Capítulo 50

—Estaré abajo si me necesitan —hace una pequeña reverencia y se va.

Yo dejo el vaso en la mesa de noche y tomó mi cartera para sacar mi pastilla, me la tomo y la paso con agua, luego vuelvo a poner la cartera en la mesa de noche y me recuesto en las almohadas, a esperar que se me pase el dolor.

—¿Te sientes cómoda? —me pregunta sin dejar de darme masajes.

—Gracias Aaron. —Le sonreí.

—Es un placer.

—Eres muy bueno dando masajes.

—Lo sé.

—¿Por qué?

—Se las hacia a mi madre, trabajaba mucho en el campo y tenía dolores.

—¿Cómo aprendiste?

—Bueno, solo tuve que sentir, ya que por alguna lesión o algo, me hacían masajes y vi como era, así que practique con mi madre, espero haber mejorado o me habrá subido el ego solo por ser mi madre y no herir mis sentimientos —bromea y me hace reír.

—No, lo confirmo, si eres bueno, Blake nunca logró dármelos bien porque siempre está apurado.

—No hablemos de él… —me pide.

—Tienes razón, nombrarlo arruina un momento relajante.

Cierro mis ojos
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