Al bajar en la estación lo hago no sin antes asegurarme que no hay alguien siguiéndome.No tardó en llegar al conjunto residencial donde vivo.Subo al elevador ignorando a algunos residentes que me miran con curiosidad y es cuando recuerdo que aún llevo puesto el uniforme del hospital. Cuando llego al sexto piso siento que mi corazón está a punto de salirse por la boca.Al detenerme frente la puerta del departamento respiro tratando de recobrar el aliento y abro lentamente.—¿Mamá? —Llamo cundo entro al departamento solitario.Avanzo con cautela por el lugar y tomo el pasillo hasta la habitación solo para encontrarla destruida y mi peor pesadilla hecha realidad.—¡Mamá!En el piso de la habitación yace mi madre apenas consciente mientras se sostiene el estómago y la sangre se filtra entre sus dedos.Llego hasta ella que está inconsciente.Busco su pulso.—¡No!Me pongo sobre mis rodillas y comienzo a hacer compresiones sobre su pecho intentando reanimarla.Paro y comienzo una nueva s
POV ARES. Ayer cuando llegué a casa luego de hacer una ronda por el muelle y los almacenes me encontré con la sorpresa de que Jared se había llevado a la Doc. Sin embargo, el imbécil dejo que se escapara y llamo pidiendo mi ayuda para dar con ella. ¿De verdad es tan inepto? Sabía que ella iría en búsqueda de su lugar seguro. Y, tengo que admitir, me sorprendió lo rápido que la gente de Carmona. Ese hijo de puta, asesino a la madre de Emma, es una declaración de guerra a toda regla. Tomo asiento frente a mi hermano en el salón y espero bajo su impasible mirada. —Sabes lo que hiciste —espeta en tono plano. —Hice varias cosas —replico en tono despreocupado—me deshice de un inútil que estaba retrasando nuestro próximo embarque —no dice nada —fui en busca de la Doc. la cual no debí dejar para empezar. —Amenazaste de muerte a Jared —dice y veo como sus fosas nasales se expanden. —¿Qué querías? Ese bastardo le puso un dedo encima a Emma. —Es nuestro aliado. —Me importa un culo si
—Lamento tu perdida, Emma.—Gracias —murmuro mientras mi jefe del servicio de neurocirugía del hospital.El doctor Sullivan.El hombre es atento y hemos congeniado muy bien durante mi corto tiempo en el hospital.Ha sido una mañana muy difícil y agotadora, donde Helena ha sido de apoyo y eso debo agradecerlo. Bueno, Ares también ha estado aquí y ahora mismo no mira con buenos ojos a mi jefe.Sus palabras de más temprano no dejan de darme vueltas en la cabeza.Confía en mí, doc.Mi vida se ha convertido en un lío en menos de cuarenta y ocho.Por un lado, esta Jared, que no termina de convencerme, y del otro está Ares, que es peligroso para mí. El hombre tiene la capacidad de envolverme, es su entorno con solo una mirada y eso no es bueno.Por eso me fui hace dos años.—¿Quieres irte, doc.?Parpadeo y me doy cuenta de que Ares se ha colado a mi lado y me rodea con su brazo dando una declaración a todos los presentes.No sé, si darle un puntapié o solo ignorar el hecho.Opto por lo segun
Por precaución me vendo la mano que aún me duele y está inflamada. Eso solo demuestra que no todo lo que vemos en las películas es cierto. Una vez me siento mejor recojo las pocas pertenencias que tengo conmigo y dejo la habitación de la mansión. Al llegar al salón me encuentro con Cillian y Jared que se callan al verme. Miro Al primero. —Me gustaría regresar a mi departamento —espeto. Este no sabe qué decir y mira Jared. —¿Podemos hablar? El hombre da un paso al frente. —La verdad, es que no sé qué podríamos hablar usted y yo, no después de lo que hizo. —Por favor —dice en voz baja. —Estaré en mi oficina por si necesitan algo —se adelanta Cillian. Con eso nos deja a solas. Resignada a mi suerte, avanzo hasta uno de los sofás, dejo mi bolso y tomo asiento. —Diga lo que tenga que decir. Veo su rostro algo demacrado y la culpa es evidente. —Decir que lo siento no es suficiente. —No lo es —susurro —su disculpa no va a devolverme a mi madre. Asiente. —De verdad, no pens
POV ARES.—¿Qué quieres decir con que le has perdido la pista a Carmona? —gruño a Norman.—Paso, la última ubicación que teníamos era que estaba blindado en una casa al norte.Golpeo el volante y tiro a un lado el móvil cortando la llamada.—¡Qué pendejos!Miro a Rick antes de bajar del auto y entrar al bar que manejamos.Podría aparecer a través del laberinto de mansión que nos da acceso a diferentes salidas.Una de estas, es el bar y una lavandería a dos calles más abajo.Sí. Cillian y yo nos hicimos de varias propiedades e implementamos pasillos secretos que poco hemos recorrido.La música es fuerte y el olor a bourbon llena el lugar.Me acerco a la barra y de inmediato, Liz, la chica de la barra, me sirve un Jack.—¿Mala noche?—De mierda —afirmo mientras me tomo mi shot.Dejo el vaso sobre la barra y ella no llena de nuevo.—Bueno, hola —una voz baja y ronca me llega desde atrás y volteo para encontrarme con Blair.La mujer trabaja de camarera en este lugar y hace un tiempo tuvim
Bostezo y me acerco hasta la recepción donde me dispongo a llenar el reporte de mi último paciente urgencias.Esta tarde estuve en el quirófano junto al doctor Sullivan.—¿Qué me dices si tú y yo vamos por un café?Hablando del rey de roma…Le doy una sonrisa afable mientras las enfermeras lo miran como si fuera una aparición.Evito rodar los ojos.Estoy por declinar la invitación cuando un hombre bañado en sangre ingresa a la sala.—Llévenlo al cubículo dos —ordeno a las que lo llevan a cuestas.Las enfermeras guaina las personas.Dejo a un lado el historial.—Supongo que el café quedara para después —dice con mala gana.—Disfruta tu descanso —espeto antes de alejarme.Entro al cubículo y el hombre balbucea.Me acerco y comienzo a revisar sus signos vitales mientras las enfermeras le ponen la vía.—¿Qué ocurrió? —inquiero a uno de los hombres que está algo ebrio.—Se estrelló con un tren de carga —réplica uno mientras se ríe.—¿Estoy hablando en serio?Me pongo unos guantes antes de
— ¿Tu prometida? —gruño mientras saco la ropa que le voy a prestar a Helena. —Doc. Cierro de un portazo el casillero. —Doc. tres pepinos, Ares —lo fulmino con la mirada —¿cómo se te ocurre? Solo te falto levantar la pata y echarme una meada frente Andrew. —¿Qué es lo que te molesta? —dice entre dientes —que el doctor ahora sabe que tiene que mantenerse a dos metros de ti. —Me dan ganas de hacerte una incisión. Resopla. —No tienes derecho a dejarme en ridículo frente a mi jefe —me detengo delante de él —entre Andrew y yo solo hay una relación de jefe y subordinada. Me detengo unos segundos. —No sé por qué te estoy diciendo esto. Empujo la ropa a su pecho. —Llévale esto a Helena por mí, yo tengo que atender al paciente que amablemente me has enviado esta noche. Con eso salgo no sin antes escucharle maldecir. Avanzo por el pasillo y a mitad de este me encuentro con Andrew. Hago una mueca. —Lamento lo de hace rato. —La primera regla no escrita entre colegas es no traer
Jeremy, fiel a su palabra, le da el alta médica a Caroline para la tranquilidad de sus padres. Por mi parte, luego del beso con Ares tengo la cabeza un tumulto de sentimientos en los que no quiero sumergirme ahora mismo. Una vez en el estacionamiento, Helena y Cillian con Caroline en brazos suben en la parte trasera de una de las camionetas y Ares toma el volante de otra. —Yo te llevo a casa, doc. Lo pienso unos segundos antes de recordar las palabras de Cillian y sin más rodeo la misma. Subo y pongo los ojos en blanco ante la mirada petulante. Solo quiero dormir y no quiero entrar en una batalla verbal con él. Me reclino en el asiento mientras emprendemos el camino hasta nuestros destinos. Hemos recorrido un kilómetro en un silencio cómodo cuando el móvil que está sobre el tablero suena. Ares responde y lo deja en alta voz antes de darme una mirada. —Tenemos un auto detrás y no es de los nuestros. Las palabras de Cillian son serias. Me enderezo en el asiento y miro haci