—Fuiste tú quién los echó a la basura hace años con tus infidelidades y engaños, fue ahí cuando decidiste dejar de amarme, así que lo siento Blake.

—No Kath, por favor.

Toma rabia por no poder desatarse, una de las cosas buenas que aprendí del desgraciado.

—Lo siento, pero no soy Dios.

—¿Qué?

—Puedo perdonarte algún día, pero no puedo darte otra oportunidad, solo Dios sabe amar tan fuerte que le da segundas oportunidades a las personas a pesar de que lo rechacen y yo no tengo esa capacidad, ningún humano la tiene y por eso es único.

—Perdóname Kath —repite con lágrimas en sus ojos—. No me dejes por favor.

—Sigo sin entender como fue que pasó Blake, siento que eso solo es excusa porque en realidad no me amaste, el amor es fuerte y puede con todo, y yo estuve contigo, mucho antes de que te volvieras algo adinerado, pero claro, cuando las mujeres ven a un hombre guapo con plata, no pierden la oportunidad y tú, pues supongo que la adrenalina o no lo se, te agrandaste y creíste que