Ava vio a Naya frente a ella y se despertó de golpe.

“¿Por qué estás aquí?”.

“Danny me ha dado tu dirección”, explicó Naya sonriendo. “Si es inoportuno en este momento, puedo esperar afuera. Ah-chuu”.

Después de decir eso, Naya estornudó con elegancia.

El viento frío sopló casualmente al interior de la casa, y Ava abrió la puerta. “Entra y toma asiento. Iré a lavarme”.

“Disculpa las molestias”. Naya sonrió y entró.

Ava se dio la vuelta de prisa para preparar una taza de té para Naya. Luego de eso, se apresuró a ir al baño.

“Estaré lista pronto. Por favor, espera”.

“Ava, tómate tu tiempo. no tengo prisa”, dijo Naya en dirección al baño de manera comprensiva.

Cuando escuchó el sonido del agua en el baño, la dulce y sumisa sonrisa en el rostro de Naya desapareció.

Miró con disgusto la taza de té negro que le había preparado Ava y se puso de pie lentamente para recorrer la habitación.

Aunque el apartamento no era grande, estaba completo.

En comparación con los otros apartament