Al darse cuenta de que Carter había ido preparado, Shirley se sintió un poco nerviosa.

Ella conocía mejor que nadie el poder de la hipnosis de Carter.

A veces, él ni siquiera necesitaba ningún accesorio; podía manipular las emociones de una persona con solo una mirada, provocando que esta se perdiera involuntariamente en su territorio.

Carter captó vagamente un indicio de vacilación en los ojos de Shirley.

Las comisuras de su boca se curvaron débilmente mientras acercaba sus profundos y oscuros ojos a Shirley y la miraba fijamente.

“Shirley, si realmente no estás mintiendo, mírame a los ojos con seriedad ahora”.

El tono de la voz de Carter se había vuelto repentinamente tan suave como una brisa de primavera.

Era un tipo de sensación suave que podía hacer que las personas, sin darse cuenta, dejaran ir sus emociones y permitieran gradualmente que sus pensamientos entraran en un estado de relajación y comodidad.

Shirley, quien parecía sentir que Carter intentaba hipnotizarla, g