Capítulo 53
A la mañana siguiente, el asistente llegó al hospital y ayudó a Diego a completar los trámites de alta. Una vez en el coche, antes de comenzar su informe, preguntó por costumbre:

—¿Señor Martínez, necesita ir a casa a ducharse y cambiarse de ropa?

—A casa. Lo del trabajo, lo hablaremos mañana. —Diego le lanzó una mirada y respondió.

¿Mañana? ¿Significa que hoy no trabajará? El asistente se quedó sorprendido. ¿Diego, el adicto al trabajo, también tenía tiempo para no trabajar? Al llegar a casa, Diego se dio cuenta de que Irene no estaba. Al llamarla, se enteró de que ella había ido a trabajar.

—¡Con ese pie, ¿cómo puedes ir a trabajar?! —exclamó Diego, enfadado—. ¡Vuelve de inmediato!

Irene colgó su llamada. Diego quería volver a llamar, pero no se atrevió, tan enfadado que casi lanza su teléfono. Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que el coche del asistente regresara. Pensó que, como era de esperar de un adicto al trabajo, el señor Martínez finalmente había optado por trabajar.
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