Capítulo 0375
La persona que Diego no podía sacar de su mente, Irene, en ese momento estaba sentada junto a un arroyo. El agua era tan clara que podía verse el fondo, donde las algas se movían suavemente con la corriente. Irene sostenía una ramita, jugando con el agua.

Con la otra mano tenía un teléfono móvil pegado a su oído. Una leve sonrisa se dibujaba en sus labios mientras hablaba en voz baja.

—Julio, de verdad estoy bien, no te preocupes por mí.

Al otro lado de la línea estaba Julio. Utilizando las identificaciones de los guardias de seguridad del hospital, había conseguido varios números de teléfono, sin saber cuál usar para llamar a Irene. De cualquier forma, no quería dejar ninguna pista a Diego.

—Realmente quiero ir a verte.

—No, por favor. —respondió Irene—. Estoy bien aquí, y me llevo muy bien con la gente de este lugar.

—Ire, tú... —Julio guardó silencio unos segundos antes de continuar—. ¿Alguna vez piensas en él?

Sin nombrarlo, ambos sabían de quién hablaban.

—No tienes que andarte co
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