“¿Te vas a ir así como así?”.

Ada se detuvo bruscamente. Se sintió terriblemente incómoda, pero aun así, se dio la vuelta, fingiendo inocencia y con una expresión herida en el rostro.

Ella vio que Shirley, quien estaba sentada en su silla de ruedas, se acercaba lentamente a la puerta.

“Señorita Brown, usted ha ganado. No quiero quedarme y ser humillada”.

“¿He ganado?”. Shirley se sintió confundida cuando escuchó esto.

Carter había mantenido intencionadamente la voz baja durante su conversación con Ada, especialmente cuando había pronunciado esas pocas frases. No había querido que Shirley las oyera.

Como resultado, Shirley no era consciente de lo importante que era para Carter.

En ese momento, simplemente encontraba divertidas las palabras de Ada.

“Señora Gray, ¿le parezco una ganadora? Mis piernas están lisiadas y mi cara está desfigurada. Seré inútil por el resto de mi vida. ¿Cómo soy una ganadora? ¿Debo sentirme honrada de que hicieras todo esto personalmente?”.

“...”.