Capítulo289
Antes, la profunda y magnética voz de Leandro era irresistible para ella, pero ahora se sentía un poco aterrorizada.

—Leandro, ¿qué estás haciendo? ¡Levántate! —dijo Julieta.

Pero Leandro no se levantó, sino que la abrazó y le dijo:

—Julieta, déjame abrazarte por un rato.

Esta repentina ternura hizo que Julieta se sintiera incómoda. Al percibir un leve olor a alcohol, se apresuró a apartarlo. Le preguntó:

—¿Estás borracho?

—Ah... —Leandro frunció el ceño y se cubrió el pecho.

Julieta recordó inmediatamente las heridas de Leandro y se acercó para revisarlas, mientras le preguntaba:

—¿Te duelen las heridas? ¿Hay alguna hemorragia?

De pronto, Leandro la tomó de la mano y dijo:

—Hablemos, ¿sí?

Había un dejo de súplica en su tono, lo que hizo que Julieta se sintiera incómoda. Retiró rápidamente la mano y le dijo:

—¿De qué quieres hablar? Tú y yo no tenemos nada de qué hablar.

Su completa indiferencia, sus acciones hirientes, cada pedacito del pasado se agolpaba en su mente. Todo eso hacía i
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