Capítulo238
En ese momento, el teléfono privado de Diego sonó repentinamente, interrumpiendo su breve siesta. Diego abrió sus ojos, un tanto molesto, y tomó el teléfono. Al ver que era un número desconocido, frunció el ceño. Era su número privado y poca gente conocía ese número. Normalmente no recibiría llamadas de vendedores o publicidad. Entonces, ¿quién podría ser?

Contestó la llamada, soportando la baja presión que sentía en su entorno.

—Hola, soy Diego.

Al escuchar la voz de Diego al otro lado de la línea, Laura sintió un alivio, pero también una extrañeza. Apenas se habían separado, ¿por qué la voz de Diego sonaba tan cansada y ronca?

Preocupada, preguntó:

—Diego, ¿estás bien? ¿Por qué tu voz suena tan ronca?

Al escuchar la voz de su esposa, los ojos de Diego se iluminaron. ¡Era su esposa! Apartó el teléfono para echar un vistazo al número, que era desconocido. En un instante, entendió todo. Debe ser que Manuel cambió el número de Laura cuando la llevó a Corandia. Luego, acercó el teléfono
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