- ¿Adivinen qué, muchachos? ¡Ya tengo a mi sumisa y lo hicimos en mi mansión!- Ooooh, que impresionante (es sarcasmo, por si no lo notaste). Avísanos cuando lo hagas en la terraza, al aire libre y en la mira de todos los vecinos.Richard enfureció ante el comentario de Roberto, de quien ahora sospechaba que se apropiaba de todas sus secretarias para que nunca tuviese chances de conseguir una sumisa. Por suerte, logró encontrar a Macarena primero. Y como ella no estaba dentro de ese nefasto círculo, además de que era lo suficientemente alta y fuerte como para siquiera estar en la mira de un CEO, pues ya la tenía asegurada.Sin embargo, estaba preocupado. Su primera vez fue un chasco: Macarena no paraba de quejarse de que le dolía la cavidad vaginal y, en un momento dado, le propinó un fuerte golpe a Richard, de puño cerrado, dejándole la mejilla hinchada.El pobre hombre tuvo que ir al hospital.Por su parte, Macarena estaba arrepentida de lo que hizo. Su natural mecanismo de autodefe
Un mes después de haber consumado su relación, Richard llevó a Macarena a la sede de la asociación situada en Las Vegas. Macarena lució, esta vez, una camisa blanca de mangas cortas y unos pantalones negros que estilizaban su silueta. Todos los integrantes quedaron asombrados al ver que el CEO fracasado al fin consiguió a su sumisa.Uno de ellos fue Roberto, quien estaba sentado en una sofisticada silla ejecutiva acolchada y con rueditas. En su regazo se encontraba una de sus sumisas que accedió a acompañarlo. Adelaida no pudo ir porque se sentía indispuesta.Sin embargo, todavía debían corroborar algunas cosas.Roberto, ensanchando una sonrisa, se acercó a Richard y le dijo:- ¿Cuánto le has pagado para que te abriera las piernas?Macarena hizo una mueca de desagrado. En verdad Roberto le caía mal y, para colmo, la estaba tratando como una cualquiera.- Eso no te incumbe – le respondió Richard, señalándolo con el dedo – ella está conmigo por voluntad propia… ¡y porque activé los dote
Tras lo surgido en la reunión de la asociación, los miembros se volvieron a reunir al siguiente día sin la presencia de sus novias. Todos le atiborraron de preguntas a Richard sobre su sumisa, dónde la encontró y el porqué justo eligió a una mujer tan fuerte y agresiva que parecía más bien una titán.- La encontré en la calle – les explicó Richard – Casi la arrollé con mi auto y le miré su ropa interior. Así es que la invité a salir y… ya saben.- Creo que lo mejor sería que busques a otra – dijo un colega suyo cuyo nombre a nadie le importa – Roberto en verdad recibió un fuerte golpe que lo llevó a terapia intensiva. ¿Qué tal si, en un día de estos, te rompe el…?- ¡No me va a romper nada! – le interrumpió Richard que, inconscientemente, se cubrió la entrepierna con sus manos – Macarena es una sumisa auténtica, se los puedo garantizar. Reacciona a mis efectos naturales de CEO encuerado que aprendí a activar hace poco.Todos murmuraron entre sí, ya que creían que Macarena, a la larga,
- ¿Por qué vivimos en un mundo tan superficial, donde los hombres solo se fijan en el físico y no en los sentimientos?Sonia estaba hablando con una amiga por teléfono sobre su desafortunado destino. No paraba de llorar y, en esos momentos, tenía en sus manos un tupper donde guardaba su almuerzo y con el cual jugueteaba. Por su parte, la amiga del otro lado de la línea trataba de consolarle diciendo cosas como:- Olvídalo, ese chico no vale la pena. Hay muchos peces en el mar. Búscalos, usa un vestido sensual, maquíllate y actúa como una mujer empoderada. ¡El mundo es tuyo, querida!Cuando terminaron de conversar, Sonia abrió su tupper, revelando así una ensalada de lechuga, tomate y zanahoria que se preparó para empezar su dieta. Había subido diez kilos desde el último mes y eso ya le preocupaba, porque los botones de sus camisas gritaban socorro cada vez que se vestía con ellas.Y mientras almorzaba, escuchó a un par de colegas del trabajo chismoseando en un rincón, sobre la nueva s
Macarena y Sonia salieron en el horario acordado. Cerca de la empresa había un bar, donde los trabajadores solían desestresarse de la intensa jornada laboral durante el After Office.Ambas mujeres se sentaron en una mesa y comenzaron con las picadas. Macarena se sorprendió de lo mucho que comía Sonia, tanto que tuvo que pedir otras dos bandejas más para saciar su estómago.- Intenté iniciar con una dieta y, en todo el día, solo me comí una ensaladita – le explicó Sonia a Macarena – Y como me atiborré de helado, necesito probar algo salado.- ¡Nadie puede sobrevivir con una ensaladita! – dijo Macarena, llevándose ambas manos por la cabeza – Hay que tener una dieta equilibrada.- ¿Y cómo haces para mantener la silueta?- Solo como las comidas principales y practico artes marciales. Así es que, si alguien nos asaltan, yo te protegeré.Sonia sonrió. Supuso que Macarena en verdad estaba necesitada de amigas con la cual charlar que estaba dispuesta a arriesgar su cuello por ella.Cuando les
Por obra y gracia de la atención médica del primer mundo, Roberto salió del hospital con el rostro más divino que nunca. Pero su mente quedó perturbada por la tremenda paliza que le dio Macarena en la asociación ya que, desde su percepción de macho alfa con pectorales perfectos, era imposible que una sumisa tuviese tanta fuerza como para reventarlo de un solo golpe.Cuando regresó a su mansión, fue recibido por Adelaida, quien de inmediato le ofreció una cena romántica de velas encendidas y pétalos de rosas rojas para disfrutar de un momento a solas.- Oh, Roberto, te he extrañado tanto – le dijo Adelaida, llenándole la cara de besos – te he preparado pavo al horno bañado en condimento proveniente de las tierras lejanas de la Atlántida debido a su exorbitante precio.- OH, querida, eres tan dulce y cálida – le dijo Roberto, abrazándola y llevando sus manos directo hacia su trasero – me conmueve que me hayas dado esta bienvenida usando mis propios fondos anexados a la tarjeta de crédit
Macarena y Richard estaban haciéndolo en la oficina, aprovechando que se quedaron para horas extras. Por precaución, la joven secretaria se cercioró de que no hubiese ningún empleado en la empresa que pudiese espiarlos y delatarlos delante del jefe.Esta vez, Macarena lucía un conjunto de camisa azul de mangas largas, minifalda negra y medias finas marrones con tacones rojos. Richard, por su parte, lucía su clásico traje con corbata roja. La mujer, al verlo, lo tomó de la corbata, lo atrajo hacia sí y lo besó. El CEO la rodeó con sus brazos y procedió a sentarla sobre el escritorio, donde ella le rodeó de la cintura con sus piernas y procedieron a los besos lascivos previos de su pasión lujuriosa.En un momento, la joven le dijo:- Me he portado bien, ¿verdad? ¿Soy una buena sumisa?- Sí, lo eres – le dijo Richard, procediendo a besarle el cuello – No hagas caso de lo que digan los de la asociación.- Pienso que tu vida solo se basa en eso – se le escapó decir a Macarena.Richard se d
Roberto estaba de mal humor. Y todo porque su padre, quien era el jefe de la empresa, decidió hacerle una visita en su oficina. El hombre, a pesar de tener sus años, lucía bastante bien y todavía atraía miradas, tal cual si fuese Brad Pitt. Pero, contrario al promiscuo de su hijo, era un esposo fiel, buen padre de familia y una hermosa vida definida.Y, por eso, se sentía muy decepcionado de Roberto, que se la pasaba perdiendo el tiempo en la Asociación, seduciendo empleadas y gastando su fortuna en cosas sin sentido.Y, ese día, no fue la excepción.- Hijo, entiende que solo quiero lo mejor para ti. Si sigues así, nunca podrás heredar esta empresa con sede en Alaska cuando llegue mi hora. ¿Por qué no te consigues una buena mujer para casarte y darme nietos?- ¡Pero papá! ¡No necesito eso! – le reprochó Roberto - ¡Soy feliz como soy! ¡No quiero ser un viejo aburrido como tú!Mientras padre e hijo discutían, Sonia se presentó en la empresa, con su curriculum en la mano y el corazón en