Capítulo 386Él se acercó hacía la anhelante Eloise, para sostener su mano. "¿Qué pasó, Elosie?".Eloise tenía los ojos rojos, mientras presionaba su mano en su pecho. "Acabo de descubrir que Meredith... Ella... Nunca fue nuestra hija...". "¿Qué--qué estás diciendo?". Sean puso una cara pálida.Sean sintió temblar su cuerpo, cuando Eloise contó nuevamente todo el incidente.Con Eloise a cuestas, fueron a hablar otra vez con Meredith; pero fue en vano ya que ella no estaba dispuesta a hablar.Mientras tanto, Rose y Jon no aparecían por ningún lado. Parecía que se habían desvanecido en el aire.Los dos regresaron a casa, al final; el vacío de la enorme villa, asfixiándolos.Eloise buscó una pista en la habitación de Meredith, pero todo lo que pudo encontrar fue el colgante de oro, que había hecho años atrás, para su recién nacido.El nombre "Eveline" todavía se podía ver, claramente, en el colgante.El sol de la tarde era brillante; un marcado contraste con la penumbra, sobre e
En silencio, Madeline observó cómo se alejaba el coche. En realidad, no era una mentira. Su hija aún estaba viva. 'Quien murió fue la estúpida y necia Madeline Crawford, no su hija; Eveline Montgomery'.Jeremy pensaba llevar a Madeline a la Mansión Whitman, tras ver a Eloise. Pero, el repentino giro de los acontecimientos, le hizo cambiar de opinión. "Recordé que tengo que atender algo importante. Te dejaré primero en casa, y te recogeré esta noche". Madeline le sonrió, amablemente. "Ve, Jeremy. Te esperaré cuando hayas terminado". Se mostró una sonrisa en los labios de Jeremy, pero no era una sonrisa sincera. Solo forzó una sonrisa. Madeline sentía que algo andaba mal en él, en cuanto se supo que Meredith era una farsante. Tras bajarse del coche, Madeline vió cómo Jeremy daba la vuelta, sin voltear la vista. Era un fuerte cambio a como solía verla irse, antes de seguir su camino. Al ver que algo iba mal, Madeline llamó un taxi para seguirlo. descubrió que Je
Meredith se sorprendió, con el repentino tirón de Jeremy. Abrió los ojos de par en par, asustada, mientras escuchaba sus palabras. Sentía que había dejado de respirar. '¿Cómo...? ¿Cómo sabe que no era yo?’. '¿A menos que Madeline le haya dicho todo?'. 'No. Ella nunca lo haría. ¡Es imposible que lo hiciera!'.Cof, cof... Meredith sentía cómo se ahogaba, con la mano de Jeremy apretaba en el cuello de su camisa. Su piel se sonrojó y se le trabó la lengua. "¿Qué...? ¿Qué dices Jeremy? Soy Linnie, la que guardas en tu corazón. Si no, ¿cómo iba a tener el separador de hojas? Cof, cof... Por favor... Jeremy, suelta...". "¿Todavía crees que puedes engañarme, a este punto?". Jeremy apretó los ojos y un rayo de frío salió de sus ojos, congelando la mitad buena del corazón de Meredith. "No eres ni tan siquiera la hija de Eloise y Sean, ¿cómo iba a ser tuyo el medallón de oro, grabado con el nombre de 'Eveline'? Para colmo, ¡nunca recordaste el apodo de 'Linnie'! Así que, ¿cómo pudist
Observándola como un campeón que mira al derrotado, el hombre rebosaba un aura espantosamente dominante. "No deberías hacerme perder el tiempo, a menos que desees una muerte muy dolorosa", advirtió con frialdad. Meredith tosió dos veces, por el gusto de hacerlo, y alzó la vista con dificultad. "Yo... sé que no debí mentirte, Jeremy. Pero... te juro que el amor que siento por ti es real. Te amo, Jeremy, de verdad...". "Déjate ya de tonterías", le interrumpió Jeremy, con frialdad. Meredith se desplomó boca abajo en el suelo y se mordió el labio. "Está bien, te contaré...".Con la cara gacha, los ojos de Meredith relucían con falsedad. 'Si no puedo conseguir a este hombre, Madeline, ¡entonces olvídate de conseguir una pizca de su amor!'.Apretó la mandíbula y maldijo, internamente, antes de abrir la boca para decir: "Hubo una optativa que tomé con Madeline, en mi primer año, y había una chica con el apodo de Linnie, en esa clase. Madeline y yo habíamos echado un vistazo accident
El hombre que tenía enfrente, emitía un aire de frialdad y evasión; sus rasgos esculpidos no delataban nada, al mirarla fijamente. El viento corría con intensidad en lo más profundo del cementerio, acariciando las mejillas de quienes lo visitaban. Madeline dirigió una leve sonrisa, al hombre que había aparecido frente a ella. "¿Por qué estás aquí, Jeremy?", preguntó, con un tono informal salpicado de asombro. A pesar de ello, no dejó ver el nerviosismo que sentía. Jeremy se acercó despacio, antes de girarse para mirar la lápida. "¿Por qué estás tú, aquí? ¿Y quién es éste? ¿Por qué le rindes tributo? Es tu primera vez en Glendale, ¿no? No sabía que tenías parientes descansando aquí". Madeline fingió estar sorprendida, mientras respondía: "¿No lo sabías, Jeremy? Madeline aún es, técnicamente, tu ex-mujer. ¿No recuerdas a su abuelo?". "¿El abuelo de mi ex-mujer?". Miró atontado el nombre grabado en la lápida; las palabras, ‘Abuelo de Madeline Crawford’, estaban efectivamente gra
Pero aquí estaban, con Jeremy atravesando felizmente las puertas de la Mansión Whitman. Quizás esto era lo que la gente decía, de que el futuro era impredecible. La Sra. Whitman, Karen Yaleman, inmediatamente se adelantó a preguntar, cuando se dio cuenta de que Jeremy había llegado. "¿Es cierto, Jeremy, lo que leí en Internet? ¿Meredith en realidad hizo todas esas cosas? ¿Está condenada a doce años de prisión? ¿Realmente también fingió ser la hija de los Montgomery?". Jeremy frunció el ceño, disgustado. "No deseo volver a escuchar su nombre". "Pero...". "Hoy he venido para que mi prometida conozca a mis padres. Te rogaría que no hablaras de cosas deprimentes", interrumpió Jeremy con frialdad, antes de bajar la mirada para ver a Madeline. "Mi madre ha preparado ella sola estos platos. Ojalá los encuentres de tu gusto". "¿Qué?". La mirada de Karen se ensombreció, al instante. "Me dijiste que teníamos un invitado importante, esta noche, Jeremy. ¡Incluso me dijiste que preparar
Madeline se quedó sorprendida durante un segundo, antes de soltar una sonrisa tranquila. "Creo que puede estar un poco confundido conmigo, abuelo Whitman. ¿Cómo podría ser yo Madeline Crawford?". La luz de los ojos del Viejo Maestro Whitman, se apagó ligeramente; pero su mirada era clara. "No te obligaré a admitirlo, si no quieres, Madeline". "En realidad no soy Madeline, abuelo", Madeline negó con una sonrisa. "¿Por qué me casaría con el hombre que me odiaba, si fuera Madeline? Habría aprendido, la última vez, que lanzarme a una llama sólo me quemaría". El Viejo Maestro Whitman se sorprendió, al escuchar la noticia. Sus blancas cejas se fruncieron con fuerza. "¿En serio te vas a casar con Jeremy?". Madeline asintió con decisión. "Por supuesto, y estoy embarazada también de Jeremy". En ese momento, la mirada del Viejo Maestro Whitman se posó en su vientre plano. Apretó los dientes, pero no hizo ningún otro comentario. "Abuelo. Vera". Jeremy se acercó. "¿Por qué están char
Madeline sonrió, mientras una mancha de picardía brotaba de sus ojos. Justo cuando Karen iba a sentarse, Madeline frunció el ceño y se puso una mano sobre el pecho; con un respiro seco. Todos voltearon a ver a Madeline, mientras Jeremy la abrazaba con preocupación. "¿Estás bien, Vera?". "Algo huele mal. Me dan nauseas", respondió Madeline en voz baja. "Podría ser por la sopa, Jeremy. Me siento mal. Creo que necesito vomitar".La mirada de Karen se ensombreció, de inmediato. Esta sopa era uno de sus platos más preciados. Era rica en antioxidantes y vitaminas. Era su sopa favorita. ¿Qué había dicho esta mujer? ¿El olor de la sopa era malo y le daba ganas de vomitar? "Llévate la sopa", exigió Jeremy. La criada se quedó asombrada, luego asintió y obedeció. "¡Espera!". Karen la detuvo. "¿Qué estás tratando de decir, Vera? No tienes que comer mi comida, si crees que es asquerosa. ¿Qué estás insinuando, al quejarte de que te dan ganas de vomitar? Lo haces a propósito, ¿no?".