Capítulo258
Bajo las miradas de los abuelos, Alex se comió el postre en la cuchara tomada por Noa.

—Sabe muy bien.

Noa se quedó aturdida. Aún podía sentir el aura fría de Alex. Después de un buen rato reaccionó preguntando:

—¿Te gusta? Cómete el resto.

—Ok, gracias —y tomó la cuchara de su mano y el plato de postre.

—Idiota —al ver que Alex tomaba el postre de Noa, Camilo lo regañó enfadado—. Tienes tu propio plato. ¿Por qué te comes el postre de Noa?

Al escucharlo, Alex empujó hacia el frente de Noa el plato de frutas que aún no había tocado y dijo:

—Puedes comer el mío, mi amor.

A Alex tampoco le gustaba el dulce, por eso las frutas que le habían preparado eran poco dulces. Ya se habían hecho a pedazos para que se pudieran comer fácilmente con un pequeño tenedor.

En realidad, no solía comer frutas, pero la abuela insistió en preparárselo. Como, por trabajo, acompañaba con poca frecuencia a los abuelos, lo hizo como dijo ella.

Noa miró el plato de frutas un poco perdida. “No sé si es mi ilusión,
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