Capítulo38
La cara de Laura estaba completamente roja, sin saber si era por el vapor del manantial o por los elogios de Diego, pero ella solo sabía que se sentía muy feliz en su corazón.

Al mismo tiempo, confirmaba sus sospechas. Efectivamente, a él le gustaba verla vestida así.

Diego aún no sabía que sus pensamientos habían sido descubiertos por Laura, y estaba preguntando con preocupación:

—Prueba la temperatura del agua. Si no te gusta, haré que el personal cambie a otra piscina de aguas termales.

Laura sintió un cálido alivio en su corazón, se metió en el agua y gradualmente el flujo de agua la cubrió hasta la cintura. La temperatura del agua caliente hizo que su piel blanca se tiñera de un ligero rubor.

La piscina termal no era profunda, apenas llegaba al pecho de Laura.

Cuando Laura se sumergió completamente en las aguas termales, emitió un suspiro de placer. Hacía mucho tiempo que no se relajaba así.

Mientras tanto, la mirada de Diego desde la orilla se volvía cada vez más profunda. Parec
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