El linaje de Amira Ghaza era extenso dentreo de las Doce Tribus. Primera hija de Ibrahim Ghaza, por más de tres décadas líder en el desierto hasta que su avaricia lo había llevado al secuestro y a la traición. Ibrahim había perdido literalmente la cabeza después de una sentencia del rey Abdel Nhasir, y luego las Doce Tribus habían quedado a la deriva, expuestas a más traidores oportunistas que solo querían dinero y poder.Pero si bien Hasan acababa de desbandar a aquella comunidad, no podía negarse que las líneas de sangre aún seguían teniendo validez, y que era impresionante la forma en que eso actuaba sobre la psicología de los ancianos.Todos habían conocido a la antigua reina de Arabia por matrimonio, y ahora la veían volver de nuevo, dispuesta a adoptar de nuevo después de tantos años el título de princesa para que su hija también pudiera tenerlo.—Su Majestad… —se inclinaron respetuosamente los ancianos ante ella y por más que odiara aquel gesto, Amira se contuvo lo suficiente.
La tarde estaba avanzando, y al fresco de la puesta del sol el pueblo de Arabia por fin se lanzaba a la calle para celebrar aquella boda. Era la primera vez en la historia que no se haría una ceremonia a puertas cerradas y con grandes dignatarios, sino que se haría entre el pueblo, en la enorme plaza del Parlamento y presidido por los ancianos.La historia de amor entre el noble rey Hasan y su malak por fin se sellaría de la forma en que los dos se merecían: con una boda que resonaría en las páginas de la historia de Arabia para siempre.Los preparativos se hicieron solo en un par de días, porque ninguno de los dos quería pompas ni lujos. El palacio no se adornó, pero en su lugar las calles de Riad parecían de fiesta.—¿Nervioso? —le preguntó Karim y Massimo lo espantó con un gesto, como si fuera un ave de mal agüero.—¡Calla, calla! Él no está nervioso por nada —se rio el italiano—. No se puede estar nervioso teniendo un padrinazo como yo. ¿Verdad Su Majestad?Hasan puso los ojos en
Siete meses despuésEl sol ardiente del desierto caía implacable sobre el reino, y Hasan se apresuraba a firmar todos aquellos documentos que los ancianos le ponían delante.El Parlamento procuraba ocupar poco el tiempo del rey últimamente porque sabían que Malak estaba a punto de tener a su bebé.Habían decidido seguir las tradiciones, así que en las consultas con los médicos de palacio habían revisado que el bebé estuviera en perfecto estado de salud, pero aun nadie sabía si les llegaría un príncipe o una princesa.Y la verdad era que Hasan ni siquiera estaba preocupado por eso, porque si bien era cierto que la ley exigía un heredero varón para gobernar, ya había quedado bastante claro en Arabia el poder y el valor de su reina, y lo que una mujer era capaz de llegar a hacer.El rey, por su parte, procuraba mantenerse ecuánime, aunque eso significaba controlar las ganas que tenía de encerrar a Giulia en una linda torre y no dejarla salir hasta que tuviera a su bebé.Sin embargo entre
En el interior del palacio, los médicos y las enfermeras habían sido convocados de inmediato para atender a Giulia, y nadie se atrevió a protestar cuando Hasan entró con ella y se quedó apretando su mano todo el tiempo, susurrándole palabras de ánimo y de mucho, mucho amor.El bebé estaba apurado por nacer, pero el trabajo de parto no sería rápido y para cuando las contracciones de Giulia comenzaron a ser más seguidas, ya la muchacha estaba completamente exhausta.—Oye, oye… Tú puedes —le sonrió Hasan mientras la veía sudar y sufrir y aun así tratar de ser fuerte—. Tú puedes hacer lo que sea, malak, pero escúchame… si ya no tienes fuerzas también está bien, amor, solo tienes que decírmelo, ¿de acuerdo? ¿Sí?Giulia apretó los labios porque el dolor a veces era demasiado insoportable, pero tenerlo ahí con ella, dándole esa seguridad en todo momento, sabiendo que estaría allí para protegerlos a ella y a su hijo pasara lo que pasara… eso le daba nuevas energías.Y aunque el rey tenía la m
Un año despuésParecía mentira que ya hubiera pasado todo un año desde el nacimiento de Shaytan. Sobra decir que Hasan se había convertido en un papá sobreprotector y muy presente, que había tomado con alegría sus dosis de malas noches, berrinches, desvelos y cólicos de bebés.Y Giulia solía decir que se había vuelto a enamorar de él en ese momento, justo cuando lo veía ojeroso y despeinado, meciendo a su hijo en brazos por toda la habitación par que ella se durmiera.Y ahora, un año después, el pequeño príncipe heredero corría por los hermosos jardines de palacio, tropezándose y cayéndose, pero siempre levantándose para seguir jugando como si nada hubiera pasado.—¡Es un pequeño guerrero! ¡No se puede negar! —exclamó Hasan con un suspiro lleno de ternura mientras abrazaba a Giulia—. ¡Salió a su… mamá!Ella rio por lo bajo y se levantó en las puntas de los pies para darle un beso coqueto.—Sí claro… a su mamá nada más —lo provocó porque ya había escuchado decir en el palacio que Hasan
EXTRA. Familia de mentira, amor de verdad. Epílogo.Diez años después de UNA REINA EN EL CORAZÓN DEL REY.Mar estaba sentada frente al espejo de su tocador, pensando en todas esas canas nuevas que le habían salido y que Alan enseñaba con tanto orgullo, preguntándose si ya era tiempo de dejarse llevar por su edad y por sus nietos.—Ha pasado muy rápido —murmuró mientras se cepillaba el cabello y solo escuchó una risa suave detrás de ella.—Lo sé —susurró Alan acercándose y sentándose junto a ella, de espaldas al espejo—. La vida ha pasado demasiado rápido. Pero no podemos decir que no ha sido buena. Sacó una pequeña caja de su traje y la puso entre las manos de su esposa. Mar la abrió despacio para ver un precioso anillo con un zafiro deslumbrante, y Alan lo sacó con cuidado para ponerlo en su dedo antes de acariciarle la mano con cariño.—¿Pensaste el día que nos conocimos que íbamos a estar juntos toda la vida? —preguntó ella con los ojos húmedos y Alan la envolvió en un abrazo apre
EXTRA. Fatalidad a tu servicio—Es una niña tan juiciosa… —sonrió Charlie mirando a su hija, con su vestido de princesita mayor cuidando de sus primos menores—. Honestamente a veces creo que nos la cambiaron en el hospital. Es imposible que sea hija de Faith…—¡Charlie! —resonó aquella voz detrás de él, sobresaltándolo.—¿Ves lo que te digo? —suspiró apoyando su cabeza en el hombro de Rajá, que ronroneaba con el agotamiento normal de la vejez—. ¿Cuándo has escuchado tú a nuestra dulce Bea gritar como una loca desquiciada?A su lado llegó una mujer enfundada en un hermoso vestido azul marino, con un escote sexy que lo puso a babear en un segundo.—¿A quién le estás diciendo “loca desquiciada”, gallino mío? —lo amenazó ella, poniendo un dedito acusador frente a su cara.—A ti. ¡Pero vamos, amor, a Rajá no le puedes mentir! ¡Nadie te conoce mejor que él! —aseguró Charlie tirando de su mano para sentársela en el regazo.Encontró su boca con un beso suave y delicioso que a Faith le hizo te
EXTRA. Una sola nocheEl sol se despedía dejando tras de sí un cielo teñido de tonos cálidos y dorados sobre la Croisette en Cannes. La alfombra roja se extendía como un camino de sueños, y entre los flashes de las cámaras y la efervescencia del festival, Karim se encontró de repente en el epicentro de la mirada de los periodistas.Vestido con un impecable traje negro, esperaba que su esposa terminara de discutir ciertos detalles importantes con un productor sobre una nueva película que tenía en mente, y él le daba su espacio porque le encantaba cuando la veía emocionada y con estrellitas en los ojos.Su impaciencia estaba bajo control, pero ciertamente se la tentaría una periodista de cabello rubio y vestida con un impecable vestido de noche, que se aproximó a él con micrófono en mano y una sonrisa que destellaba profesionalismo, pero también cierta picardía.—¡Muy buenas noches! ¡Excelente velada! ¿Podrías hablarnos sobre algunos de sus papeles en las películas que se presentan este