Capítulo242
Después de lograr detener su tos con dificultad, Laura tomó el vaso de agua que Manuel le ofrecía y lo bebió de un trago, luego lo miró con resentimiento.

—¿Quién me hizo atragantarme? ¿Crees que me habría pasado si no estuviera hablando contigo?— dijo Laura, clavando su mirada en él.

Manuel se sintió un poco incómodo con su mirada y apartó la vista.

Durante el resto de la cena, ambos comieron en silencio y tranquilidad.

Cuando terminaron de comer, Laura se levantó, pensando en lavar los platos.

Pero Manuel la detuvo, señalándola.

—No te preocupes, yo me encargo de los platos. Sube y descansa un rato, incluso puedes tomar una siesta.

Laura se sintió un poco avergonzada y se rascó la mejilla.

—No puedo dejarte hacer todo. Preparas la comida y luego lavas los platos. Me estás convirtiendo en una inútil.

Manuel sacudió la cabeza con resignación.

—Las manos de una chica no deberían tocar agua ni detergente para lavar platos, podrían dañarse y ser difíciles de cuidar incluso con crema hi
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