Exhalo y me froto la nuca, agitado. “No, no es solo eso, Sophie. Pensé que podríamos recuperar lo que una vez tuvimos, pero no podemos porque me di cuenta de que lo que quiero ha cambiado. He cambiado. Todas las fiestas en yates, y tú y todas tus falsas amigas de la alta sociedad fingiendo que se agradan, cuando en secreto están compitiendo entre ustedes. ¿Quién viste la mejor línea de ropa, quién se casará primero, quién tiene un anillo de compromiso más grande? Es una mierda superficial y materialista, y ya lo superé. Quiero poder llegar a casa después de un largo día y relajarme con mi novia, pero no puedo hacerlo contigo, porque siempre quieres hacer algo, siempre quieres estar en algún sitio. Es agotador. Todo tu estilo de vida me resulta agotador”, aclaro abiertamente. No estaba mintiendo. Sinceramente, estaba muy cansado de todo.Sophie me mira fijamente durante un largo momento. Ella asiente y se seca las lágrimas antes de sacar algo de su bolso, que estaba sobre la cama. “Iba
“Sophie está embarazada”.Miro a Cole perpleja, mientras mis dedos pierden el agarre que tenía sobre el vaso, que resbala y se estrella contra el suelo de baldosas. ¿Él acaba de decir que Sophie está embarazada? ¿Realmente lo he escuchado bien? Creo que ni siquiera parpadeaba mientras me quedaba sentada mirándolo como una idiota. Creo que estaba al borde de un ataque de nervios.“Oh. Vaya. Felicidades. Debería eh… recoger los vidrios…”, murmuro patéticamente mientras me arrodillo en el suelo intentando recoger los trozos de vidrio con mis dedos temblorosos.“Shayla, ¿qué estás haciendo?”, escucho a Cole decir mientras se acerca hacia mí apresuradamente, arrodillándose frente a mí mientras recojo los trozos de vidrio rotos.“Se me resbaló de la mano cuando... eh, Dios, lo siento mucho”, me disculpo.“Shayla, déjalo. Para, te vas a lastimar, déjalo”. Cole frunce el ceño y estira la mano para tocarme, pero me sobresalto y retira la mano. Todo mi cuerpo tiembla tanto que no puedo agar
Cole sacude la cabeza y me mira a los ojos; sus dedos pasan por mi cabello. “Por favor, no te vayas. Prefiero verte todos los días y que me duela. Prefiero amarte en silencio desde la distancia a que te vayas y no volver a verte, por favor, no lo hagas”, él suplica dolorosamente. “Sé que no tengo derecho a pedirte esto, si tienes que odiarme, ódiame, lo soportaré. Aceptaré que me odies todos los días antes de perderte por completo”.“Ojalá tuviera ganas de odiarte, Cole, eso habría hecho más tolerable este dolor constante en mi corazón, pero no creo que tenga fuerzas para ver cómo te casas y tienes un bebé con ella”, suspiro, encogiéndome de hombros. “Simplemente no puedo”.Cole aparta su mirada de la mía para ver mi mano sangrante y se lame los labios: “Lo entiendo”, susurra con tristeza y frunce el ceño cuando él desenvuelve el paño y ve que fluye más sangre de mi mano. “El sangrado no se detendrá. El corte es demasiado profundo. Te voy a llevar al hospital”, dice poniéndose de pie
Él cierra los ojos y sacude la cabeza. “No, no lo seré. La voy a cagar como lo he hecho con todo lo demás. Tengo tanto miedo Shay”. Levanté la mano y le acaricié la quijada: “No tiene nada de malo tener miedo, pero tienes que saber que puedes hacerlo”. Le aseguré, mientras él presionaba sus labios contra mi frente. “¿Cómo es que todavía tienes tanta fe en mí después de todo lo que he hecho?” Me pregunta, apartándose y mirándome a los ojos con tanta devoción que me roba el aliento. “Porque te amo, chico tonto”, le susurré. Él sonríe un poco, pero sus ojos no lo acompañan. “Y yo te amo a ti, niña tonta”. Me susurra devuelta y se inclina para besarme suavemente en los labios. Suspiro cuando él se aleja y sus ojos buscan los míos por un momento. “Deberías irte”, le digo, y él niega con la cabeza. “No, no me iré. Me quedaré contigo”. Dice mientras retoma su asiento, y yo intento pararme dispuesta a discutir con él, pero olvido el corte en mi mano y grito cuando lo aprieto con fue
Me quejo cuando siento que algo me peina suavemente el pelo. “Levántate, bobo”. “No”, murmuro con la voz apagada mientras estoy acostado sobre mis brazos en el escritorio. “Cole, necesito el plano, pero tu gigantesca frente me tapa la parte que necesito ver”, se queja Shayla y me da un par de golpecitos en la cabeza con su lápiz. Sonrío, con mi cabeza todavía entre mis brazos y la miro, sin levantar del todo la cabeza. “Perdona, esta frente se ha expandido para retener el conocimiento y la sabiduría que mi cerebro ha acumulado a lo largo de los años”, le digo y Shayla estrecha los ojos hacia mí e inclina la cabeza hacia un lado mientras sus labios se curvan en una sonrisa. “Ajá, a mí me parece que te estás quedando calvo, pero lo que sea que te haga sentir mejor muchachote”. Dice, tirando del papel y mirándome juguetonamente cuando no me muevo. “Suéltalo”. Le sonrío y ella parpadea. “¿Muchachote?”. Las mejillas de Shayla se sonrojan y mira hacia otro lado mientras se humed
Estiré el brazo y puse música para ahogar el silencio en el coche. Le devuelvo la mirada a través del retrovisor cuando suena una canción que nos gusta, y ella me mira brevemente con los labios curvados en una sonrisa mientras canto la letra al ritmo de la música. Cuarenta minutos y muchas miradas discretas después, llegamos a nuestro destino. Caminamos entre la multitud de gente. Esta vez había más gente que la última vez que estuvimos aquí. Shayla caminaba a mi lado con Josh a su izquierda, y yo tenía a Sophie a mi derecha. Sophie entrelaza sus dedos con los míos y todo dentro de mí se retuerce, pero le permito que me tome de mi mano, al fin y al cabo está embarazada con mi hijo. No llevábamos ni cinco minutos antes de que Sophie se quejara. “Oh, por Dios. no pienso comer de esos asquerosos carros. Este lugar es completamente antihigiénico. No puedo comer nada de aquí. Me enfermaria. Dice con desagrado y Shayla y yo la fulminamos con la mirada. “Creo que descubrirás que estos c
“Aimee”, le respondo sosteniendo su mirada con firmeza hasta que aparta la vista. Asiento con la cabeza y le sonrío a Jo, que me saluda con la mano. Jo es encantadora; es mucho más relajada que Aimee. Aunque me alegro de que tenga amigas leales que la quieren y se preocupan por ella lo suficiente como para protegerla. Caminamos y probamos platos de diferentes carros. “Oh cariño mira, ¿puedes ganar uno de esos osos tan bonitos para mi?”, pregunta Sophie, rodeando mi brazo con su mano, aferrándose a mí. Resisto las ganas de virar los ojos y asiento con la cabeza, dejando que me arrastre hasta el puesto en el que había que derribar los objetivos para ganar el premio. “¿Qué tenemos aquí?”, dice Josh, cogiendo la pistola que está a mi lado. ¿Qué es lo que está haciendo este hombre? ¿En serio está coqueteando con Shayla delante de mí? Lucho contra la frustración y derribo los objetivos y Sophie grita de la emoción, y me rodea el cuello con los brazos y me besa. Me separo al instante y su
Aclaro mi garganta interrumpiendo su conversación. “¿Están listos para irse?” Pregunto a Shayla y a Josh, que se miran justo cuando Sophie vuelve cuando deja de llover. “En realidad, vamos a quedarnos un poco más. Todavía me muero por probar más comida y las chicas quieren ir a beber unas margaritas. Se han ofrecido amablemente a llevarme a casa así que mañana recogeré mi coche en tu casa”, me dice Josh, y yo asiento mirando a Shayla que me sostiene la mirada un momento. “Chicas, enseguida vuelvo. Sólo tengo que ir a darle algo a Rico”. Dice Shayla, y la miro mientras se aleja entre la multitud. “Debería ir a despedirme de Rico, Sophie, tú ve al coche. Estaré allí en un momento”. Le digo y le doy las llaves del coche. Sophie empieza a quejarse de nuevo y le pide a Josh que la acompañe al coche mientras yo sigo a Shayla. Veo que le entrega algo a Federico y éste le guiña un ojo. Ella le sonríe, le lanza un beso y, cuando se da la vuelta, choca conmigo. Jadea y me mira, con sus o