Capítulo 0559
Ella estaba ardiendo de fiebre, no solo en el aliento y la frente. Su estado en general no era normal. Con esa apariencia...

Diego se alarmó. Irene parecía estar bajo los efectos de un afrodisíaco.

No se atrevió a pensar más, así que trató de levantarse para salir del coche. Pero Irene se aferró a él, sin soltarlo, mostrando un comportamiento tan pegajoso que parecía que nunca se habían separado.

El corazón de Diego se ablandó como algodón. No sabía cuánto esfuerzo le costó quitar las manos de Irene de su cuello.

—Tranquila... —su voz sonó grave y ronca, como si estuviera reprimiendo algo.

—Voy a estar lista pronto, espérame.

Irene estaba recostada en el asiento, y sus ojos estaban nublados, con una mirada confusa y seductora.

Diego cerró los ojos, intentó calmar su respiración y, con determinación, dejó de mirarla antes de abrir la puerta y salir.

Al abrir la puerta, una ráfaga de aire fresco entró, lo que hizo que Irene recuperara la lucidez por un momento. Pero rápidamente volvió a
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