuando te sientas lista y estés segura de dar ese paso, las cosas simplemente se darán —respondió Amanda—. No tienes que sentirte presionada, eso solo lo decides tú cuando estés lista.—Ama tiene razón, es una decisión personal e intima que solo tú puedes tomar. Si te sientes lista en dar el paso... Hazlo, pero siempre ten presente que lo quieres hacer por ti misma, porque crees que ya es hora de dar ese paso tan importante, porque Bruno es ese hombre al que le entregarías todo.Asentí, guardando silencio por breves instantes. Lista me he sentido desde hace mucho, quizá desde que empezamos a salir y su primer beso encendió a más no poder mi piel, pero cuando las cosas se ponían muy candentes sentía un enorme miedo cada que la oportunidad se presentaba.
Me mantuve quieta donde estaba, sintiendo que la tierra bajo mis pies se movía, que las manos me sudaban en exceso y que el corazón me martillaba con mucha fuerza. La ansiedad me carcomía con cada segundo que transcurría, pero lo que más me tenía al borde del colapso era el silencio en el que se había sumido Bruno desde que salí de la habitación.No era que me arrepintiera de la ropa que usaba o me sintiera incómoda o insegura con ella puesta, pero sí debí pedirle a Sheyla que no eligiera prendas tan… reveladoras. El vestido negro que había elegido tenía un escote en V que resaltaba mis atributos, ajustándose en mi cintura y terminando en prenses hasta el medio de mis muslos. De hecho, la falda era bastante corta y me sentía algo expuesta, pero me había contemplado por muchos minutos en el espejo y me había gustado como me quedaba el vestido.No sabía cómo romper ese silencio tan denso que se había formado entre los dos. Bruno no dejaba de mirarme de arriba abajo y con una fijeza que
Llegamos a la cabaña en cuestión de minutos, pasando de la risa a una descontrolada pasión que nos sumergió en un mar de emociones y sensaciones que crecían y se arremolinaban en nuestro interior con demasiada fuerza.Bruno me acorraló en la misma puerta, sujetando mi cabello y mi nuca con sus grandes manos mientras su boca exploraba la mía con una ansiedad que dejaba ver hasta entonces, dejando en claro lo mucho que me deseaba, como si no existiera nada que lo hiciera contenerse.Me besaba como si no hubiera un mañana, rozando su lengua con la mía de una manera que me tenía encandilada a más no poder. Mi cuerpo se amoldaba al suyo, como si fuéramos dos piezas de rompecabezas que empataban a la perfección. Sentía que flotaba, y no era para menos, si esos besos estaban siendo verdaderamente alucinantes.El beso subió de intensidad en cuestión de segundos, nublando cada uno de mis sentidos y, logrando así, que todo dejara de existir a mi alrededor. El calor que emitía su cuerpo era pode
Estando envuelta en aquellos brazos de hombre que más que calma y calidez me brindaban seguridad y un inquebrantable y poderoso amor, me permití recordar el inicio de nuestra historia. No era de algunos meses atrás o desde que empezamos a salir, era una historia que había iniciado hacía años y había empezado a trazarse incluso cuando ignoraba el amor que Bruno sentía por mí. Era una historia que había tenido un sinfín de capítulos previos antes de que empezara a relatarse verdaderamente.Recordé mi adolescencia y una sonrisa se desplegó en mis labios. En cada uno de mis recuerdos, por más mínimo que fuera, él siempre estuvo presente. Cuando me gradué de mi bachillerato, en cada uno de mis cumpleaños desde que era una chiquilla, en cualquier evento escolar al que asistiera mi hermano y él siempre lo acompañaba, incluso estuvo presente en mi primer día de universidad y en aquella boda que me llevó a conocer un infierno. Estuvo ahí cuando mi padre murió, fue quien me dio sosiego y me bri
Pensé que mi madre y mi hermano me dirían algo por irme a vivir demasiado pronto con Bruno, pero ellos se mostraron felices y lo único que me dijeron fue que, si estaba segura de dar ese paso con él, me apoyarían en todo. Además, no era como si fuera a vivir al otro lado del mundo. Estaríamos muy cerca, como a unos cinco minutos en auto y quince a pie.La experiencia de vivir juntos ha sido tan maravillosa. Cada día, al despertar, una felicidad tan inmensa e incomparable que no podía describir me gobernaba el alma y me hacía sentir tan viva, tan feliz, tan llena de ilusiones y tan enamorada de tener a mi lado a un hombre como Bruno.Jamás en mi vida me había sentido tan completa, amada, dichosa, que estaba en el lugar indicado, que todo valía la pena, que el mundo tenía sentido y que todo se esfumaba y quedaba una increíble paz que me decía que ahí, en sus brazos, pertenecía desde siempre.No había un solo día donde no fuese feliz. Me sentía viviendo en una interminable fantasía, en u