PabloAquellos oficiales me entraron allí para luego lanzarme contra el suelo, me soltaron de las manos y comenzaron a reírse mientras iban saliendo de ese lugar, irónicamente pase de defender a las personas que están metidas en este sitio a ser uno de ellos. A pesar de que pasaron solo unos minutos desde que pisé este lugar, debo admitir que las ganas por irme son cada vez mayor. La desconfianza y la incertidumbre por lo que pueda suceder aquí, van en aumento, bien se sabe que cuando se coje entre ojos a un recluso no le va nada bien. Me puse de pie de inmediato, miré a aquellos sujetos llenos de tatuajes y una que otra cicatriz, sus cuerpos tonificados dónde se veía claramente la cantidad de ejercicio que practicaban. No me dejaría intimidar tan fácil, no soy de lo que se deje rendir y me acoplo a los obstáculos con tal de salir victorioso, si ellos quieren guerra, guerra van a tener. Necesito buscar la forma de salir de este lugar, sin contar que necesito saber que persona me inv
PabloSupongo que él dice la verdad, es cierto que no todos son malos y no todas las personas son iguales, por Hanna he aprendido a ver un poco más allá de mis narices, a conocer las personas desde la ventana de su alma, así tal y como lo muestra ella. Él me pasa un teléfono, uno de sus teléfonos pequeños con batería extraíble, me hace señas para que lo esconda y vuelve a mirar hacia atrás. —Tengo entendido que no le dejan llamar a sus familiares, tampoco lo dejan comunicarse con un abogado y usted sabe que eso está mal. Alcancé a darme cuenta en sus documentos, que usted es abogado, así que prepare algo en su mente para que mientras que no lo dejen contratar a uno, usted se pueda defender. —Asiento con mi cabeza para luego sentarme y quedarme frente de él.—Lo tendré en cuenta, le aseguro que le voy a pagar por los minutos que gaste haciendo las llamadas, también le compensaré por todo lo que está haciendo por mí —pronuncia con mi tono de voz débil.—Llame solo a una persona, porque
Juan Observó como el viejo de Domingo, cae a un sofá. Me sirvió bastante ir a una de las consultas que tuvo con el cardiólogo, en donde le indicaba que estaba mal del corazón, creo que fue una gran idea que el viejo me permitiera acompañarlo, a sus dichosos exámenes, porque realmente se sentía solo y me creía como su hijo, cosa que tal vez no estuvo muy lejos de su realidad. Escuchar esas palabras de boca del doctor, sin duda hicieron que en mi corazón sintiera una gran angustia. Si, una gran angustia porque se llegara a ir antes de que mis planes se ejecutarán.Supongo que fue obra del destino, la vida tenía que mostrarme que yo podía utilizar esa información a mi favor, me pongo a ver como se agarra su brazo izquierdo y también toma su pecho como si se fuera a caer, vi como quedó inconsciente recostado en su enorme sillón, debo reconocer que el sillón le amortigua la caída, porque estoy seguro que sí hubiera rastros de sangre por algún golpe se pegara accidentalmente, de inmediato
JuanEn el momento se ubican frente a un gran muro, recuerdo mucho aquel cajón, mi único tío está allí, la única persona que yo conocía como parte de mi familia, se encuentra allí y ahora se va a encontrar con mi papá. Es increíble como mi papá no está acompañado por al menos las personas qué de una u otra forma estuvieron en su vida independientemente sí formaron parte del área laboral de mi papá, también algunos dichosos amigos que aparecían cuando él estaba bebiendo. Sinceramente es muy triste que solo dos personas le estén dando el último adiós, entre esos es aquella mujer y el hombre que está destapando aquella tumba pequeña, la cantidad de amigos que decía tener para nada lo acompañaron, como se nota que cuando una persona tiene dinero tiene amigos y cuando el dinero se acaba los amigos se desaparecen. Me ubiqué desde lejos, solamente observe como colocaban aquellas cenizas dentro de ese cajón. Mientras tanto, aquella enfermera lloraba como si fuera su padre quien estaba allí,
Juan Puse un pañuelo de mi nariz tapando y evitando que el mal olor entrará en mi cuerpo, era una mezcla entre orina, heces y sangre, de verdad era completamente desastroso, la verdad es admirable mi gran esfuerzo por entrar a este lugar. Sigo a aquel hombre, hasta entrar al pabellón más oscuro. —¿Todavía falta mucho? —pregunté llamando su atención, él suelta una risa agría y ni me mira. —Nos dijeron que él era muy peligroso, tan solo lo pusimos en el sitio en donde debe estar. ¿Algún problema con eso? —Para nada, antes creo que le dieron un palacio. —Los dos reímos. —Me agrada, creo que los dos somos cortados con el mismo cuchillo —comenta, muevo mis cejas como si le estuviera dando la razón. Seguimos caminando, al pequeño pabellón que entramos, los prisioneros se veían bastante peligrosos, se veía que no tenían ni una gota de miedo o compasión en sus pupilas, pase sin mirarlos, claramente me da miedo que alguno de ellos pueda estar suelto y venga a atacarme. Llegamos hasta un
Juan—Pablo, por primera vez estoy muy de acuerdo contigo, estoy muy de acuerdo que merece algo totalmente diferente. Solo por eso tu tienes la opción de que las cosas cambien, solo tú tienes la opción de que ya ella deje de estar viviendo un calvario y pueda ser plenamente feliz, al lado de quien quiera. —Me acerque a él y estire mi mano para que los estrechemos, claramente no se podía porque la de él estaba amarrada—. Eres admirable por tu elocuencia y veracidad, Pero ahora creo que no se puede, a menos que tú y yo lleguemos a un acuerdo. ¿Qué dices Pablito? —levanto una ceja y puedo ver su molestia, su rostro es de un desagrado total, hasta risa me da.—Símplemente lo sabía. Todas las señales eran tan claras sabía que no estabas con ella por simple interés, sabía que tenías otras intenciones y que tarde o temprano ibas a sacar tus garras, pero te voy a decir algo, no me importa lo que tenga que hacer pero, voy a aceptar lo que me quieras proponer con tal de librarla de ti.—Así me
Juan A pesar de que estaba atado, alcanzó a rozar sus manos en mi cuerpo, de inmediato llame a uno de los guardias, que le puso una de las esposas en sus pies, y a su vez en uno de los barrotes de la celda, él tan solo refunfuñaba en repetidas ocasiones, él se veía de una forma tan deplorable, era realmente patético. Se veía sucio, con rastros de sangre en su rostro y en su cuerpo, sin contar que se veía completamente desaliñado. El guardia lo miró y le pidió que se comportara o se lo llevaría a la celda de castigo.—No me voy a guardar silencio viendo como este imbécil pudo haber asesinado a mi papá y esta aquí como si nada hubiera pasado —Pablo le recrimina al guardia y él lo miró mal para luego pegarle con un bate en su pierna, en la parte de atrás.— A mi, no me vuelves a responder niño bonito. Le vas a hacer caso al abogado, ¿Está claro? pero sobre todo vas a evitar tocarlo o si no, te vamos a enviar a divertirte con algunos amigos —él le dice con tanta burla, Pablo prefiere ni
Juan Guardé el revólver en la parte baja de mi espalda. Caminé hasta llegar a donde Jeyson y me fui atrás de él, estaba reclamando de que tenía derecho de entrar a ver a su cliente, ¿Cómo carajos se enteró que Pablo está aquí? me quedé allí escuchando, justo antes de que él se diera cuenta. —Señor, soy el abogado defensor. Debo ponerme en contacto con mi cliente, señor entienda que es demasiado importante ir preparando todo para la defensa. Así que le pido por favor que me deje entrar —él le habla y miro como la persona de seguridad niega con su cabeza.—Lo siento abogado, pero él tiene prohibido recibir visitas. Así que si desea deje la petición por escrito y se la pasamos a nuestro jefe, sí él la aprueba con mucho gusto lo dejaremos entrar a ver al señor Sáenz, pero eso tendrá que ser mañana. Mi jefe acaba de irse y no lo puede aprobar claramente hoy. —Jeyson asiente con su cabeza, estrecha su mano para luego darse media vuelta y salir de este lugar.Me acerqué hasta donde aquel