VISITA EN UN DULCE HOGAR

Calix…

― ¿El capitán está de buen humor?

―No lo sé… Pero ¿Puedes ver esa sonrisa? Sin duda alguna está de muy buen humor…

―Eso estoy viendo, sin duda lo está…

Qué ruidosos son, no es como si fuese un hombre tan amargado, solo soy alguien que no sonríe, alguien que sabe pedir a sus subordinados de manera amable.

Pero, aun así, no muestro sonrisas por doquier, y mucho menos parezco un hombre simple que pueden pisotear fácilmente.

Por lo que no entendía por qué eran tan escandalosos, entonces el viento soplo y el viento de la mañana vino a mí, el hecho de recordarla a ella.

Era curioso, pero no negaré que estaba de tan buen humor, carajo, el solo estar con ella en mi noche, y seguirla teniendo en mi mañana.

En verla a ella completamente dormida, agotada de una larga noche en mis brazos, sus gemidos, como me llenaba, el solo pensar en ello, me hacía sentir un deseo de estar completamente vivo.

Por volver a casa de inmediato y hacer la mía nuevamente, pero no podía hacerlo, no cuando tenía
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