Capítulo145
Para Alex, esos cien millones eran como una lluvia fina.

—¿Por qué no me dejas comprar esa pulsera? ¿Es porque te preocupa su dinero? —dijo Mateo enojado.

Noa se sintió impotente:

—¿Quieres que todos hablen de ti a tus espaldas?

—Entonces, ¿lo vamos a dejar así? —preguntó Mateo.

—¿Qué más quieres hacer? —respondió Noa.

—¡Lo secuestramos y lo golpeamos! —dijo Mateo con ira.

Noa no sabía qué decir.

—¡Qué hombre tan inútil!

Noa terminó su bebida y se levantó impotente:

—Voy al baño.

Mateo se ofreció a acompañarla.

—No es necesario, puedo ir sola.

Noa ya no era una niña, ¿por qué iba a necesitar a su hermano para ir al baño? Se sentía como si sus hermanos todavía la vieran como una niña menor de edad.

Después de usar el baño, Noa abrió la puerta y fue a lavarse las manos. El vino que había bebido antes parecía haberla afectado , ya que se sentía un poco mareada, aunque todavía podía mantener la compostura.

Abrió el grifo para lavarse las manos y pensó en refrescarse con un poco de agua f
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