Capítulo 0158
Diego se despertó de golpe, abriendo los ojos, y vio a Lola, que con algo en brazos se movía sigilosamente como si fuera un fantasma.

—¿Qué haces aquí? —preguntó Diego en un tono severo.

Lola soltó un grito, dejando caer lo que llevaba, y su rostro se llenó de sorpresa y confusión.

—Tú, ¿cómo es que estás aquí...?

—Esa pregunta, debería hacértela yo a ti. —La mirada de Diego había perdido su suavidad habitual—. ¿Qué haces aquí a esta hora?

Era su habitación en el club, un lugar reservado para él. Solo el personal de limpieza tenía permiso para entrar. Aunque Lola y Diego habían estado allí varias veces, ella, por su posición, no tenía derecho a estar sola en esa habitación. Incluso Pablo necesitaba su autorización para entrar.

Lola, algo asustada, no dijo nada y se agachó rápidamente a recoger lo que había caído. Diego frunció el ceño al ver que eran algunos adornos, cintas y globos.

—Respóndeme, ¿qué haces aquí? —Volvió a preguntar Diego.

Lola sintió que él estaba especialmente frío e
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