“Lo único que no podemos controlar es el amor”

A.K.M

—Estefanía, la señorita Infante que venga a mi oficina.

—Señor ya acaba de salir, es justo su hora de irse.

—Ve si aún está en el edificio, me urge conversar con ella.

—Sí, señor.

Estefanía se conecta con el área de vigilancia. Le pide a César darle el mensaje. En ese momento sale María del ascensor y se dirige a la entrada. El vigilante le informa que Mario mandó a decirle, que regrese a su oficina.

María aunque desearía negarse, no puede y peor aún no quiere. Se regresa, sube al ascensor. Estefanía al verla se emociona.

—¡Qué bueno que no te habías ido! El jefe quiere verte. Y no te preocupes, él siempre paga las horas extras que tengamos que trabajar.

—¡Gracias! La verdad tuvo suerte por segundos.

Camina hacia la oficina de Mario. Toca la puerta. Él mismo le abre. La hace pasar.

—Siéntate por favor. En primer lugar, quiero felicitarte por el trabajo que hiciste, quedó impecable.

—¡Gracias! —responde parcamente.

—Lo o