Aranza ya no podía aguantar más estaba desesperada por que esa estúpida fiesta se terminara, nadie hablaba de ella, todos estaban concentrados en ser parte de las marionetas que tuvieran entretenido a Emir Palacios, hasta Gabriel la había dejado de lado para hablar de quien sabe que cosas con el señor Palacios.Ella no hacía otra cosa que noguera vagar entre muchos desconocidos, pero nadie se enfoca en ella, ¿qué clase de idiotas eran? Lo importante esa noche era ella, no el montón de músculos bien formados de Emir Palacios.¿Qué tan poderoso era ese hombre como para tenerlos a todos embobados? Debía investigarlo pero todo tenía que ser absolutamente discreto, entre la multitud de personas, necesitaba encontrar a Romina, que le dijera quién era el hombre con el que estaba y cómo lo había conocido.La había localizado, sola y eso era maravilloso, no quería pelear por su atención con nadie más. Aranza se tuvo que detener en seco cuando escuchó una voz conocida dirigirse a Romina.-¡R
Emir había perdido de su vista a Mina¿Dónde estaba? él comenzó a sentirse preocupado, el lugar era muy grande y no lo conocía.Sin importar que ella se sintiera en confianza para moverse, Emir sabía que la maldad de las personas no tenía límites, y con un momento de rabia, la razón se cegaba y las locuras hacían de las suyas.La buscaba, Emir estaba buscando a esa mujer que él había jurado proteger, necesitaba tenerla cerca, una pequeña luz se filtró entre el mar de cuerpos, la había encontrado, ¿ a dónde iba? Ella estaba subiendo escaleras.Quería tenerla junto a él,Emir se acercó al ritmo que las personas se lo permitieron, todos querían hablar con él, querían ser recomendados o tomados en cuenta para futuros proyectos, ésto era lo que había evitado tantos años, justo eso.Finalmente había llegado a las escaleras, pero el tiempo era un bien que se le escapaba entre los dedos, seguía el camino que anteriormente ella había hecho.Hasta que un instante se volvió una eternidad, ahí al
La fiesta había terminado finalmente, y Aranza estaba agotada de fingir que se estaba divirtiendo en un lugar donde el centro de atención era Emir Palacios y su bella prometida para después transformarse en una especie de juego entre los invitados para crear una serie de hipótesis para justificar la salida de ambos tan apresurada y sin nada de educación.Las frases hacían una especie de eco en la mente de Aranza, jugando con sus sentimientos haciéndola sentir furiosa y rechazada en igual medida, “Se veía que se aman” “él se miraba muy feliz” “Cómo no estarlo con una mujer así de hermosa en sus brazos” “amor de juventud, maravilla divina” “Ella es muy amable e inteligente por eso lo debe haber cautivado” “ Espero haya un pequeño heredero pronto, seguro será muy bello”Todos esos comentarios retorcían el estómago de Aranza, siempre ella, siempre Romina, siempre tenía que ganar ella, ¿no podía quedarse con un piojoso muerto de hambre? Según no le importaba estar sin nada, por que estar s
Loyola se encontraba haciendo una revisión de las salidas y puntos ciegos de la mansión, era algo importante para él que ahora que el mundo ya sabía quién era el hombre que vivía ahí, Emir se sintiera seguro como siempre.Nadie puede vivir en guardia constante, en algún momento todo se destruye por su propio peso. De un momento a otro una sombra se movió entre los arbustos del patio, Loyola se puso en guardia.Discretamente identificó que era sólo una persona, ¿qué clase de loco se infiltra en un lugar como ese absolutamente solo? Sin dudarlo llamó a sus agentes para que revisaran el perímetro con mayor cautela, todo podía ser parte de un plan o una trampa.Loyola se acercó con la precaución de no hacer ruido alguno, la sorpresa era un ventaja que no estaba dispuesto a desperdiciar, los pasos eran firmes y constantes, además se silenciosos.Paso a paso, Loyola intentaba identificar cual sería el medio de ataque o defensa del desconocido, y si era hombre o mujer, todo era un factor qu
Mina se encontraba dando los últimos toques de su peinado, al no estar acostumbrada a utilizar un anillo de compromiso tan grande, el cabello se le había atorado en él.Eran detalles que la hacían reír, ¿sería muy pronto para pensar en ese compromiso como algo serio? Después de todo sólo habían pasado una noche juntos, pero para ella ya no habria vuelta atrás.Aunque le daba una especie de ansiedad al pensar en preguntarle a él, que eran, si le decía que solo amigos con derechos, le rompería el corazón, mejor dejaría que las cosas siguieran su cauce y darse cuenta a donde apuntaba su actitud.Al despertarse ya no estaba en su habitación pero él siempre se levantaba muy temprano, no era algo que la alertara de manera negativa.Tocaron la puerta de su habitación.-Adelante- Mina seguía arreglando su cabello.-Señora- Una muchacha de servicio estaba en la puerta- tiene visitas.-¿Yo? - Mina estaba sorprendida,quién iría a visitarla, no tenía a nadie que quisiera verla fuera de esa casa
Loyola con toda la rabia e impotencia que podría sentir al saber que en su servicio Mina había sido golpeada, tenía que enfrentar cualquiera que fuera la reacción de Emir al enterarse de lo sucedido.-Emir- dijo Loyola al teléfono- Tengo algo que informarte,- comenzó a dirigirse a su auto, estaba seguro que esto no quedaría así de parte de Emir y quería evitar que hiciera una locura.El tiempo estaba en su contra ya que Emir cuando quería podía ser más rápido que un conductor de fórmula uno, y no había motivación más fuerte que la rabia en un momento de crisis se compadeció fervientemente del hombre receptor de toda esa ira contenida.Mientras tanto en la cocina, Eve estaba asombrada ante lo que estaba diciendo Mina.-Entonces, ella no es tu mamá.-No- Mina negó nostálgicamente, tocando el dije que colgaba en su pecho el cual jamás se quitaba- Mi madre se llamaba Ángela y falleció dando a luz, pero unos años después llegó mi padre con ella, según sería mi madre, pero de ella no he r
Eve amanece con ganas de despejarse y salir de ese lugar, y recuerda que Loyola le dijo que él podía ayudarla con salir de la mansión, decide alistarse para poder irse en el momento que Loyola se lo indique.—Loyola— Eve lo mira cruzar por el recibidor, pero él al escucharla detiene su camino— ¿puedes salir hoy? Necesito despejarme un poco.-Eve suplicaba en silencio un “porfi, pofi, porfi”Él se queda pensando en todo lo que tiene programado para ese día y acepta llevarla un momento más tarde pero aclara que sólo sería cierto tiempo, cosa que alegra a Eve, cualquier segundo fuera de las mismas paredes para ella era una bendición para agradecer.Llegó el momento de salir y se encontraron en una plaza llena de locales para poder hacer todo lo que a ella se le ocurriera, Loyola en el transcurso de tiempo que la había hecho esperar, consiguió una tarjeta sin límite de Emir para que ella pudiera estar tranquila y no sentirse presionada por el costo de las cosas.Comieron nieves, un café,
Gabriel despierta más temprano de lo normal después de saber que su pequeña Gabriela estaba enferma la preocupación hizo de él su casa, no estaría tranquilo hasta saber qué tenía su hija. El desayuno estaba en la mesa y Aranza se veía tan esplendida como siempre pero tenía un aura de superioridad que no podía dar por hecho, él no entendía cómo siempre era la primera en estar lista por las mañanas.—Buenos días cariño—Gabriel la beso en la frente para después sentarse a un lado para compartir el desayuno.—Buenos días cariño—Aranza estaba emocionada y se notaba todo su rostro era una gran y marcada sonrisa, ella se imaginaba la escena como se vería frente a ojos extraños y le encantaba, era como de una película— ¿Cómo dormiste? — Había sido tan agotador todo lo que sucedió anteriormente tanta emoción y la satisfacción de ver sus metas alcanzadas era maravilloso pero agotador que ella se había acostado rendida, no era fácil ser una mujer influyente.—No mucho, ayer me informó Dalia qu