La música para mí es liberadora, me hace olvidar viejas cargas, hace que no me preocupe por nada más y así me solté definitivamente, entregándome a ese momento único y verdadero.

Ni siquiera me di cuenta cuando los chicos se unieron a nosotras, enseguida noté la forma poco alentadora en que Lucas nos miraba, cerré los ojos para no perder el ritmo, pero igual sentí su mirada quemándome y lo siguiente que supe es que ya no estaba con Maike sino con Lucas, él me acercó más y si con Maike se veía el atrevimiento y la sensualidad, conmigo y Lucas, el deseo y la lujuria nos dominaban.

Cómo he echado de menos esas manos sobre mí, qué decir de su olor, de su tacto, de su posesión sobre mí.

Nuestros cuerpos disfrutan de esa entrega que nos regala la música, nuestro vaivén es único, estamos metidos en el momento y por supuesto, totalmente entregados a él, en ese momento, me dejo llevar por la alegría de estar entre sus manos, Lucas no tiene idea de cómo me siento entre sus brazos, es algo más