—¿Qué piensas hacer?La pregunta viene de Jojo, que me mira mientras está sentada en la esquina de la cama.—Ayer hablé con Cillian.—¿Y?Ella abre los ojos.—Tengo que reconocer que, ambos estamos mal—digo—siento que todo se escapa como agua entre nuestros dedos.—Entiendo—asiente—la pregunta es, ¿Qué vas a hacer?¡Entonces, lárgate! ¡Lárgate de una puta vez! Y, deja de alargar esta maldita agonía en la que estoy.Las palabras de Cillian se repitan en mi cabeza una y otra vez.¿De verdad soy capaz de irme?Me meso el cabello mientras estoy sentada en el sofá junto a la ventana. Anoche, cuando llego. Me di cuenta de que no soy la única que la está mal con la situación.Una parte de mí, quiere mandar todo a la mierda. Sin embargo, no quiero. Debo aprender a lidiar con la culpa que siento. Necesito recuperar mi vida.—¿Desde cuándo soy un cobarde? —susurro.Mi rabia está mal canalizada.—¿Perdón? —Jojo habla haciéndome recordar que no estoy sola.Suspiro. Dejo caer mis manos en el regaz
Sentada, dentro de la bañera vistiendo todavía mi pijama. Espero a que pasen los minuto, para saber si estoy embarazada o simplemente, Jojo está paranoica. Espero que Jojo esté paranoica. Miro a mi amiga y la atravieso con la mirada. Está sentada sobre el lavado y me regala una sonrisa de dientes. —No me mires así—dice—Si estás embarazada, debes culpar al hombre que se encuentra en su oficina. De seguro, feliz como un crío porque piensas quedarte. —Jódete—digo. Pero una sonrisa débil tira de mis labios. —¿Qué vas a hacer, si estás embarazada? —No lo sé —murmuro. Descanso mi rostro entre mis manos. Cillian siempre ha dejado claro que quiere hijos. Yo hubiese preferido esperar. Pero, ¿Es buen momento? Con todo lo que ha pasado con London, creer en un bebé me aterra. Porque sería un blanco más para ese hijo de puta. —¿No estás pensando en…? —¡No! —levanto el rostro y niego—No haría eso que supones—suspiro—Es que, todo lo que está pasando, es algo estresante. Sin embargo,
Hay situaciones que nos hacen recapacitar y ver el mundo desde diferentes perspectivas. Si me hubiesen dicho hace un año que mi vida daría este giro, me habría reído.Daniel cambio mi vida de una manera que jamás llegue a imaginar. Su ambición y egoísmo me sumergieron en este mundo al que creí no poder sobrevivir.Hoy, las cosas han cambiado. Cillian me ha mostrado un mundo donde no todo es rosa. Sin embargo, podemos vivir, eso es lo que me hace amarlo cada día más. Ha estado conmigo en el momento más duro de mi vida y aunque intente alejarme mi corazón se resistió.Cillian no intenta cambiarme, me acepta tal y como soy.Al igual que yo lo hice.Si me pusieran a elegir de nuevo que camino quiero, sin duda escogería el que me lleve a sus brazos.Ha llegado la hora de demostrar nuestra valía como pareja.— Estamos a tiempo de irnos de aquí.Ruedo los ojos. Cillian está con lo mismo desde que hemos salido de la casa hace una hora.Miro al frente y Ares me observa con algo de nervios.—
Miro con desprecio a Roger cuando me hacen sentar en el sofá del fondo.— ¿De verdad estás haciendo esto? — El hombre no me mira— Creí que eras alguien intachable.— No entiendes, Helena.— No. Está claro que no— me rio — Por eso me contrataste, ¿Para usarme?— No la soporto.— Púdrete, zorra— escupo.Esta se acerca, pero London la retiene.— No, bella. Aún no podemos ponerle las manos encima. Hay que llamar a Cillian y preparar una emboscada.La emboscada se la hemos dado a él. Sin embargo, no me relajo. No puedo.— Necesitamos un plan— murmura London. Mira a Devora— Llévala a una oficina y cuida que no se escape— le entrega un arma.— ¿Puedo jugar con ella un rato? — inquiere en tono empalagoso.— No puedes matarla. Ella es mi placer culposo— se ríe—Quiero que Cillian la vea morir.Ella hace una mueca de fastidio.— Está bien— murmura. Se acerca— andando perra.Salgo de la oficina, no sin antes darle una mirada de odio a ambos hombres.Estoy unos pasos por delante de Devora, así que
La muerte de Roger es noticia. Todo indica que el asesinato fue perpetrado por un cliente enojado. La policía me cito para declarar gracias a Patrick. Cillian estaba nervioso. Sin embargo, me armé de valor y fue lo más convincente posible. También, jugo a nuestro favor que, las grabaciones de la cámara de seguridad de ese día, desaparecieron. Al parecer, el chico que Ares dejo en el vestíbulo se encargó de eso. No podría estar más feliz. Los últimos días han sido tranquilos. Todo indica que, Cillian tiene todo bajo control y las cosas vuelven a funcionar de manera favorable para nosotros. Solo hay un detalle. No le he dicho del embarazo. ¿Estoy esperando el momento o solamente estoy nerviosa? Para despejar un poco la mente, decidí venir al consultorio y traer las cosas que había prometido. Ares a mi lado se remueve. — ¿Estas ansioso por ver a la doctora? Me da una mirada brillante. — Vamos, Ares, Emma en hermosa. — Mi hermano debería mantenerte más ocupada— gruñe. En ve
— Bien. ¿Van a decirme que se traen entre manos? — cuestiona Ares, esa misma noche.Estoy recostada sobre el pecho de Cillian que está en el sofá.— Verás, he decidido reforzar algunas medidas de seguridad— comienza Cillian, haciéndome rodar los ojos.Ares frunce el ceño.— Pero, estamos bien. No hay necesidad de hacer reforzar las medidas.— Eso mismo opino yo—secundo— Yo creo que estamos bien.— Los últimos acontecimientos han cambiado la situación.Resoplo y al mismo tiempo oculto una sonrisa divertida.Sabía que Cillian reaccionaria de esta manera. Pero, verlo es diferente. No quiero vivir en una caja de cristal, quiero disfrutar mi embarazo con él, pero está en plan de sordo. Eso que, no le dije que sabía de mi embarazo cuando nos enfrentamos a London.Está feliz y, no ha caído en cuenta en ese detalle.Va a matarme.Cillian posa sus manos en mi vientre y le da una mirada divertida a Ares.En principio, solo nos ve sin expresión, antes de abrir la boca y volver a cerrarla.Señala
— ¿Cuándo pensabas contarme tu insensatez?Hago una mueca cuando las palabras de Cillian me atraviesan al llegar a casa, después de nuestra cita con la doctora y pasar por las vitaminas y suplementos que necesitaba.— Sabía que no me dejarías hacerlo si te daba la noticia de mi embarazo— digo lo más calmada posible. Sus ojos echan chispas, pero qué más da.Ya lo hice.— No sé, si ahorcarte o encerrarte en la habitación por lo que resta de embarazo.— Ni lo uno ni lo otro— digo indignada mientras veo como su nariz se dilata y respira de manera pesada.— ¡Maldita sea, Helena! Es que, ¿No tienes instinto de supervivencia?— Los siento, si — digo tratando de apaciguarlo, porque sé que lleva razón.Y me pudre que la lleve.— Todo salió perfecto y ahora estamos bien— me acerco, pero da un paso atrás.Lo miro sorprendida.— No lo acabas de hacer — siseo.No dice nada.— ¡Bien! Maldice todo lo que quieras— gruño.— No quiero hablar contigo, ahora.— Entonces no vengas a la cama. ¡Porque no er
1 año y medio después. Estoy dentro de la bañera, relajada después de ser víctima de mi preciosa y temperamental niña. A la cual, le pareció gracioso echarme encima la papilla que le prepare para el almuerzo. Me quito los rastros en el cabello. Cuando más que verlo, lo siento. Desde mi lugar levanto mi pierna llena de espuma. — Me gusta este recibimiento— sonrío ante las palabras de mi esposo. Se acerca y entra en mi campo de visión. — Hola— digo en voz baja. — ¿Qué haces tomando un baño a esta hora? — inquiere y puedo ver que la sonrisa baila en sus labios. Lo miro quitarse la americana y dejarla caer al piso seguido de su camisa. — A tu pequeña, le pareció gracioso lanzarme papilla en el cabello. Se ríe. — Sí. Creo que sabemos a quién se parece— murmura y sonrío. Cuando queda gloriosamente desnudo, me echo para delante y se mete a la bañera conmigo. Hemos aprendido a robar pequeños momentos desde que Caroline nació. Sí. Lleva el nombre de mi madre. Cuando nos confirm