Capítulo 52
—No pasa nada. —Diego no quería hablar de eso—. Ya te dije que no tenías que venir.

—¿Cómo no voy a venir si te has tenido un accidente? —Pablo volvió a preguntar—. ¿Irene lo sabe? ¿Ha venido?

—Sí, ha venido. —respondió Diego con frialdad—. Pero hubiera sido mejor que no viniera; ahora habla con tanta agudeza que puede hacer que se me reviente la ira.

—Parece que ella ha cambiado; le llamé y me bloqueó. ¡Me bloqueó!

—¿Para qué le llamaste? —Diego lo miró con desdén.

—¿No ves que el problema no es ese? —Pablo se enojó—. ¡Ella se atreve a bloquearme! ¿Cómo se atreve a hacerlo?

—Si se atreve a gritarme, ¿por qué no habría de bloquearte?

—¿Te gritó? ¿Por qué? ¿Por tu aventura? —Pablo estaba aún más sorprendido.

Diego miró por encima de su hombro.

En la entrada, Lola estaba de pie. Al darse cuenta de lo que había dicho, Pablo se sintió incómodo y rápidamente aclaró:

—Lola, no quise decir que tú seas la amante...

Lola se le llenaron los ojos de lágrimas. Se acercó a la cama, sin decir una pa
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