—¡No vayas tan lejos!

Alex dio una pausa, era la primera vez que la veía tan enfadada, con ganas de perder los nervios pero conteniéndose. Era como si estuviera a punto de saltar y arañar a alguien.

No pudo evitar soltar una ligera carcajada, una expresión de angustia se dibujó en su rostro siempre fresco y sus labios se curvaron ligeramente.

—¿Qué puedo hacer? Estoy muy ocupado con los asuntos de la empresa desde que me desperté.

Noa se quedó callada.

Al ver la sonrisa en la comisura de sus labios, Noa se quedó un poco en trance.

El rostro tranquilo y apuesto se superponía con las cejas perezosas y guapas del adolescente de su memoria antigua.

Era como si hubiera retrocedido a cuando tenía diez años, cuando se topó por primera vez con Alex en el paso elevado.

Cuando recobró el sentido, sus piernas entraron inconscientemente en el despacho.

Al girar la cabeza, vio que Alex la miraba fijamente y le dijo

—Espérame.

Luego se marchó con la secretaria a su lado.

Unos minutos después

Noa vo