—Doctor Graham. —le anuncia—. Tiene libre para una cirugía, a finales de mes.

Graham era muy conocido así que lo entendía.

—Gracias Arantxa —le dijo a la enfermera y luego me ve—. Dependiendo de cómo se encuentre el fibroma, voy a proceder a darte fechas más continuas para ver si está avanzando, ¿ok? —me avisa.

—Está bien —le hago una mueca.

—Arantxa, por favor enciende la luz.

La enfermera deja la carpeta en una mesa alejado de nosotros y le acerca la lámpara al doctor, luego lo ayuda con los lentes, con una mano, introduce dos dedos en mi vagina y no la otra mano, toca mi vientre haciendo presión, supongo que para poder sentirlo.

—Parece que es pequeño —dice él checando—, de todos modos haré un ultrasonido para mayor confirmación, parecen ser buenas noticias.

—¿La cirugía no puede ser antes? —pregunta Blake.

—Tengo más pacientes Blake y todos son con urgencias —le explica—, de milagro tengo libre a finales de mes.

—¿Y ahora?

—Una cosa es que programe consultas Blake, pero