Capítulo30
—¿Puedes cuidar a Laura?

la pregunta de Rita hizo que la atmósfera que acababa de calmarse en el auto se volviera tensa nuevamente, y el corazón de Laura comenzó a palpitar con nerviosismo.

¿Rita está a punto de iniciar otra cosa? Apenas se ha calmado el alboroto y ahora ¿va a comenzar otra tormenta? Realmente no quiero participar.

Diego respondió con calma: —Por supuesto que puedo cuidarla, no hay necesidad de dudarlo—. Aunque hablaba c on calma, se podía sentir la determinación en sus palabras.

Eso alivió un poco la preocupación en el corazón de Rita, pero no la disipó por completo.

—¿Y qué garantía tienes? Recuerda que Carlos una vez me dio la misma garantía, ¿pero mira cómo terminó todo! —Rita se excitó al hablar de Carlos, pero enseguida controló su temperamento.

—Lo siento, perdón por hacerte ver esto, por favor, responde a mi pregunta.

Diego ni siquiera giró la cabeza para mirar a Rita, seguía enfocado en conducir, pero continuó hablando. —De verdad, ¿por qué todos ustedes ti
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