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Capítulo 6: ¿Injusticia o Trato?

Capítulo 6: ¿Injusticia o Trato?

- ¿Alexa? bueno… hija… - en esos momentos un hombre mayor estaba gritando y mirando angustiado su celular, porque la llamada con su nieta se había cortado de forma abrupta.

- Parece que tu nieta está en problemas – dijo una voz grave.

En eso el mayor recordó que no estaba solo en su oficina, ya que estaba atendiendo a dos personas importantes en esos momentos.

- Ah… sí eso parece… dios… le dije que no se casara con ese idiota y parece que él la metió en problemas.

- Te comprendo amigo mío, se lo rebeldes que pueden ser cuando se lo proponen – habló un hombre mayor de cabello negro, con algunas canas visibles y estaba mirando a su derecha donde estaba sentada una copia joven de él.

- Yo no sé de qué hablas – se quejó el otro hombre haciendo una mueca – pero regresando al tema importante, está llamada ¿qué significa para nosotros? - preguntó mirando al hombre mayor.

- Esto no afecta en nada señores, como el director y dueño de este hospital me encargaré de encontrar al mejor médico para la operación de la pequeña Emily.

- Pero nos dijo que su nieta es la mejor – comentó el pelinegro canoso.

- Y lo es, pero me acaba de decir que su esposo está jugando sucio y soborno a unos policías para arrestarla de forma ilegal y dudo que este asunto se resuelva rápido.

- ¿Solo eso? – preguntó el hombre joven con algo de diversión en su voz.

- ¿Eh?

- Eso no es un problema para nosotros y como la vida de mi hija está en juego, iré a buscar a su nieta en persona para que nos ayude – declaró colocándose de pie.

- Pero…

- Descuida Francisco, te traeremos a tu nieta como un favor personal – comentó el pelinegro canoso imitando a su hijo para salir juntos de la oficina.

- Si haces eso te lo agradecería mucho Mariano.

- Hm… - dijo el nombrado antes de mirar a ver a su acompañante, quien ya estaba mandando algunos mensajes de texto – hijo…

- Listo, ya nos están esperando para sacarla sin problemas de prisión – contestó guardando su teléfono en el bolsillo interno de su saco.

- Te dije, déjanos esto a nosotros y tú encárgate de tener todo listo para la operación de mi nieta – dijo Mariano.

- Gracias… - mencionó Francisco antes de ver cómo ellos se marchaban – bueno debo hacer mi parte – susurró para sí - Cristina – habló elevando la voz.

- Dígame director – en eso una mujer rubia ingresó al lugar.

- Diles a todos que preparen la sala de operaciones ALFA e igual que empiecen los análisis preliminares para la señorita Jonas, porque esta noche la operan.

- Eh… ¿ya apareció su nieta? – preguntó emocionada la joven.

- Hm… así es, así que ya sabes Cristi…

- Claro que sí, déjamelo todo a mí, ya ordenó que se prepare todo el quirófano como a ella le gusta – mencionó emocionada saliendo rápidamente de la oficina para informar a todos que la nieta del jefe regresaría.

Francisco sonrió al ver que su secretaria parecía más feliz que él por esa noticia, por lo que solo dejó escapar un suspiro antes de ponerse serio mientras tomaba de nuevo su teléfono para llamar a Rosa, porque deseaba que le informara sobre la actual situación de su nieta, ya que es obvio que está a su lado en estos momentos.

Alexa sentía que su cabeza estaba por partirse por la mitad… le dolía tanto y no sabía si era por culpa de los golpes de ese animal o por toda esa extraña situación que había vivido en ese día.

- Creo que a la próxima imitaré a la señora Cárdenas y veré mi horóscopo en la tv antes de hacer algo… ah… - se dijo a sí misma mientras se acomodaba en esa cosa plana que decían que era su cama.

Había sido toda una locura de día: primero trato de pedirle el divorcio a Carlos… pero falló, luego la señora Cárdenas la motivo para irse de esa casa y regresar con su familia, se reencontró con Rosa y cuando estaba por largarse de ese sitio, reapareció Carlos tratando de matarla y acusándola de matar al hijo de su amante… y lo peor es que le pagó a los policías para que la metieran a prisión sin prueba alguna.

- Al menos no estoy con los otros presos… aunque creo que preferiría estar con ellos, aquí soy un blanco fácil – opinó frunciendo el ceño – y lo más irónico de esta situación es que dicen que atropelle a Alin cuando ni una bicicleta se manejar – hablo recostándose en esa cama y dejando escapar un suspiro.

En eso escucho como alguien se acercaba por lo que rápidamente se sentó en su cama y miró atentamente hacia los barrotes de la celda.

En eso un par de hombres llegaron empujando un carrito de comida.

- Hey asesina, tu comida – dijo uno de ellos lanzando al suelo una bandeja de comida provocando que todo el contenido acabará en el piso mientras que el otro abría una botella de agua y la bandeja provocando que salpicara un poco y se mezclara con los alimentos del suelo.

Al ver eso los guardias rieron de forma sonora.

- Disfruta de la cena – declararon con burla mientras se alejaban del lugar.

- Vaya… que amorosos – indicó con sarcasmo al acercarse a ver el batido de comida en el suelo – ahora sé porque muchos presos los apuñalan o tratan de asesinarlos cuando pueden.

- Ese es un comentario algo cruel ¿no lo crees? – en eso ella se asustó y vio a un hombre de cabello negro vestido de traje mirándola desde el otro lado de los barrotes.

- Que…

- Les pedí que tiraran tu comida porque Carlos Monroy pago para que te envenenaran y no vieras la luz de un nuevo día.

- … - Alexa se asustó y volvió a ver la comida en el suelo.

- Yo diría que esos oficiales se merecen un bono especial por su excelente actuación.

- Y… ¿quién eres tú? – preguntó ella buscando ser algo cautelosa.

- Digamos que puedo ser tu amigo o tu verdugo, todo depende de ti.

- Es decir, que el cobarde de Carlos te mando para asesinarme en mi celda y hacerlo pasar por suicidio.

- Ese es un pensamiento algo oscuro ¿no crees?

- De hecho no, tomando en cuenta la locura del día que he vivido – comentó cruzándose de brazos.

- Jaja, bueno descuide doctora Rocha, los motivos por los que vine a buscarla son totalmente diferentes a lo que le aconseja su imaginación – comentó sonriendo de lado.

- Que… - Alexa ahora estaba sorprendida porque hacía mucho que nadie la llamaba así, lo que significaba que esta persona no venía de parte de los Monroy.

- Ahora que ese punto está aclarado, quiero decirle que estoy aquí para hacerle una propuesta de negocios – empezó a decir el pelinegro – si recuerda hace poco su abuelo le comentó que habían unas personas requiriendo de sus servicios.

- Si, pero igual le dije que no puede ayudar debido a mi actual situación, ya que dudo que me dejen salir de este lugar tan fácilmente.

- Si ese es el único obstáculo, no debe preocuparse doctora – comentó justo cuando un oficial aparecía junto a él y este abría la celda.

- Adivinare… necesita un trasplante urgente – comentó ella notando que él ingresaba a la celda para estar a unos pasos de distancia de ella.

- La operación no es para mí, sino para esta hermosa dama – habló sacando una fotografía del bolsillo de su saco para mostrársela.

- … - Alexa se sorprendió al ver la foto de una niña pequeña, por instinto estiró su mano para tomar esa foto y examinar a la menor - ¿cuántos años tiene?

- En dos meses cumple 9 años.

- ¿Qué tiene?

- Insuficiencia cardíaca.

- ¿Ya tiene un corazón para ella?

- Así es, recién encontramos un donante y usted sabe muy bien el corto tiempo de vida que tienen los órganos en estos casos.

- Una pregunta incómoda ¿quién se la heredó?

- Mi esposa tenía parientes con esa enfermedad y se supone que hicimos un tratamiento especial para que eso no pase… pero aun así ocurrió.

- Entiendo.

- Entonces ¿puede operar a mi hija o quiere seguir con ese atuendo de calabaza?

- Claro que puedo hacerlo, pero ¿cómo sal…?

- Eso ya está arreglado – mencionó divertido mientras chasqueaba los dedos – oye, dale eso.

- ¿…? – Alexa le vio confundida, pero tras decir esas palabras otro policía ingresó a la celda y este le ofreció una bolsa de papel, la cual contenía algo de ropa.

- Ya está sellada tu salida de este lugar, solo falta que te cambies de ropa o quieres llegar al hospital vestida así.

- Obviamente no – mencionó ella sonrojándose un poco.

Antes de decir algo más, noto que ellos se giraron para darle algo de privacidad al cambiarse de ropa, algo que agradeció.

- Listo – anunció unos minutos después para que ellos ya pudieran volver a girarse.

- Perfecto, vámonos – declaró el pelinegro y enseguida sacó un sobre de su bolsillo para dárselo al policía – ya sabes que hacer.

- Entendido señor.

- Venga doctora su carruaje la espera – dijo divertido extendiendo su mano.

Alexa tomó su mano y lo siguió, notando que esta persona parecía ser alguien muy influyente y peligrosa, porque al pasar por los pasillos de prisión nadie los detenía o cuestionaba, de hecho los oficiales que los veían rápidamente desviaban la mirada y se apartaban de su camino.

- Al ver esto supongo que tus primeras palabras de ser mi amigo o verdugo ahora tienen sentido – opinó ella.

- Es correcto.

- Es decir, que eres de esos padres que culparan al médico si la operación falla.

- Exactamente doctora Rocha, porque ella es mi mundo y si este desaparece, también lo hará usted.

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