Agosto, 1990

Nova prefería la soledad, por lo menos eso creía.

No todos los Ángeles eran iguales , por suerte el creador se había divertido con las exóticas mezclas de los chispazos de particularidades que les había asignado.

Es cierto que pertenecer al coro que deleitaba los cielos era lo más popular, pero a ella el canto no se le daba bien .

Es más ni siquiera había intentado cantar armoniosamente.

Hacia diez años años que la casa de los Greenshaw permanecía en armonía, en el medio de la sala una colección de ángeles de porcelana llamaba la atención por la hermosura de sus detalles.

La pequeña de la familia, Lucy intentaba con todas sus fuerzas alcanzar la figura del Arcángel Gabriel, casi lo lograba cuando Karen,su madre tomó a la niña.

La levantó en sus brazos, ya era hora de desayunar. La pequeña se alejaba junto con su madre con una mirada triste.

Ya en la cocina un bebé de apenas un año se sacudía en una sillita de bebé y se reía a gritos mirando hacia un rincón de la pared.

De espaldas Karen preparaba su manzana rallada con avena y leche para el pequeño Tommy qué sabía de lo que se reía, ya que sentada en la mesada de la cocina Nova lo saludaba y le hacía las morisquetas típicas de cada mañana.

Charles el padre del pequeño ingresó a la cocina tomó a Karen por la cintura y le dió los buenos días.

El viento del pasar del recién llegado sacudió el cabello de Nova, excepto por el pequeño Tommy nadie podía verla.

Charles se sentó en la mesa observando como Lucy se manchaba con la miel de los panqueques que comía.

- ¿Dónde está Kevin?- pregunto Charles.

- No podemos llegar tarde, hoy van a ser las pruebas de fútbol, no se lo puede perder.

- No lo presiones,

Charles- dijo la madre del niño.

Charles se hundió en su periódico,hizo como que no había escuchado lo que le dijo su esposa.

Karen dejo unos panqueques en frente de él, qué casi ni tocó.

El pequeño Tommy degustaba su manzana con avena,sonriendo como si le agradara.

De repente la madre del niño gritó el nombre de Kevin y dejó su plato en la mesa.

Era el último integrante de la casa que faltaba en la mesa.

Kevin Greenshaw, 10 años, estaba retrasado para el desayuno, él era el Humano asignado a Nova.

Nova era su ángel guardián.

∆∆∆

- ¡Cuánto gel!- mencionó Nova para sí misma.

En el baño de arriba Kevin arreglaba su cabello con gel, hipnotizado en el espejo esperando que hoy su amor platónico, Lina Torres, lo viera con ojos de amor aunque sea una vez.

Nova se rió un poco.

Por supuesto que Kevin no podía verla.

Hasta los 4 años generalmente los niños todavía podían verlos, después de esa edad se convertían en un viento que los acompañaba.

∆∆∆

Bajó corriendo las escaleras y lo acompañó a la mesa donde el desayuno tomaba lugar.

- ¡Qué guapo!- dijo su madre.

-¡Mamá!- gritó Kevin revoloteando sus ojos hacia un lado.

- ¿No es mucho gel?- dijo su padre.

Mientras el diálogo matutino tenía lugar, Nova observaba a Kevin.

- Ya tendrás tu momento-murmuro Nova.

Le hubiera gustado que Kevin la escuchara, mientras pasaba la mano por su cabeza.

-Cuando seas mayor encontrarás a esa persona especial. Te amaran por tu simpleza, porque conoces tus sentimientos sin confundir a los demás. Los otros humanos te agradecerán por eso-esa charla interna tomaba lugar en el corazón de Nova.

Charles ,se levantó de su asiento.

- Todos a la camioneta, o llegaremos tarde.- dijo.

- Excepto tu reina- le susurro al oído a su esposa.

- Adiós pequeño Tommy- dijo su padre con ojos llenos de ternura, por el más chico de la familia.

Tanto Lucy como Kevin corrieron por sus cosas. La mañana estaba cálida, y el sol anunciaba cero tormentas para el resto del día.

Sin embargo,Nova sintió para sus adentros un extraño tirón, una sensación difícil de describir.

∆∆∆

Mientras los niños peleaban por subirse al auto, su risas y gritos se transformaban.

Un dolor con gusto nauseabundo la recorría.

Cada segundo las voces de los niños se escuchaban más lejanas, muy raro siendo que estaban a centímetros de ella.

De repente miró a Charles que ya se encontraba subido a la camioneta arreglando el espejo retrovisor con sus manos.

Observaba a los niños que ya estaban en la parte trasera del vehículo con sus cinturones puestos y más tranquilos.

Charles se quedó quieto por unos minutos, su mirada se perdía y sus facciones armoniosas cambiaban a muy serias en microsegundos.

Nova ya se encontraba en el auto entre los niños con esa sensación que la debilitaba minuto a minuto, de repente su sangre se helo cuando vio que Charles la miraba fijamente, por el espejo retrovisor.

-¿Me está mirando?- se pregunto Nova.

Era imposible.

Él no le sacaba la mirada de encima.

Mientras pensaba esto, escuchó una especie de chasquido en su cabeza, y todo se volvió oscuro, también el sonido abandonó el lugar y por añadidura su conciencia.