Capítulo56
Las partes de Noa se rodaron sin problemas, lo que alivió la ansiedad en el corazón de Alejandro, que se sintió satisfecho al llamar el nombre del siguiente actor.

Hacía mucho calor y justo cuando Noa terminó el rodaje, vio a Sofía en la tienda saludándola agitando sus manos sin cesar.

Acababa de acercarse cuando Sofía le tendió una botella de agua mineral helada.

—Gracias —le agradeció.

Después de que Noa la cogiera y la abriera para beber unos sorbos, Sofía tiró de ella hacia su lado y misteriosamente le dijo con una voz ronca como ayer.

—¿Te has enterado? Hoy el señor Hernández no ha enviado flores a Clara. ¿Verdad?

Completamente diferente de su anterior voz clara y dulce, la voz de Sofía era ahora ronca y arenosa, incluso más aterradora de escuchar que una gran voz ahumada.

Noa la miró.

—¿No te duele la garganta al hablar ahora?

Al oír eso, Sofía asintió lastimosamente.

—No hables si es incómodo.

—¡Qué va! —Sofía empezó a hablar de nuevo con su voz ronca, —Debo contarte esto—.

Noa
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