Capítulo 62
Lo que ocurrió exactamente ya no lo recuerda. Pero aquella vez, él y Julio se pelearon ferozmente, tanto que incluso llamaron la atención de las autoridades escolares, lo que resultó en una sanción. Desde entonces, sus grupos se separaron por completo, como agua y fuego.

Después de beber, Diego se sentía caliente por dentro. Desabrochó su camisa, y su irritación solo aumentaba.

Cuando el coche se detuvo, se dio cuenta de que el conductor lo había traído a casa. No dijo nada, simplemente bajó del auto, con una mirada que reflejaba un poco de embriaguez y fervor.

Irene estaba acostada en la cama, con la mente hecha un lío, sin poder dormir. Justo cuando estaba a punto de caer en un sueño profundo, sintió un movimiento a su lado. Antes de que pudiera abrir los ojos, sintió que algo la presionaba. Se asustó, y al instante reconoció el familiar aroma masculino, mezclado con el olor a alcohol.

—¿Diego? —Irene apoyó ambas manos en su pecho—. ¿Has estado bebiendo?

—Irene... —Diego la miró, sus
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