(Koddel)Regresamos a la casa con mi hermano en la terapia para recuperación. Tuve que insistirles a los doctores para que trasladaran todos los elementos necesarios a la casa. Porque de lo contrario, en ese lugar podría correr peligro, los Assento podrían atacarlo en cualquier momento si no éramos cuidadosos. El sudor helado había caído por mi frente durante todas las horas que mi hermano no salía de las garras de la muerte.En esos momentos recordé toda la vida de Tom, a mi lado, los momentos que habíamos vivido juntos. El siempre había sido despreciado por mi madre y no entendía por qué, incluso a veces ni siquiera me importaba. Porque yo era el consentido por ella y eso me hacía sentir protegido.Pero al ver a Tom así, en ese estado tan vulnerable, sentí que debía hacer algo por él. Debía demostrarle que valía tanto como cualquier otra persona y que no merecía ser tratado como un mero hermano segundo. Así que decidí quedarme a su lado, cuidarlo y acompañarlo en su recuperación. No
(Clara)No quería verlo así de triste, pero tenía que saber lo que yo pensaba al respecto de su postura. Lo había esperado, pensando que se recompondría y se haría fuerte, pero día tras días veía como dejaba de luchar. Él decía que nos iba a proteger y cada vez veía eso mucho más lejano. Era la rabia la que me hizo hablar, rogué por no arrepentirme luego.—Es tu venganza la que no puede esperar. —dijo Koddel, con los ojos brillantes. Noté que se sentía herido de mis palabras.—¿Qué dices? —pregunté, molesta.—Eres tú la que desea vengarse lo antes posible de Carla y de tu ex marido, por eso me presionas para actuar. —dijo Koddel, con la voz severa, estaba enojado conmigo.Eso me hizo rabiar en lo profundo, tenía las venas sulfurando por sus dichos. Acaso se había atrevido a cuestionar mi venganza. Claro que estaba molesta y deseaba justicia, porque Carla Assento me había torturado por días interminables, me humilló de todas las maneras posibles.—¿Qué te hace pensar que eso es lo únic
Clara) Me subí a la camioneta, era grande y espaciosa. Los vidrios oscuros no develaban nada de su interior. Zim sabía que planeaba algo y me miró desconcertado. —¿Qué haces Clara? —preguntó Zim, sosteniendo la puerta abierta.—Yo me voy. No puedo soportar más esto. Vamos a hacer algo para cambiar esta situación o todos moriremos como estatuas. —dije, decidida.—¿A dónde? —preguntó él, poniéndose de pie en el marco de la puerta, como queriendo huir despavorido por mi comportamiento.—A cualquier parte. No soporto más estar aquí. —dije, poniendo el motor en marcha.—Clara, detente. —ordenó Zim, con la voz firme.Pero no hice caso y puse la camioneta en movimiento. No podía soportar más esta quietud, el constante caos y los bullicios sin fin. Tenía que alejarme de todo esto y encontrar la guerra, la manera de ganar. No sabía a dónde iría, pero sabía que tenía que escapar de esa incertidumbre que nos abrazaba.—Debemos pensar en un plan para golpear a Carla, tengo que pensar en un siti
(Clara)Estar conduciendo hacia ese enfrentamiento hizo que el sudor helado corriera por mi frente. Estaba alterada de tener que estar sola esta vez, sin Koddel para que me ayudara si algo me salía mal. Las manos me temblaban mientras sostenía el volante, intentando no perder el control mientras conducía hacia el enfrentamiento que sabía que se avecinaba. El corazón me latía tan fuerte que podía oírlo en mis oídos, y la transpiración recorría mi cuerpo enteramente mientras trataba de no perder la calma. Era la primera vez que tenía que enfrentar a alguien sin apoyo, y la sola idea de tener que hacerlo sola me aterrorizaba. Pero sabía que era necesario, no podía permitir que Carla se saliera con la suya y destruyera todo lo que amaba. Así que tomé un profundo respiro y seguí adelante, determinada a hacer lo que fuera necesario para proteger a los míos.Pero no podía dejar que ese miedo me paralizara. Tenía que hacer esto por mí misma y demostrarle a Koddel que podía ser una igual en es
(Carla)Estar encerrada era una completa pesadilla. Este lugar tenía una cama incomoda. Clara y su familia me habían raptado y ahora, debía vivir este miserable cuarto hasta que se dignaran a pagar un rescate o lo que fuera que pretendían. Me quitaron el teléfono, por lo cual no tenía una manera de comunicarme.Me senté en la cama, intentando calmar mi respiración. Mis pensamientos volaban por todos lados, no podía creer lo que había pasado. Clara y su familia eran más astutos de lo que yo había creído. Había subestimado a Zim y eso me había costado. Ahora, estaba atrapada, sin tener manera de avisar a mi hermano o a mi padre. Sabía que ellos vendrían por mí, pero ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que llegaran? Estaba asustada y no sabía qué hacer. La única opción era esperar, esperar a que ellos hicieran lo que quisieran conmigo. Cerré los ojos, tratando de calmarme y pensar en una manera de escapar. No podía permitir que me tuvieran aquí por mucho tiempo más. Tenía que encontrar una m
(Clara)Lo logré, tomé una copa para festejar mi triunfo, festejando con mi esposo Koddel y el resto de la familia. Luna se enteró solo una vez que llegamos con la prisionera. Zim se encargaba de la negociación, necesitábamos saber que iban a acceder a nuestros términos.Mi esposo organizó una cena de lujo, con mis platillos favoritos. Jimmy y Kimmu se hallaban de buen humor. Este ataque había simbolizado un gran cambio, habíamos logrado atacar después de perder las batallas por tanto tiempo.Me concentré en la cena, tenía un apetito muy grande ahora que estaba relajada. Las sopas crema eran lo mejor para mí, algo cálido para sentirme en mi hogar. Estaba viendo esta casa como mi hogar y no como un campo de batalla, como en el pasado.—Debes descansar. —dijo mi esposo, con una mirada amable. —¿Cómo te sientes, mi amor? —preguntó Koddel, acariciando mi mano sobre la mesa, los dos nos conectábamos en todo momento.—Estoy perfecta ahora, tranquilo. —le dije con una sonrisa, aunque en el f
(Jimmy)El estar de vuelta en casa luego que me juré a mí mismo no volver era bastante frustrante. Sobre todo, después de haber conocido otro hogar. Sentía que no me gustaba nada de lo que había aquí, las cosas me resultaban fastidiosas. El tener que convivir con tanta gente me hacía fastidiar.Pero sabía que no tenía otra opción, era mi deber estar aquí y hacer lo que fuera necesario para proteger a Kimmu y Til. Aunque no podía evitar sentir que había perdido algo de mí mismo durante mi tiempo lejos de aquí. Fuera de aquí logré sentirme libre y sin ataduras, pero ahora me sentía atrapado de nuevo en este mundo de mafias y violencia.A veces me preguntaba cómo sería mi vida si hubiera tomado decisiones diferentes. Si no hubiera vuelto a esta casa, si me hubiera alejado completamente de todo esto. Pero ya era demasiado tarde para esos pensamientos, estaba aquí y tenía que hacer lo mejor que pudiera con las cartas que tenía en la mano.Así que traté de concentrarme en lo que tenía que h
(Jim)—Sí, no te preocupes. Clara se encarga de ella. —Zim me dio una pequeña sonrisa. —Ya te dije que hoy puedes tomarte el día libre, no te preocupes por nada más.—Gracias Zim. —dije saliendo del estudio, con la mente en calma por un momento. Aunque sabía que mañana tendría un día difícil, hoy era mi oportunidad de relajarse y olvidarse de todo.Clara aceptó quedarse cuidando a mi hijo Til en nuestra ausencia. Me preocupara que no se portaba bien, pero no iba a dejarlo al cuidado de Ashley, ella no poseía paciencia para los niños. Antes de irnos, traté de hablar con mi hijo para que entendiera que debía comportarse bien.—Til, es muy importante que obedezcas a Clara mientras estemos fuera. Ella se encargará de ti y te cuidará, así que, por favor, no le des problemas.—Lo prometo papá, no te preocupes. Voy a ser bueno. —dijo Til, con sus ojos brillantes.Le di un abrazo y le prometí que todo estaría bien en nuestro día alejados, que luego volveríamos a pasar todo un día con él. Era