Capítulo 5: Locura

Capítulo 5: Locura

Todos los vecinos estaban furiosos por lo que acababa de ocurrir, pero tampoco pudieron hacer mucho e igual Carlos se fue detrás de los policías.

- Abuelita…

- Tranquilo hijo, ven vamos a llamar a tu papá y tío para que la ayuden – mencionó la mayor acariciando los cabellos de su nieto para buscar reconfortarlo.

Al escuchar las palabras de la mayor, todos los vecinos se relajaron y ahora sentían lástima por ese loco, porque nadie deseaba ser enemigo de esa mujer.

Por su parte, Rosa estaba mirando la hora en su celular.

Estaba preocupada porque Alexa ya se había tardado en salir, por lo que salió de su auto para ir a buscarla.

Al llegar a la entrada del edificio la vio, pero cuando quiso llamarla noto que estaba esposada y dos policías la subían a la fuerza a la patrulla.

- Pero que… - ella estaba confundida ¿qué estaba pasando?

En eso vio a un hombre pelirrojo, quien le dedicó una mirada burlona hacia la patrulla.

- Me voy a encargar de que jamás salgas de ese lugar – dijo antes de girarse para subirse a su propio auto y alejarse de lugar.

Rosa tenía ganas de golpear a ese hombre, pero lo dejó pasar para seguir a esa patrulla y ayudar a su amiga.

Alexa les dedicaba una mirada de odio a esos policías, ya que NOTO que recibieron un soborno de Carlos para que ella acabara en esta situación.

- Si saben que están cometiendo un arresto ilegal, YO NO MATÉ A NADIE – declaró Alexa frunciendo el ceño.

- Cállate asesina – dijo uno de los policías, aunque si compañero hizo una mueca sin opinar.

- Vaya, que justo es nuestro sistema de justicia: encierran a una mujer falsamente de homicidio, pero no al maldito abusador y golpeador de mujeres – opinó de forma sarcástica.

Ninguno le contestó y sólo permanecieron en silencio por lo no dijeron nada y solo permanecieron en silencio durante todo el camino.

Al ver esa actitud ella solo dejo escapar un suspiro, todo indicaba que estaban por jugar sucio, pero se equivocaron de persona y era tiempo de demostrarles a los Monroy que ella no era esa don nadie muerta de hambre que creían.

Unos minutos más tarde llegaron a la estación de policía, donde la llevaron a una celda de forma brusca y ahí la dejaron sin decirle nada.

Esto definitivamente era ilegal, porque a todos los que arrestaban se les hacía un registro de su encierro, pero a ella nada.

Roció llegó a la estación de policía y enseguida ingresó preguntando por Alexa, pero la oficial que atendía la recepción le dijo que no había nadie arrestado con el nombre de su amiga.

Eso encendió una alerta, porque ella vio que la habían metido a ese lugar… pero no quiso discutir con la oficial y se retiró… en apariencia porque empezó a recorrer alrededor del edificio buscando algún indicio de ella a través de las ventanas.

El lado bueno es que logró encontrar la celda donde estaba y está poseía una ventana con pequeños barrotes, por lo que podían hablar.

- Alexa…

- Eh… - la nombrada se giró y sonrió al ver a su amiga - Rosa – dijo ella acercándose de forma discreta a la pared.

- Oye que te pasó y… ¿por qué tu moretón se ve más feo?

- Porque él llegó de la nada para golpear.

- ¿Por qué? – preguntó frunciendo el ceño.

- Según entendí, supuestamente yo atropelló a Alin y por culpa de eso perdió a su hijo.

- Que gran mentira si tú…

- Tranquila, no te alteres.

- ¿Cómo no hacerlo? si te está culpando de algo grave y…

- El problema ahora es que me arrestaron de forma ilegal porque fueron sobornados.

- Eso explica porque la señora de recepción no sabía nada de ti.

- Creo que me van a querer hacer daño.

- Pero eso es ilegal, además antes de condenar se necesitan pruebas y… ah… sabes ahora solo me dan ganas de regresar en el tiempo y clavarle un bisturí en su garganta antes de que lo salvaras en esa ocasión. 

 - … - Alexa solo dejo escapar un suspiro mientras hacía una mueca, porque esa propuesta era tentadora, pero… 1 no tiene una máquina del tiempo y 2 como médico juró proteger la vida humana, no acabar con ella aunque el infeliz merezca la muerte – por ahora y aprovechando que estás libre averigua que paso con exactitud.

- ¿Y tú?

- No sé… pero buscaré arreglármelas.

- O puedes dejar de ser orgullosa y llamar a tu abuelo.

- Supongo que es momento de tragar mi orgullo y disculparme con él – mencionó Alexa haciendo una mueca al recordar la pelea con su abuelo.

- Ten – dijo Rosa sacando su celular para entregárselo.

- … - Alexa miró el móvil y tras reunir el valor marcó el número de su abuelo y con algo de duda espero a que le contestara.

Tras unos minutos escucho esa voz que había extrañado.

- Hola Rosa ¿qué pasa?

- No soy Rosa.

- - la persona al otro lado de la línea se sorprendió al escuchar esa voz – Alexa… e… ¿eres tú?

- Hm… hola abuelito.

- Hija… do… ¿dónde te habías metido?

- Eso… eso es una larga historia.

- Jeje entonces ven para platicar porque igual aquí tengo a alguien que te necesita.

- ¿Ah? ¿de qué hablas abuelito?

- Es que aquí tengo a una persona que necesita de tus servicios como la mejor cardióloga del país y…

- Am… abuelo por favor no me comprometas en algo como eso, porque no creo poder ayudar a esa persona.

- ¿Por qué? ¿pasa algo? hija ¿dónde estás?

- Me arrestaron.

- ¡QUE! ¿POR QUÉ?

- Porque me están culpando por la muerte de un bebe y lo peor es que mi esposo le pago a los oficiales para asegurarse de que yo sea la culpable de ese crimen. 

- E… ¿esposo? Alexa no me digas ¿te casaste con ese chico al que le salvaste la vida?

- Si…

- ¿Y él te está lastimando ahora?

- Si…

- - en eso la persona al otro lado de la línea empezó a llorar – te lo advertí, que no te casaras con él… algo en él me da mala espina y ahora…

- Perdón abuelo…

- Ya hablaremos de eso, pero ahora dime ¿dónde estás? ahora mismo iré a buscarte.

- Gracias abuelito, en estos momentos estoy en… - empezó a decir, pero en eso escucho unos pasos acercarse a su celda, por lo que cortó la llamada y le paso el celular a Rosa haciéndole señas para que se escondiera.

- Muy bien asesina, vamos – dijo uno de los oficiales mientras abrían la celda.

- ¿A dónde me van a llevar? – habló ella buscando poner resistencia.

- ¿Qué no es obvio? las psicópatas como tú ya tienen una bella celda en prisión con tu nombre.

- YO SOY INOCENTE – declaró ella – ah ¡suélteme! – se quejó al ver que ingresaban  oficiales a la celda para tratar de someterla.

- CALLATE PERRA – dijo el oficial golpeándola.

- Quédate quieta.

- ¡NOOO!

 Los 4 forcejearon para esposar de manos y piernas a la castaña, sin importar que la lastimaran.

Cuando la lograron someter la obligaron a andar y la sacaron por la puerta trasera para que nadie la viera.

Alexa estaba angustiada, porque todo indicaba que la encerraran de forma ilegal y no tenía escapatoria de ese sitio, lo cual la asustaba, porque no quería terminar así.

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