Pero cuando estaba con ella, se sentía disgustado. No se acostumbraba a la indiferencia de ella hacia él.¿Cómo podíaser tan diferente comparada con la de antes? La última vez cuando estaba borracha, su acto...—¿Maldivas? —Noa frunció un poco el ceño—. Tomará al menos unos días el viaje. No tengo tanto tiempo.Alvaro se quedó desanimado y preguntó: —¿Por qué?—Estaré en el set de filmación de la serie Alto a la Mata en unos días.—¿Tan pronto?—Sí —Noa asintió con la cabeza—, así que vete túa Maldivas.—Si no vas conmigo, no será un buen viaje, así que no iré. Como tienes pocos días libres, encontraré un lugar más cerca para divertirnos. Vengo a recogerte ahora.Después de un silencio, Noa susurró: —No estoy en Guadalajara ahora.—¿No? ¿Dónde estás?Al ver que el auto ya estaba parado en un lado, Noa no tuvo la paciencia a decirle más a Alvaro y respondió: —Salí con un amigo, ahora tengo algo pendiente. Te llamaré cuando tenga tiempo —y colgó antes de que pudiera responder Alvaro.
Solo que... El conductor Evan volteó a mirar a Alex. Efectivamente, tenía una cara tan seria que parecíaque quería matar a alguien. Después de un rato de silencio, Alex salió del auto enfadado.Después de que ambos se fueron, Evan bajó la ventanilla y tomó el aire fresco jadeando.Para él, Alex ya daba miedo, pero no esperaba que la señorita García también fuera tan seria. Evan sintió que el corazón podría dejar de latir en cualquier momento al estar con los dos.En la vieja mansión de la familia Hernández Malgarita sabía que vendrían Alex y Noa y esperaba en la puerta. Al ver a Noa salir del auto, se le acercó animada.—¡Hola! Señorita García.Noa se quedó un poco nerviosa por sus palabras. Al pensar que ahora ella y Alex aún mentían a sus abuelos, quienes creían que eran una pareja, se limitó a susurrarle a la Malgarita: —Cuando estamos aquí, Malgarita, mejor que me llames señora Hernández, por favor.Malgarita miró a Alex, que caminaba hacia ellas, y asintió como si ya entendiera
Alex entendió que ella quería que subiera a ver a su abuelo para evitar que molestara en la charla entre Noa y ella.Miró a Noa. Notó que ella no tenía ganas de hacerle caso. Permaneció inmóvil por un momento y luego se dispuso a subir las escaleras diciendo:—Entonces pido al abuelo para que venga con nosotros.Después de que Alex se fue, la abuela volvió a tomar la mano de Noa y dijo con voz triste:—Hija, habrás sufrido mucho.La última vez que vino Noa, su comportamiento le dio a entender que los dos estaban separados. No esperaba que ahora pudiera volver a verla. Aunque no sabía la razón, según lo que hacía la pareja ante ellos, la inteligente abuela Hernández ya sabía que rompieron la relación.—No, no te preocupes abuela —respondió Noa.—En realidad...—Abuela —la interrumpió Noa con la voz suave y negó con la cabeza—, no pasa nada, aún soy joven.Lo que dijo hizo que los ojos de la abuela se humedecieran y dijo con pesar:—Tonta, no es bueno que hagas esto por ser joven. ¿Cuánt
Cuando Camilo regañó a Alex, Noa se quedó a un lado de brazos cruzados. Incluso se alegró un poco. Él era demasiado arrogante y lleno de sí mismo, y de verdad le faltaba alguien para regañarlo.Alex estaba de pie, firme ante las palabras de reproche del abuelo. Después de un buen rato, levantó la vista y miró la cara de alegría de Noa y dijo: —Abuelo tienes razón, te prometo que visitaré a Noa en el set de filmación con más frecuencia. Por cierto, ¿no dijiste que también querías visitarla cuando estuviera en el rodaje? Ahora es la oportunidad, podemos acompañarla a Guadalajara.Al escuchar esto, la alegría de Noa se convirtió en disgusto. Lo miró con dudas y justo se encontró con su fría mirada.“¿Lo hizo a propósito? Sabe muy bien que no quiero que el público sepa la relación entre los dos, pero dijo tal cosa al abuelo”, pensó Noa.Camilo asintió y dijo:—Así es. ¿Cuándo regresarás a Guadalajara, Noa? Estos días no tengo nada que hacer en casa, ¿qué te parece si te hago compañía?Al
—La comida ya está lista.Como ellos ya les habían informado la hora del avión antes de tomarlo, los chefs prepararon los ingredientes con anticipación y luego empezaron a cocinar cuando los dos estaban en el auto para volver a la mansión. Por eso la cena se hizo muy pronto después de que llegaron.—Vamos a comer —dijo Camilo, quien siempre hablaba mucho, pero cuando estaba en la mesa del comedor, tenía la costumbre de callarse. Todos comieron en silencio y no hablaron. Noa estaba sentada junto a Alex. En los asientos de enfrente se encontraban los abuelos.De repente, un pedazo de bistec se puso en el plato de Noa. Levantó la cabeza para descubrir que había sido el arrogante y guapo hombre de su lado quien lo hizo.Noa se sintió aturdida y miró a Alex con dudas.“¿De repente me trata tan bien que me ayuda a hacer a pedazos el bistec? ¿Qué quiere?” Al notar su mirada, el arrogante le susurró: —Estás muy delgada, come más carne para la salud.Noa no subo qué responder. “¿Quieres hac
Bajo las miradas de los abuelos, Alex se comió el postre en la cuchara tomada por Noa.—Sabe muy bien.Noa se quedó aturdida. Aún podía sentir el aura fría de Alex. Después de un buen rato reaccionó preguntando:—¿Te gusta? Cómete el resto.—Ok, gracias —y tomó la cuchara de su mano y el plato de postre.—Idiota —al ver que Alex tomaba el postre de Noa, Camilo lo regañó enfadado—. Tienes tu propio plato. ¿Por qué te comes el postre de Noa?Al escucharlo, Alex empujó hacia el frente de Noa el plato de frutas que aún no había tocado y dijo:—Puedes comer el mío, mi amor.A Alex tampoco le gustaba el dulce, por eso las frutas que le habían preparado eran poco dulces. Ya se habían hecho a pedazos para que se pudieran comer fácilmente con un pequeño tenedor.En realidad, no solía comer frutas, pero la abuela insistió en preparárselo. Como, por trabajo, acompañaba con poca frecuencia a los abuelos, lo hizo como dijo ella.Noa miró el plato de frutas un poco perdida. “No sé si es mi ilusión,
—Vamos —dijo Alex.Noa miró aturdida su mano. Él era un poco delgado, pero tenía músculos en los brazos y se veía sexy. Luego miró al abuelo y notó su mirada llena de esperanzas. No tuvo más remedio que tomarle la mano. Tan pronto como la tocó, Alex la agarró la mano para que se levantara del asiento. Noa se sorprendió un poco, sintiendo su calor. La palma de Alex estaba cálida y seca, así que no se sintió incómoda.Al verlo, el abuelo sonrió con más alegría y dijo animado:—Tengan un buen descanso.Mirando a los dos caminar en las escaleras tomados de manos, Camilo pareció muy satisfecho. Cuando los dos desaparecieron de su vista, dijo contento: —¡Perfecto!Al escucharlo, la abuela le echó un vistazo y negó con la cabeza....Después de asegurarse de que los abuelos ya no pudieran verlos, Noa quiso retirar su mano, pero Alex la sostuvo con fuerza y no la soltó hasta que ella intentó liberarse varias veces.La sonrisa de Noa desapareció de inmediato y puso cara de estar molesta ante
Sin embargo, antes de que pudiera hacer algo, Noa lo empujó y dijo haciendo un puchero:—Bueno, paso la noche aquí sin problema, pero tú duermes en el sofá.La habitación estaba cerca. Noa sabía que en la vieja mansión este cuarto era para Alex, porque había estado aquí varias veces cuando él estaba discapacitado sin poder moverse. Una vez vino a llevarle ropa a Alex y las otras veces tomó la iniciativa de pedir permiso para limpiarle la habitación.Tan pronto como abrió la puerta, la estancia le resultó familiar.La habitación tenía el mismo estilo de gustos que él, con pocos colores, haciendo que la gente se sintiera incómoda. En ella el único color agradable provenía de las dos macetas de orquídeas en el alféizar de la ventana.Al ver estas plantas, Noa no pudo evitar acercarse. Habían pasado cuatro meses desde la última vez que vino. Se notaba que las orquídeas estaban en un buen estado.—La abuela dijo que fuiste tú quien compró las orquídeas.La voz fría de atrás hizo que Noa vol