Pasan los días sin ninguna novedad, Emir no sabe cómo afrontar la situación que tiene con Romina, para nadie sería sencillo ser espectador del momento en el que destruyeron tu vida sin ninguna contemplación.Tendría que tener cuidado de cómo se lo iba a presentar. En ese momento tocaron a la puerta, al darle el pase Romina se encontraba con varias cartas en las manos, extrañada.-Creía que nadie utilizaba esta clase de cosas, para eso está el internet y el teléfono celular.Ella se iba acercando, distraída, pero Emir cada día la veía más bella, esos pequeños detalles que antes eran desapercibidos se volvían más evidentes, haciendo una tontería no haberlos visto antes.Como el movimiento como péndulo de los mechones más cortos de su cabello al caminar, o que cuando estaba cansada se hacía una trenza sencilla y eso la hacía verse más joven, como si fuera una adolescente traviesa.Que al ver una película de comedia sus ojos se dilataban de la emoción, desde que lo había descubierto y
Aranza estaba estresada debía ser la mujer más bella del lugar, necesitaba verse perfecta y nadie iba a echarlo a perder.-Señora, Gabriela está recién bañada es su hora de dormir.Aranza suspiró desesperada, esta mujer aún no comprendía que ése era su trabajo. Volteó a verla con un gesto de pregunta, era poco o mucho menos de poco lo que le importaba eso.En ese momento Gabriel entró y ella de cambió por un instante:-Mi pequeña está despierta aún- Su tono era dulce y conciliador.- Ya debería estar dormida.-No te preocupes- Gabriel se acercó y le dió un beso en la cabeza, cuidando de no despeinarla- yo la duermo, gracias Dalia- Volteó a ver a la nana- Ya puede irse a descansar.-Sí señor, muchas gracias, y buenas noches.Dalia decidió irse ya era muy tarde para ella, mientras tanto Gabriel se quedó mirando a su esposa.-Te miras hermosa, bueno lo estás pero hoy estas espectacular.Aranza volteó con una sonrisa, había elegido el vestido a la medida, un corte al cuerpo sin tirantes
El momento había llegado Romina por fin se encontraba en la entrada de la mansión Osuna, en ese lugar que en el pasado pensó que sería su hogar y de de sus hijos.Ese mismo lugar que le había dado la espalda en el momento más difícil y vulnerable de su vida, pero necesitaba acercarse, necesitaba ver con sus propios ojos cómo la mujer en la que confío con su alma se había quedado con todo.Pero sobre todo necesitaba saber en qué condición estaba Gabriel, deseaba ver si él tenía conocimiento de la existencia de su hija y si la tenía con él, quería ubicarla.Romina deseaba saber a qué se enfrentaría, por que lo iba a hacer y destruiría todo lo que se interpusiera entre su pequeña y ella.-¿Te encuentras bien?-Emir la veía nerviosa, pero no quería que ella se sintiera así, no había necesidad teniéndolo a él, nada podría sucederle.-Sí, sólo que no tengo experiencia con este tipo de cosas.-No la necesitas solo con existir, todos deben idolatrarte.Aunque sonara como algo banal o sólo un
Aranza ya no podía aguantar más estaba desesperada por que esa estúpida fiesta se terminara, nadie hablaba de ella, todos estaban concentrados en ser parte de las marionetas que tuvieran entretenido a Emir Palacios, hasta Gabriel la había dejado de lado para hablar de quien sabe que cosas con el señor Palacios.Ella no hacía otra cosa que noguera vagar entre muchos desconocidos, pero nadie se enfoca en ella, ¿qué clase de idiotas eran? Lo importante esa noche era ella, no el montón de músculos bien formados de Emir Palacios.¿Qué tan poderoso era ese hombre como para tenerlos a todos embobados? Debía investigarlo pero todo tenía que ser absolutamente discreto, entre la multitud de personas, necesitaba encontrar a Romina, que le dijera quién era el hombre con el que estaba y cómo lo había conocido.La había localizado, sola y eso era maravilloso, no quería pelear por su atención con nadie más. Aranza se tuvo que detener en seco cuando escuchó una voz conocida dirigirse a Romina.-¡R
Emir había perdido de su vista a Mina¿Dónde estaba? él comenzó a sentirse preocupado, el lugar era muy grande y no lo conocía.Sin importar que ella se sintiera en confianza para moverse, Emir sabía que la maldad de las personas no tenía límites, y con un momento de rabia, la razón se cegaba y las locuras hacían de las suyas.La buscaba, Emir estaba buscando a esa mujer que él había jurado proteger, necesitaba tenerla cerca, una pequeña luz se filtró entre el mar de cuerpos, la había encontrado, ¿ a dónde iba? Ella estaba subiendo escaleras.Quería tenerla junto a él,Emir se acercó al ritmo que las personas se lo permitieron, todos querían hablar con él, querían ser recomendados o tomados en cuenta para futuros proyectos, ésto era lo que había evitado tantos años, justo eso.Finalmente había llegado a las escaleras, pero el tiempo era un bien que se le escapaba entre los dedos, seguía el camino que anteriormente ella había hecho.Hasta que un instante se volvió una eternidad, ahí al
La fiesta había terminado finalmente, y Aranza estaba agotada de fingir que se estaba divirtiendo en un lugar donde el centro de atención era Emir Palacios y su bella prometida para después transformarse en una especie de juego entre los invitados para crear una serie de hipótesis para justificar la salida de ambos tan apresurada y sin nada de educación.Las frases hacían una especie de eco en la mente de Aranza, jugando con sus sentimientos haciéndola sentir furiosa y rechazada en igual medida, “Se veía que se aman” “él se miraba muy feliz” “Cómo no estarlo con una mujer así de hermosa en sus brazos” “amor de juventud, maravilla divina” “Ella es muy amable e inteligente por eso lo debe haber cautivado” “ Espero haya un pequeño heredero pronto, seguro será muy bello”Todos esos comentarios retorcían el estómago de Aranza, siempre ella, siempre Romina, siempre tenía que ganar ella, ¿no podía quedarse con un piojoso muerto de hambre? Según no le importaba estar sin nada, por que estar s
Loyola se encontraba haciendo una revisión de las salidas y puntos ciegos de la mansión, era algo importante para él que ahora que el mundo ya sabía quién era el hombre que vivía ahí, Emir se sintiera seguro como siempre.Nadie puede vivir en guardia constante, en algún momento todo se destruye por su propio peso. De un momento a otro una sombra se movió entre los arbustos del patio, Loyola se puso en guardia.Discretamente identificó que era sólo una persona, ¿qué clase de loco se infiltra en un lugar como ese absolutamente solo? Sin dudarlo llamó a sus agentes para que revisaran el perímetro con mayor cautela, todo podía ser parte de un plan o una trampa.Loyola se acercó con la precaución de no hacer ruido alguno, la sorpresa era un ventaja que no estaba dispuesto a desperdiciar, los pasos eran firmes y constantes, además se silenciosos.Paso a paso, Loyola intentaba identificar cual sería el medio de ataque o defensa del desconocido, y si era hombre o mujer, todo era un factor qu
Mina se encontraba dando los últimos toques de su peinado, al no estar acostumbrada a utilizar un anillo de compromiso tan grande, el cabello se le había atorado en él.Eran detalles que la hacían reír, ¿sería muy pronto para pensar en ese compromiso como algo serio? Después de todo sólo habían pasado una noche juntos, pero para ella ya no habria vuelta atrás.Aunque le daba una especie de ansiedad al pensar en preguntarle a él, que eran, si le decía que solo amigos con derechos, le rompería el corazón, mejor dejaría que las cosas siguieran su cauce y darse cuenta a donde apuntaba su actitud.Al despertarse ya no estaba en su habitación pero él siempre se levantaba muy temprano, no era algo que la alertara de manera negativa.Tocaron la puerta de su habitación.-Adelante- Mina seguía arreglando su cabello.-Señora- Una muchacha de servicio estaba en la puerta- tiene visitas.-¿Yo? - Mina estaba sorprendida,quién iría a visitarla, no tenía a nadie que quisiera verla fuera de esa casa