Capítulo 0374
Irene lo perdonó, y ambos se abrazaron con fuerza. Pero luego, el sueño se desvaneció.

Vicente estaba sentado al lado de su cama, reprendiendo a Diego.

—¿Cómo pudiste llegar a este estado? ¿Qué le voy a decir a tu abuelo cuando regrese?

Diego abrió los ojos y los volvió a cerrar. En sus brazos parecía quedar aún el calor de Irene, junto con esa fragancia familiar que tanto lo fascinaba. Pero ahora, todo eso se había esfumado. Si pudiera, desearía seguir soñando y no despertar.

Vicente tomó una profunda respiración y comenzó a explicarle las cosas. Al final, le dijo:

—No puedes comer nada picante, ¿me escuchaste?

Sin embargo, Diego seguía con una mirada ausente. Vicente, molesto, sintió ganas de darle un puñetazo. Se calmó al inhalar profundamente y luego dijo:

—Debo regresar al ejército; ya he perdido medio día...

—Ve. —respondió Diego, abriendo los ojos por fin.

—¡Con esa apariencia, parece que estás a punto de morir! ¿Cómo puedo irme? —gritó Vicente—. ¿Vale la pena todo esto solo por
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